CELEBRA HOY LA IGLESIA CATÓLICA LA FESTIVIDAD DE SAN
RAFAEL GUÍZAR Y VALENCIA
-Para su veneración por parte de los fieles, se expondrá
en el templo del Calvario de Orizaba, una reliquia del 5º. Obispo de Veracruz
POR: OSCAR PAZ SERRANO
Orizaba
Veracruz.-Al celebrarse este jueves 24 de octubre la Festividad de San Rafael
Guízar y Valencia, la diócesis de Orizaba pondrá a exposición de los fieles
católicos una reliquia del 5º. Obispo de Veracruz.
El
rector del santuario de Nuestro Señor del Calvario en esta ciudad Presbítero
Helkyn Enríquez Báez, Señaló en entrevista que para veneración de los fieles,
la reliquia estará expuesta en dicho templo desde las 7:30 horas.
“Se
trata de una reliquia de primer grado, ex ossibus, por lo que invitamos a quienes
puedan asistir a honrar en el día de su fiesta litúrgica al santo obispo
Rafael, a quien pediremos su intercesión por los hermanos que se encuentran
enfermos, así como por las mujeres embarazadas o que no puedan concebir bebé”
Comentó.
PARA SABER:
Rafael Guízar Valencia nació en Cotija, estado de Michoacán y
diócesis de Zamora, México, el 26 de abril de 1878.Sus padres, Prudencio y
Natividad, fervientes cristianos, dieron a sus 11 hijos una esmerada educación
religiosa.
Huérfano de madre a los nueve años, Rafael hizo sus primeros
estudios en la escuela parroquial y en un colegio regentado por los padres
jesuitas. Maduró durante esos años su vocación al sacerdocio y decidió seguir
la llamada de Dios. En 1891 ingresó en el seminario menor de Cotija y en 1896
pasó al seminario mayor de Zamora. El primero de junio de 1901, a la edad de 23
años, fue ordenado sacerdote.
En los primeros años de ministerio sacerdotal, se dedicó con gran
celo a dar misiones en la ciudad de Zamora y por diferentes regiones de México.
Nombrado en 1905 misionero apostólico y director espiritual del seminario de
Zamora, trabajó incansablemente para formar a los alumnos en el amor de la
Eucaristía y la devoción tierna y filial a la Virgen.
En 1911, para contrarrestar la campaña persecutoria contra la
Iglesia, fundó en la ciudad de México un periódico religioso, que fue pronto
cerrado por los revolucionarios. Perseguido a muerte, vivió durante varios años
sin domicilio fijo, pasando toda especie de privaciones y peligros. Para poder
ejercer su ministerio, se disfrazaba de vendedor de baratijas, de músico, de
médico homeópata. Podía así acercarse a los enfermos, consolarlos,
administrarles los sacramentos y asistir a los moribundos.
Acosado por los enemigos, no pudiendo permanecer más tiempo en México
por el inminente peligro de ser capturado, pasó a finales del 1915 al sur de
los Estado Unidos y al año siguiente a Guatemala donde dio un gran número de
misiones. Su fama de misionero llegó a Cuba, donde fue invitado para predicar
misiones populares. Su apostolado en esa isla fue fecundo, y ejemplar fue
también su caridad con las víctimas de una peste que diezmó en 1919 a los
cubanos.
El primero de agosto de 1919, mientras realizaba en Cuba su
apostolado misionero, fue preconizado obispo de Veracruz. Consagrado en la
catedral de La Habana el 30 de noviembre de 1919, tomó posesión de su diócesis
el 9 del año siguiente. Los dos primeros años los dedicó a visitar
personalmente el vasto territorio de la diócesis, convirtiendo sus visitas en
verdaderas misiones y en obra de asistencia a los damnificados de un terrible
terremoto que había provocado destrucción y muerte entre la pobre gente de
Veracruz: predicaba en las parroquias, enseñaba la doctrina, legitimaba
uniones, pasaba horas en el confesionario, ayudaba a los que habían sido
víctimas del terremoto.
Una de sus principales preocupaciones era la formación de los
sacerdotes. En 1921 logró rescatar y renovar el viejo seminario de Jalapa, que
había sido confiscado en 1914, pero el gobierno le incautó otra vez el edificio
apenas renovado. El obispo trasladó entonces la institución a la ciudad de México,
donde funcionó clandestinamente durante 15 años. Fue el único seminario que
estuvo abierto durante esos años de persecución, llegando a tener 300 seminaristas.
De los dieciocho años que regentó la diócesis, nueve los pasó en
el exilio o huyendo porque lo buscaban para matarlo. Dio sin embargo muestras
de gran valor llegando a presentarse personalmente a uno de sus perseguidores y
a ofrecerse como víctima personal a cambio de la libertad de culto.
En diciembre de 1937, mientras predicaba una misión en Córdoba,
sufrió un ataque cardíaco que lo postró para siempre en cama. Desde el lecho
del dolor dirigía la diócesis y especialmente su seminario, mientras preparaba
su alma al encuentro con el Señor, celebrando todos los días la santa misa.
Murió el 6 de junio de 1938 en la ciudad de México. Al día
siguiente fueron trasladados sus restos mortales a Jalapa. El cortejo fúnebre
fue un verdadero triunfo: todos querían ver por última vez al «santo Obispo
Guízar».
Fue beatificado por S. S. Juan Pablo II el 29 de enero de 1995 en
la Basílica de San Pedro. El 28 de abril de 2006 el Santo Padre Benedicto XVI
ordenó que se promulgara el Decreto «supermiraculo » para proceder a la
canonización. Es el primer obispo de Latinoamérica canonizado.
Sepultado en la catedral de Jalapa, su sepulcro es meta de
peregrinación de miles de peregrinos que piden su intercesión.
Su fama de santidad se ha extendido por todo México y por diversos
países, particularmente en donde misionó incansablemente: Guatemala, Cuba,
Colombia y el Sur de los Estados Unidos. Muchos milagros se han logrado por su
valiosa intercesión particularmente curaciones asombrosas y ayudas en
situaciones de penuria, especialmente para los necesitados y es un ejemplo de
pastor abnegado y héroe de las virtudes cristianas.