LA FESTIVIDAD DE LOS FIELES DIFUNTOS, UNA DE LAS
TRADICIONES MÁS ARRAIGADAS EN NUESTRA CULTURA
Oscar
Paz Serrano
Orizaba Veracruz.-La
tradición de rezar por los muertos se remonta a los primeros tiempos del
cristianismo, en donde ya se honraba su recuerdo y se ofrecían oraciones y
sacrificios por ellos.
Cuando una persona muere ya
no es capaz de hacer nada para ganar el cielo; sin embargo, los vivos sí
podemos ofrecer nuestras obras para que el difunto alcance la salvación.
Con las buenas obras y la
oración se puede ayudar a los seres queridos a conseguir el perdón y la
purificación de sus pecados para poder participar de la gloria de Dios.
A estas oraciones se les
llama sufragios. El mejor sufragio es ofrecer la Santa Misa por los Difuntos.
Debido a las numerosas
actividades de la vida diaria, las personas muchas veces no tienen tiempo ni de
atender a los que viven con ellos y es muy fácil que se olviden de lo
provechoso que puede ser la oración por los fieles difuntos. Debido a esto, la
Iglesia ha querido instituir un día, el de hoy 2 de noviembre, para que se
dedique especialmente a la oración por aquellas almas que han dejado la tierra
y aún no llegan al cielo, Refirió el Director de la Pastoral de Medios de
Comunicación de la Diócesis Orizabeña, Presbítero Marcos Palacios Cárdenas.
Aseveró que La Iglesia
recomienda la oración en favor de los difuntos y también las limosnas, las
indulgencias y las obras de penitencia para ayudarlos a hacer más corto el
periodo de purificación y puedan llegar a ver a Dios.
"No dudemos, pues, en
socorrer a los que han partido y en ofrecer nuestras plegarias por ellos. Nuestra
oración por los muertos puede no solamente ayudarles, sino también hacer eficaz
su intercesión a nuestro favor, los que ya están en el cielo interceden por los
que están en la tierra para que tengan la gracia de ser fieles a Dios y
alcanzar la vida eterna. Para aumentar las ventajas de esta fiesta litúrgica,
la Iglesia ha establecido que si nos confesamos, comulgamos y rezamos el Credo
por las intenciones del Papa entre el 1 y el 8 de noviembre, “podemos ayudarles
obteniendo para ellos indulgencias, de manera que se vean libres de las penas
temporales debidas por sus pecados”. Destacó.
Por otra parte, dentro de
las Costumbres y Tradiciones propias de estos días se encuentran:
El
altar de muertos
Es una costumbre mexicana
relacionada con el ciclo agrícola tradicional. Los indígenas hacían una gran
fiesta en la primera luna llena del mes de noviembre, para celebrar la terminación
de la cosecha del maíz. Ellos creían que ese día los difuntos tenían
autorización para regresar a la tierra, a celebrar y compartir con sus
parientes vivos, los frutos de la madre tierra.
Para los aztecas la muerte
no era el final de la vida, sino simplemente una transformación. Creían que las
personas muertas se convertirían en colibríes, para volar acompañando al Sol,
cuando los dioses decidieran que habían alcanzado cierto grado de perfección.
Mientras esto sucedía, los
dioses se llevaban a los muertos a un lugar al que llamaban Mictlán, que
significa “lugar de la muerte” o “residencia de los muertos” para purificarse y
seguir su camino.
Los aztecas no enterraban a
los muertos sino que los incineraban.
La viuda, la hermana o la
madre, preparaba tortillas, frijoles y bebidas. Un sacerdote debía comprobar
que no faltara nada y al fin prendían fuego y mientras las llamas ardían, los
familiares sentados aguardaban el fin, llorando y entonando tristes canciones.
Las cenizas eran puestas en una urna junto con un jade que simbolizaba su
corazón.
Cada año, en la primera
noche de luna llena en noviembre, los familiares visitaban la urna donde
estaban las cenizas del difunto y ponían alrededor el tipo de comida que le
gustaba en vida para atraerlo, pues ese día tenían permiso los difuntos para
visitar a sus parientes que habían quedado en la tierra.
El difunto ese día se
convertía en el "huésped ilustre" a quien había de festejarse y
agasajarse de la forma más atenta. Ponían también flores de Cempasúchil, que son
de color anaranjado brillante, y las deshojaban formando con los pétalos un
camino hasta el templo para guiar al difunto en su camino de regreso a Mictlán.
Los misioneros españoles al
llegar a México aprovecharon esta costumbre, para comenzar la tarea de la
evangelización a través de la oración por los difuntos.
La costumbre azteca la
dejaron prácticamente intacta, pero le dieron un sentido cristiano: El día 2 de
noviembre, se dedica a la oración por las almas de los difuntos. Se visita el
cementerio y junto a la tumba se pone un altar en memoria del difunto, sobre el
cual se ponen objetos que le pertenecían, con el objetivo de recordar al
difunto con todas sus virtudes y defectos y hacer mejor la oración.
El altar se adorna con papel
de colores picado con motivos alusivos a la muerte, con el sentido religioso de
ver la muerte sin tristeza, pues es sólo el paso a una nueva vida.
Cada uno de los familiares
lleva una ofrenda al difunto que se pone también sobre el altar. Estas ofrendas
consisten en alimentos o cosas que le gustaban al difunto: dulce de calabaza,
dulces de leche, pan, flores. Estas ofrendas simbolizan las oraciones y
sacrificios que los parientes ofrecerán por la salvación del difunto.
Los aztecas fabricaban
calaveras de barro o piedra y las ponían cerca del altar de muertos para
tranquilizar al dios de la muerte. Los misioneros, en vez de prohibirles esta
costumbre pagana, les enseñaron a fabricar calaveras de azúcar como símbolo de
la dulzura de la muerte para el que ha sido fiel a Dios.
El camino de flores de cempasúchil,
ahora se dirige hacia una imagen de la Virgen María o de Jesucristo, con la
finalidad de señalar al difunto el único camino para llegar al cielo.
El agua que se pone sobre el
altar simboliza las oraciones que pueden calmar la sed de las ánimas del
purgatorio y representa la fuente de la vida; la sal simboliza la resurrección
de los cuerpos por ser un elemento que se utiliza para la conservación; el
incienso tiene la función de alejar al demonio; las veladoras representan la
fe, la esperanza y el amor eterno; el fuego simboliza la purificación.
Los primeros misioneros
pedían a los indígenas que escribieran oraciones por los muertos en los que
señalaran con claridad el tipo de gracias que ellos pedían para el muerto de
acuerdo a los defectos o virtudes que hubiera demostrado a lo largo de su vida.
Estas oraciones se recitaban
frente al altar y después se ponían encima de él. Con el tiempo esta costumbre
fue cambiando y ahora se escriben versos llamados “calaveras” en los que, con
ironía, picardía y gracia, hablan de la muerte.
La Ofrenda de Muertos
contiene símbolos que representan los tres “estadios” de la Iglesia:
1) La Iglesia Purgante,
conformada por todas las almas que se encuentran en el purgatorio, es decir
aquéllas personas que no murieron en pecado mortal, pero que están purgando
penas por las faltas cometidas hasta que puedan llegar al cielo. Se representa
con las fotos de los difuntos, a los que se acostumbra colocar las diferentes
bebidas y comidas que disfrutaban en vida.
2) La Iglesia Triunfante,
que son todas las almas que ya gozan de la presencia de Dios en el Cielo,
representada por estampas y figuras de santos.
3) La Iglesia Militante, que
somos todos los que aún estamos en la tierra, y somos los que ponemos la
ofrenda.
En algunos lugares de
México, la celebración de los fieles difuntos consta de tres días: el primer
día para los niños y las niñas; el segundo para los adultos; y el tercero lo
dedican a quitar el altar y comer todo lo que hay en éste. A los adultos y a
los niños se les pone diferente tipo de comida.
En los últimos años en
nuestros país, debido a la influencia recibida a través de los medios de
comunicación principalmente, otras costumbres o extranjerismos han tratado de
hacer mella entre nuestros jóvenes, tal es el caso del llamado: Halloween o la
noche de brujas: Halloween significa “Víspera santa” y se celebra el 31 de Octubre. Esta costumbre proviene de los celtas que vivieron
en Francia, España y las Islas Británicas.
Ellos prendían hogueras la
primera luna llena de Noviembre para ahuyentar a los espíritus e incluso
algunos se disfrazaban de fantasmas o duendes para espantarlos haciéndoles
creer que ellos también eran espíritus.
Podría distraernos de la
oración del día de todos los santos y de los difuntos. Se ha convertido en una
fiesta muy atractiva con disfraces, dulces, trucos, diversiones que nos llaman
mucho la atención.
Puede llegar a pasar que se
nos olvide lo realmente importante, es decir, el sentido espiritual de estos
días.
Si quieres participar en el
Halloween y pedir dulces, disfrazarte y divertirte, Cuídate de no caer en las
prácticas anticristianas que esta tradición promueve y no se te olvide antes
rezar por los muertos y a los santos.
Debemos vivir el verdadero
sentido de la fiesta y no sólo quedarnos en la parte exterior. Aprovechar el
festejo para crecer en nuestra vida espiritual.
Algo que no debes olvidar es
que, La Iglesia ha querido instituir un día que se dedique especialmente a orar
por aquellas almas que han dejado la tierra y aún no llegan al cielo.
Los vivos podemos ofrecer
obras de penitencia, oraciones, limosnas e indulgencias para que los difuntos
alcancen la salvación.
“QUE LAS ALMAS DE LOS FIELES DIFUNTOS POR LA
MISERICORDIA DE DIOS, DESCANSEN EN PAZ. ASÍ SEA”