Gran ejemplo de generosidad, lucha, entrega, coraje y amor
Oscar Paz Serrano
Nogales Veracruz.- Gestora, tesonera, ruda en ocasiones, de carácter indomable, alegre, dinámica, jovial, incansable, siempre dispuesta a dar y a darse a los demás, así era Reyna Hernández Ramos, presidenta de la asociación civil “Ostotipac” del municipio de Nogales.
Desde muy joven se involucró en la labor social, igual ayudando a los niños sin hogar, que a los productores de jitomate o Aguacate, sector con el que se identificó más fuertemente en los últimos años.
Sin recibir nada a cambio, siempre ofreció su mano amiga a quien se le acercaba (aunque no lo conociera), por eso se preparó y logró obtener la licenciatura en Derecho, para asesorar mejor a los más desprotegidos de Nogales y de la región de las altas montañas.
Muchos niños y adultos, especialmente de las comunidades asentadas en la parte alta del municipio de Nogales, recibieron alguna vez por sus gestiones: un cuaderno, un lápiz, zapatos, productos de la canasta básica, o bien apoyaron como en Palo Verde la instalación de una panadería para el sustento familiar.
Anhelaba un encargo popular, pero lo hacía con el afán de ofrecer el respaldo y la fuerza de una instancia de gobierno a los más vulnerables, anhelo que solo el tránsito a la eternidad le pudo arrebatar.
Reyna Hernández Ramos se fue físicamente la madrugada de este sábado, pero deja un legado importante para los habitantes de Nogales y de la zona centro de Veracruz, un legado de entrega, de lucha, de trabajo, de generosidad, de enjundia, de coraje, de Fe, de Amor hacia y por los demás…
Trabajó hasta sus últimos días y su labor pasa a ser parte de la Historia de este terruño veracruzano.
Se fue: la madre, la hermana, la sobrina, la comadre, la madrina, la esposa, la líder, la abogada, la gestora, pero sobretodo la Amiga, a quienes muchos ya extrañamos…
Los restos mortales de Reyna Hernández, son incinerados en una agencia funeraria de la ciudad de Córdoba y sus cenizas reposarán a partir de la tarde de este sábado 17 de octubre, en su domicilio particular ubicado a 30 metros del centro comercial Superche de este municipio.
Muchas gracias por todo lo que nos diste Reyna…
¡Vuela alto Reyna, vuela!
Un abrazo fuerte para su esposo Claudio Martínez Díaz y para su hijo, Claudio Martínez Hernández.