ADÁN AUGUSTO ABARROTA EN UN GRAN CIERRE DE ASAMBLEAS INFORMATIVAS
*** Militantes se suman miles en su apoyo
Con humildad, entregando el
corazón y pidiendo su confianza al pueblo de México, Adán Augusto López
Hernández se dijo preparado para encabezar el mandato ciudadano de continuar la
siguiente etapa de la Cuarta Transformación y, en el emblemático y abarrotado
Monumento a la Revolución, aquí en la Ciudad de México, advirtió que “no
podemos darnos el lujo de que, por ambiciones personales, no construyamos en
unidad lo que la nación nos ordena, que es seguir este movimiento
transformador.
“¡Vamos juntos! Nos
necesitamos todos. Hemos cumplido al pueblo de México. Hemos cumplido la meta y
la encomienda. No les vamos a fallar. Hemos trabajado, codo a codo con ustedes
para construir la continuidad de la Cuarta Transformación”.
“Les pido con toda humildad su
confianza para que sigamos juntos construyendo la siguiente etapa de este
movimiento. Aquí les entrego mi corazón”, dijo este domingo en la Plaza de la
República, en el notable cierre de su recorrido nacional de 70 días por todo el
país.
“Todo ha valido la pena. Desde
el sur soplan con fuerza los vientos del cambio que vieron nacer el movimiento.
Todo llega a su tiempo. Los tiempos del señor son perfectos, los tiempos del
pueblo son perfectos. Es el tiempo de todos. Vamos a ganar y a representar al
pueblo. Junto a ustedes, vamos a hacer que este sueño se haga realidad”, dijo
evidentemente emocionado, en compañía de su familia, su esposa Dea Isabel
Estrada Rodríguez, y sus hijos, Adán Payambé, Augusto Andrés y Adrián Jesús,
quienes, orgullosos, no dejaban de aplaudir a su esposo y padre.
El mensaje puntual del
tabasqueño ha dejado hoy en claro su visión de la política y servicio al
pueblo, y muestra de ello, fue el saludo y respeto que envió a los cinco
delegados nacionales que, como él, buscan el próximo liderazgo de la Cuarta
Transformación, a quienes recordó que la unidad es esencial para mantener el
movimiento que encabeza en todo el país el presidente Andrés Manuel López
Obrador.
Satisfecho, orgulloso y sobre
todo confiado, Adán Augusto López Hernández se declaró listo “para seguir lo
que ustedes mandaten, lo que ustedes ordenen. Yo seguiré siendo un ayudante de
campo del sol, y el sol es el pueblo de México. Por un México mejor, primero
los pobres. Esa es la revolución de las conciencias y ésta ya no tiene reversa.
El pueblo es mucha pieza y ustedes ya decidieron. Va a continuar la Cuarta
Transformación”, subrayó.
Recordó que ayer sábado hizo
dos años que se separó del cargo de gobernador de Tabasco “para aceptar el
cargo más honroso de mi vida y acompañar al mejor presidente en la historia del
país, desde la Secretaría de Gobernación, desde donde entendí que México y la
patria merecen todo.
“Ustedes los mexicanos merecen
todo. Ya puse mi corazón en sus manos. Vamos juntos a construir el mejor México
del futuro. Es con ustedes. Vamos para adelante, vamos juntos. La patria nos
necesita a todos. La patria es de todos. México es de todos México es de
ustedes”, indicó.
Pletórica la plaza del
emblemático Monumento a la Revolución, en la Ciudad de México, fue escenario
del cierre del recorrido nacional que realizó Adán Augusto López Hernández, a
lo largo de 70 días, tras los cuales quedó en la antesala de convertirse, en 10
días más, en el Coordinador Nacional para la Defensa de la Cuarta
Transformación.
Es de resaltar que el
tabasqueño, quien estuvo acompañado este domingo por su esposa Dea Isabel
Estrada Rodríguez, y sus hijos, Adán Payambé, Augusto Andrés y Adrián Jesús,
fue el único de los seis delegados nacionales que rechazó los 5 millones de
pesos de financiamiento público que ofreció su partido, Morena, para cubrir
este proceso, y decidió sufragar de su propio bolsillo esta etapa rumbo a la
Coordinación Nacional para la Defensa de la Cuarta Transformación.
Adán Augusto López Hernández culminó esta tarde su recorrido de 70 días por todo el país, durante el cual realizó casi 200 Asambleas informativas en cada rincón y plazas públicas de la nación hasta donde llevó su marcha silenciosa, acompañado siempre por el pueblo, que generosamente lo recibió al menos en dos ocasiones en cada estado de la República.