Por: MariCarmen García Elías.
Dedicado a La Roca felicitándolos por su labor y por el Perretón 2009 y a las asociaciones que cada día salen a las calles a salvar vidas.
En un artículo publicado en el Periódico Británico de Medicina del 26 de Noviembre de 2005, miembros de la Massey University, de Nueva Zelanda, de la Sociedad para los Estudios de Animales de compañía, de Oxon, y de la Universidad de Sheffield, Reino Unido, se proponen examinar la relación entre vivir con un animal de compañía y la salud y discutir la importancia de comprender el papel de los animales de compañía en la vida de las personas, sobre todo en los adultos que son más propensos a sentirse olvidados y deprimidos.
El análisis se divide en cuatro apartados en los que se trata de responder a las siguientes preguntas: ¿Existe relación entre vivir con un animal de compañía y la salud de su propietario?
En la década de los 80 fueron numerosos los trabajos que trataban de relacionar el vivir con un animal de compañía con eventuales beneficios para la salud. Estos presuntos beneficios se referían a los siguientes aspectos: mayor supervivencia tras sufrir un infarto de miocardio; menor uso de los servicios del médico general; una reducción del riesgo de asma y rinitis alérgica en los niños que habían sido expuestos a los alérgenos (sustancias que provocan crisis alérgicas) de los animales de compañía durante el primer año de vida; una disminución del riesgo de enfermedades cardiovasculares; un mayor bienestar físico y psicológico en las comunidades donde viven personas ancianas. Sin embargo, estudios más recientes no han conseguido comprobar dichos beneficios.
¿Sería conveniente entender los presuntos beneficios sobre la salud de vivir con una animal de compañía en el marco de una definición de la salud más amplia? Los autores creen que los presuntos beneficios sobre la salud atribuibles a vivir con una animal de compañía han de entenderse en el marco de la definición de la salud de la OMS, en la que la salud no es tan solo la ausencia de enfermedad, sino "un estado de bienestar, físico, mental y social". En este sentido, vivir con un animal de compañía puede contribuir a mejorar la calidad de vida, sobre todo en lo que se refiere al bienestar mental y al bienestar social.
Tres mecanismos potenciales han sido propuestos para explicar la asociación entre vivir con un animal de compañía y sus beneficios para la salud humana: La primera propuesta sostiene que no existe una asociación real entre los dos, sino que son factores asociados (co-factores) tales como los rasgos de la personalidad, la edad, y el impacto de status socioeconómico, los que influyen sobre la decisión de tener un animal de compañía, y condicionan una relación aparente entre el animal de compañía y la salud. En definitiva, esta propuesta sugiere que los supuestos beneficios sobre la salud pueden ser atribuibles a algunos aspectos dependientes del propietario del animal.
La segunda propuesta argumenta que vivir con un animal de compañía puede potenciar las relaciones sociales con otras personas, con un efecto indirecto sobre el bienestar, aliviando la sensación de soledad. En este sentido, el animal de compañía actúa como un "catalítico social". Este factor puede ser muy importante para los que viven aislados, como ancianos o personas incapacitadas físicamente.
La tercera propuesta se centra en analizar aquellos mecanismos por los que vivir con un animal de compañía puede ejercer un efecto directo sobre la salud humana y sobre el bienestar a través de la naturaleza de la relación establecida. Si bien la relación humana, como relación social (entendida como apoyo social cuando es colectiva) tiene una profunda influencia sobre la salud y su triple bienestar, la "compañía" que ofrece el animal, aunque no ofrece apoyo extrínseco como la relación social, sí aporta satisfacciones intrínsecas al propietario del animal, derivadas de ser un compañero en los juegos y puede ser una fuente de simpáticas reacciones espontáneas, relajantes, que ayudan a mejorar la calidad de vida del propietario, a través del bienestar psicológico/emocional. Algunos estudios han demostrado que la compañía del animal puede incluir algunos elementos positivos de las relaciones humanas que contribuyen beneficiosamente a la salud entendida como triple bienestar.
En definitiva, los autores creen que si se plantea la cuestión de vivir o no con un animal de compañía, la respuesta ha de elaborarse individualmente y con seriedad. Se trata de establecer en cada caso el balance entre beneficios y riesgos para la salud, entendida ésta como triple bienestar.
Por lo anterior está comprobado científicamente que la compañía de los animales hace muy bien a la salud y ello debería concientizar a las personas en tratar bien a sus mascotas, procurarles cuidados y alimentación pero sobre todo amor es lo mínimo que pueden hacer por esos animales que tanto bien nos hacen. Reflexionemos en el espacio que tenemos en nuestras casa, hagámosles un lugarcito a aquellos animales callejeros que buscan hogar. gaem80@gmail.com





