Samuel
Aguirre Ochoa
Poco antes de concluir la
pasada administración estatal en Veracruz me aventuré a plantear que
no se verían grandes cambios en la economía de las clases trabajadoras del
estado en los problemas de la inseguridad ni en la construcción de obras de
beneficio social, debido a que estos problemas que padece la
entidad, México entero y la mayor parte de los países del planeta, tienen
causas estructurales profundas: el modelo económico neoliberal. Este modelo
que día con día incrementa la desigualdad entre las clases trabajadoras y los
dueños del capital. Por ejemplo, la OXFAN publicó el pasado 16 de enero que
ocho multimillonarios poseen más riqueza que la mitad de la población mundial
(algo así como 3 mil 600 millones de personas).
También dije que la
corrupción es un mal inmanente a dicho modelo económico, pues esta no se reduce
a los cien o doscientos pesos que piden en las oficinas de gobierno por
entregar un documento en tiempo y forma, sino que la verdadera
corrupción se manifiesta en que los grandes corporativos nacionales
y extranjeros que no pagan impuestos, quedando el problema de la recaudación
fiscal en los hombros de los trabajadores y de las pequeñas y medianas
empresas. Pues de acuerdo con datos de la OCDE, los gobiernos de los 35 países
que la integran perciben vía impuestos un promedio de 33.7 por ciento de su
Producto Interno Bruto, siendo México el país con menor recaudación de todos ellos
con apenas 19.7 por ciento.
Así pues, la causa de la
pobreza, la inseguridad y la falta de obra está más allá de uno u otro
gobernador con sus acciones personales, perversidades o grado de corrupción.
Habrá diferencias de matices, pero en esencia el problema reside en el modelo
económico. Creer que un presidente de la república o un gobernador va a venir a
resolver los problemas como si trajera una barita mágica significa ver el
asunto con mucha superficialidad, y quedarse en la apariencia del fenómeno. Los
gobernantes son un engendro del sistema del modelo neoliberal, pero la
publicidad en los diferentes medios de comunicación oculta la verdad: un
gobernante o un presidente por poderosos que parezcan no son el verdadero
poder, como lo señala el escritor norteamericano Rodric Ai Camp en su obra Las
elites del poder en México. En Veracruz y en el país entero, los monopolios y
trasnacionales son el poder tras el trono, son los que verdaderamente mandan, y
los gobernantes en turno son solo encargados en un momento dado del poder
político. Los poderosos los mantendrán ahí como sus empleados mientras les
convengan y cuando ya no sirvan a sus intereses los quitarán, para poner
a otro con menos desgaste.
Así se explica que en
Veracruz los problemas que la gente esperaba se acabasen con un nuevo gobierno,
sigan vigentes: la actual administración arrastra un déficit presupuestal de 25
mil millones de pesos al año, por lo que no ha podido cubrir los pagos a los
ayuntamientos, ha tenido que despedir a miles de trabajadores, no ha pagado las
deudas a las empresas, y no se observa hasta el momento un plan de
obras estatales que mejoren las condiciones de vida de los veracruzanos. La
inseguridad está presente en la mayor parte del estado y los problemas que
acarrea la pobreza siguen golpeando a las clases más desprotegidas. La actual
administración ha estado gestionando ante la federación un rescate financiero
que no se le ha otorgado; en pocos días intentaran de nuevo
reestructurar la deuda del estado con el propósito de obtener algunos ahorros
que puedan invertirse en acciones y obras y se ha anunciado con bombo y
platillo que se han rescatado ciertos recursos de los que se llevaron los ex
funcionarios.
Pero por mucho que se diga,
no se ve un panorama claro sobre las medidas que deban instrumentarse para
sacar a los veracruzanos de la pobreza, de la marginación y el atraso en que se
encuentran sumidos millones de personas. Los antorchistas no creemos que dicha
problemática valla a resolverse en la forma en que la plantean los actuales
políticos que gobiernan el país. Hemos sostenido y seguiremos sosteniendo, que
la única salida reside en que el pueblo se organice y forme una fuerza social
lo suficientemente fuerte, capaz de llevar a los puestos de gobierno a
políticos salidos del pueblo, con conciencia de que es necesario cambiar el
actual modelo económico por uno en el cual la riqueza social se distribuya de
una forma más equitativa. Hoy la riqueza la generan los obreros y los
campesinos con sus manos en las fábricas y en el campo, pero dicha riqueza se
la apropian solo unas cuantas personas, aquellas que se adueñaron de los medios
de producción, y que cada día la incrementan debido a que pagan a los
trabajadores salarios miserables, mientras ellos obtienen enormes ganancias.
De todas
maneras es necesario decir que Antorcha espera que la actual
administración encuentre los mecanismos adecuados para atenuar los
graves problemas que aquejan a los veracruzanos y estamos en la disposición de
hacer lo que esté a nuestro alcance para coadyuvar en esta tarea.
Siempre y cuando los mecanismos puestos en práctica garanticen
mejores condiciones de vida para los sectores más desprotegidos.