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Editorial

El Baldón: La Eterna Censura

Por: José Miguel Cobián

     México sigue siendo un país del tercer mundo. Se habla mucho y se hace poco. Esto aplica a la mayoría de los quehaceres públicos y privados.  Hoy mi frustración va encaminada hacia la censura que hay en la mayoría de los medios de comunicación. Pocos medios permiten que sus columnistas, editorialistas, o conductores (en el caso de radio y televisión), expresen con absoluta veracidad sus ideas.  Es como si los directores o los propietarios se erigieran en los grandes censores, decidiendo que es lo que la población puede o no puede leer o escuchar. Tratan a sus clientes, como si fueran menores de edad o incapacitados mentales, a los cuales hay que proteger de nuevas ideas.
     Así, ideas que en un momento dado pueden ser positivas para sus lectores (usaré ese término incluyendo radioescuchas y televidentes, para evitar repetir, y porque publico en un medio escrito), resultan censuradas por ¨alguien poderoso¨ en el medio de que se trate.  Ideas religiosas, o análisis sobre errores de alguna religión, ideas políticas, búsqueda de cambios sociales, cualquier tipo de idea salido de la mente puede sufrir la censura.  Y ésta se da por razones que a veces ni nos imaginamos.
     Por ejemplo, en Estados Unidos se ha censurado permanentemente a la cienciología o dianética, debido a que algunas personas consideran que quienes caen en sus redes sufren un lavado de cerebro, sin respetar el derecho de aquéllos que deseen practicarla y evolucionar a través de ella. Muchos medios nacionales censuran no sólo a petición de políticos prominentes, -como normalmente creemos-.  Censuran también por prejuicios e ignorancia.  ¨Alguien con capacidad de decidir¨, establece que tal o cual asunto no deben ser tratados en su medio de comunicación, y así vemos a supuestos paladines de la libertad de expresión censurando y negando espacios a un candidato (por ser del partido al que en esta elección se decidió no apoyar); o negando espacios a un columnista por el hecho de tratar un tema escabroso de índole religiosa, porque puede ofender a amistades o amigos.   Y al respecto la censura es más grave, pues no se puede aceptar que una idea sea bloqueada por prejuicios.   Se le debe permitir al escaso lector (porque en México no se lee) el acceso a la reflexión y la posibilidad de decidir si quien escribe afirma lo correcto o está equivocado.
     Históricamente el poder político y el poder religioso son los que han ejercido la censura, llevando al paredón o a la hoguera a quien no comulgue con sus intereses, sin embargo en estos nuevos tiempos, son los propios medios los que en un momento dado deciden censurar, y ni siquiera hay razones económicas, como la posible pérdida de un convenio con algún funcionario o alguna empresa.
     México no avanza –entre otras cosas-, precisamente por esa censura. Legalmente la libertad de expresión es un derecho de los mexicanos, pero ésta libertad esta coartada por los criterios de propietarios de medios de comunicación que establecen sus propias reglas de censura, y caemos otra vez en la historia de siempre.  Se entiende que un hecho de sangre no se publique cuando el jefe de redacción recibe una llamada amenazadora para él y el personal del periódico. Pero fuera de eso, (y sólo justificable por el riesgo y la falta de seguridad en un momento dado), no se entiende que quien debiera ser el principal defensor de la libre expresión, (el propietario de un medio), se convierta en el principal censor, deteniendo no sólo una idea, sino algo mucho más importante, atacando lo que debiera defender por su propio interés.   Así, nos encontramos con pocos espacios a nivel nacional dónde se puede decir lo que se piensa, y en provincia, esta situación es más grave aún. De ahí se deriva que el interés de los medios no es el público que los consume, sino aquéllos que pagan algún concepto de publicidad, o su propio criterio medieval.  
      Un medio de comunicación sólo tiene un medio para crecer y ganar público.  Respetar la absoluta libertad de expresión de quien en él colabora.  El público percibe dónde hay libertad, y dónde hay intereses o prejuicios.  
     Quien esto escribe, ha sufrido censura por razones políticas, y se entiende por la debilidad económica o el pragmatismo de algunos medios. Lo curioso es que he dicho lo que he querido y jamás he sido censurado directamente por el poder político, sino por las casas –virtuales o físicas- dónde se publica; allí hay un grave error comercial.   Lo más ridículo han sido las ocasiones en que se ha dicho o escrito algo que pudiera molestar al gobernador en turno, y entonces se lleva a cabo la acción de censura, y luego al reclamar al gobernador, resulta que nadie dio la sugerencia de censura, sino que fue un acto propio del medio, para congraciarse, cuando al gobernador no le importaba ni importunaba el uso de la libertad de expresión.  Esto me sucedió en este mismo sexenio, lo cual implica que mientras Duarte es más moderno de ideas (en mi experiencia personal), algunos propietarios de medios siguen en el Medioevo.
     Agradezco a los medios que publican sin reparo y sin censura la totalidad de mis colaboraciones.

www.josecobian.blogspot.com                    Miguelcobian@gmail.com                      @jmcmex    
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