Crónicas
urgentes
Claudia
Constantino
A pesar de no ser un trabajo fácil,
y verse a simple vista como una misión imposible, no fueron pocos los
aspirantes a suceder a Amadeo Flores, el presidente del comité directivo
estatal que entregó el estado a la oposición. Tras mucho jaloneo y consideraciones,
llegó Renato.
Llegó,
significando un relevo generacional, por principio, y planteando la necesidad
de modernizar la manera de hacer política del otrora partido más poderoso de
México, que en menos de veinte años ha sufrido la disminución de la hegemonía
cuyo resultado es la democracia a la mexicana que estamos viviendo.
Una mañana,
cuando ya nadie quería oír hablar del PRI, por tantas y contundentes razones,
como Javier Duarte, Fidel Herrera, el saqueo del estado, los excesos de poder,
los cacicazgos regionales a lo largo y ancho de la entidad, los agravios a la
sociedad cometidos por varios de militantes empoderados, fui a buscar al recién
nombrado dirigente estatal.
¿Por qué buscar ser presidente de un
partido político en plena debacle?
“Porque soy un priista convencido.
Miembro de una nueva generación. Con otros referentes y otras
miras, distintas a las de quienes lo llevaron al sitio en que se encuentra hoy.
El PRI no está muerto. Está descompuesto, debe revisarse profundamente, pero
sigue teniendo a miles de hombres y mujeres de bien que creen en él y que por
él han trabajado toda su vida”.
¿Para qué buscar este liderazgo ahora,
en el peor momento de su historia en Veracruz?
“Si el partido no valiera la pena no
hubiese habido tantos interesados en conducirlo. Es una oportunidad tomarlo
donde está y estar por la labor de levantarlo. Muchos priistas se
han equivocado en tantos años de gobiernos priistas, pero hay muchos más
haciendo un buen trabajo, silencioso, invisible, cotidiano, comprometido. Todos
hemos oído hablar de los soldados del PRI;
ahí siguen, esperando rumbo y destino, y alguien debe hacerse cargo de la
responsabilidad de buscar nuevos caminos”.
No será
fácil ni rápido recomponer al PRI, si es que esto es posible. ¿Aun así insistes
en ser tú, en Veracruz, quien lo intente?
“Definitivamente. Porque insisto en
recordar mi edad, y la generación a la que pertenezco; no tenemos
prisa, pero sí convicción y compromiso con el futuro del PRI, a partir de un
presente que a muchos les puede parecer desolador, pero es mucho lo que tenemos
por hacer: en principio, quedarnos con los verdaderos priistas. No necesitamos
liderazgos que sólo estén en tiempo de vacas gordas y abandonen el barco en
tiempos de vacas flacas. Necesitamos que, cuando las vacas están flacas, estén
dispuestos a ponerles comida, vitaminas, cuidados”.
Meses después,
le pregunto: ¿cuántos municipios piensas que ganará en PRI el próximo 4 de
junio?
“Más que pensar en un número, veo
satisfecho el trabajo que hicimos para que el partido no se desfondara. Estoy
complacido con los priistas que se quedaron, que cerraron filas en la
estructura, los que entraron en la contienda a pesar de todo y han hecho un
decoroso papel. Hay municipios muy importantes donde nos daban por muertos y,
sin embargo, a ocho días de la elección, realmente estamos en la pelea. Somos
competitivos en municipios donde ni nosotros lo esperábamos.
“Quedamos emplazados para revisar el
resultado del próximo 4 de junio. Si ganaran en el
puerto de Veracruz, qué importa si pierden los 211 municipios restantes. Sería
ganar la madre de todas las batallas electorales libradas en este estado. En
efecto, hay municipios insignia donde las preferencias están puestas a tercios.
Como siempre, en estos casos, cualquiera puede ganar y el margen de error de
las encuestas es muy grande para hacer predicciones.
“A los senadores del PRI, que
siempre creen llevar mano en la toma de decisiones de su partido, ya se les
contradice. No sólo se han dejado de tomar en cuenta
todas sus recomendaciones, saben que el PRI nacional tiene los ojos puestos en
el Estado de México, y que la de Veracruz será una batalla aldeana. La van a
librar solitos y más vale estar preparados para los resultados en las urnas y
para una nueva composición de liderazgos. El próximo 4 de junio, no sólo habrá
nuevos ayuntamientos, también muchos re acomodos en los partidos, no sólo en el
PRI”.
Esta mañana,
Manuel Reyna Muñoz, investigador del instituto de Investigaciones Histórico
Sociales de la UV, advertía que prevén una jornada electoral violenta. Los
ánimos están caldeados entre las huestes de Andrés Manuel López Obrador y los
simpatizantes de la alianza PAN-PRD que gobierna la entidad. La guerra de lodo
no para, y menos ayuda a recuperar la calma. Nuevos videoescándalos,
acusaciones mutuas, citatorios del fiscal general del estado a diputados de Morena
por implicar a su hermana en el tema de los videos difundidos, evidenciando,
presuntamente, a miembros de ese partido en actos de corrupción.
Para cerrar con broche de oro, la
agresión a AMLO, que ya ha sido repudiada por actores políticos
de todos los partidos, suben la temperatura de las pasiones electorales. De
esta circunstancia y escenario, increíblemente, los beneficiarios en las urnas
pueden llegar a ser quienes se han dedicado a trabajar, mientras otros se
pelean. Veremos quién es quién el próximo 4 de junio, y si Renato Alarcón se
convierte en la red que salve el triple salto mortal que necesita dar el PRI.
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