* “Nos dio una suerte de código moral de cómo el escritor puede ser consciente de su rol político y de ser una voz que nos dice que la literatura es una guía cívica y no sólo artística”
* Fuentes es un escritor de intereses expansivos y contagiosos como el teatro, la ópera y el cine: Sergio Pitol
Xalapa, Ver., 06 de octubre de 2012.- “Para mi generación, Carlos Fuentes no sólo fue un escritor que nos dio una literatura, dentro de la cual fue posible luego reconocer a Borges que ya estaba y a García Márquez que estaba por venir, sino que nos dio una suerte de código moral, cómo el escritor puede ser conscientes de su rol político y de ser una voz que nos dice que la literatura es una guía cívica y no sólo artística”, dijo el escritor, editor y crítico literario Alberto Manguel, durante la charla en homenaje al recién fallecido escritor Carlos Fuentes, en la sala Emilio Carballido, del Teatro del Estado.
Durante la conversación, que forma parte de las actividades del Hay Festival Xalapa 2012 y en la que participaron los escritores Sergio Pitol, Adolfo Castañón y Sergio Gamboa, los analistas recordaron la obra de Carlos Fuentes y redimensionaron el papel que como autor vigente juega dentro de la literatura universal.
Manguel, autor argentino y discípulo de Jorge Luis Borges, que ha dedicado buena parte de su vida profesional a analizar el fenómeno del proceso de lectura, expresó: “Yo conocí a Carlos Fuentes cuando él no me conocía a mí, porque yo tenía 13 años y un profesor de escuela secundaria tuvo la audacia de darnos para leer La muerte de Artemio Cruz. Ese libro, junto con otros, fue para nosotros la revolución literaria que nos hizo entender en Buenos Aires que pertenecíamos a este continente americano”.
La obra de Carlos Fuentes le dijo a esa generación que la literatura latinoamericana se asociaba a la gran literatura universal, y novelas como La muerte de Artemio Cruz, “se puede poner junto a cualquier novela de Dostoievsky o de Thomas Mann y Faulkner”.
Manguel también recordó cómo eran sus conversaciones con el autor homenajeado. “Cuando hablaba con Carlos Fuentes, si yo lanzaba una palabra, ahí surgía una marea, un bosque de ideas, de asociaciones, de conocimientos que iluminaban verdaderamente el tema que estábamos discutiendo”.
En su intervención, el escritor veracruzano y Premio Cervantes 2005, Sergio Pitol, se dijo feliz de ser parte de la celebración de una figura que por más de 50 años mantuvo, sobre todas las cosas, una relación intensísima con la literatura. Para el autor de El arte de la fuga, Fuentes es un escritor de intereses expansivos y contagiosos como el teatro, la ópera y el cine.
Tras hacer un breve recorrido biográfico de cómo inició su amistad con Carlos Fuentes, Pitol apuntó que “los años 50 fueron precisamente la revelación de que algo se había transformado con violencia en la literatura nacional. Todo escritor posterior, quiéralo o no, es deudor de los libros que en esa década dieron un salto de casi un siglo. Junto con Pedro Páramo, la novela de Fuentes publicada dos años después, fue el carpetazo final a un tipo de literatura anacrónico: la novela rural, moribunda y paulatinamente sepultada”, dijo.
En ese tenor, se refirió a una de las obras de mayor impacto dentro del mundo literario mexicano, fue La región más transparente como “nuestra entrada de lleno a un mundo que Alfonso Reyes había inaugurado casi 50 años antes”, y aseguró que, por primera vez, una novela escrita en México podía dialogar con cualquier otra surgida del rincón más oscuro del mundo o de la más brillante de las capitales.
Adolfo Castañón, escritor, ensayista y miembro de la Academia Mexicana de la Lengua, se dijo conmovido por el encuentro in memoriam con Carlos Fuentes. “Porto una corbata negra por el duelo de esta partida”, dijo al iniciar su participación y observó que la figura de Carlos Fuentes, como autor importante, ha sido percibida como un árbol en pleno crecimiento, una fuerza creadora que se fue renovando a lo largo de más de 50 años en los títulos de sus obras.
También se refirió al autor de Aura como una figura rica, enigmática, “un escritor de tres mundos con una formación afortunada, plena de cultura francesa, española y americana y que comulgó perfectamente con los símbolos de la cultura indígena, esa cultura soterrada y que expresó en Chac Mool o Los días enmascarados”, dijo.
Castañón hizo referencia a un aspecto más personal de Fuentes, habló de sus valores como persona, y lo aludió como “un hidalgo, defensor de los valores, de la justicia; eso es dimensión ética, es una de las características que rescata su literatura de la pirotecnia verbal y que la arraiga en una profunda preocupación por el destino del ser humano”.
Lo definió como un lector glotón de Borges, de García Márquez, pero de pequeños autores hispanoamericanos del pasado y del presente, una característica digna de “poner el altar de estas gratitudes”.
Al tomar la palabra, el escritor colombiano Santiago Gamboa, seguidor de las enseñanzas de Fuentes y Sergio Pitol, escritor de mundo, habló de Carlos Fuentes desde su papel de profesor y animador de las nuevas generaciones de escritores.
“Para mi generación, Carlos Fuentes era una figura que ya estaba instalada en lo más alto. Empecé a leerlo al final de los 70, cuando ya estaba completamente constituido. A los 16 años leía Cambio de piel, que nos daba un espacio a la imaginación, a la historia inteligente, amena, con virtudes extraordinarias, escrita en una lengua riquísima”.
Para finales de los años 70, dijo, las novelas de Fuentes apuntaban a un camino posible dentro de la literatura. “Nos mostraba espacios de libertad en su interior, que nosotros en la literatura colombiana, en ese momento, realmente no veíamos porque teníamos, por un lado, el inmenso sol deslumbrante de García Márquez, y después, a algunos escritores como Álvaro Mutis; pero en lo novelístico, teníamos autores que nos hacían propuestas, que a nuestro juicio eran demasiado localistas”.
La novela de Fuentes daba entonces una condición de universalidad y de lectores universales y que parecía que llamaba e invitaba a la juventud colombiana a hacer uso del “derecho de tenerlo todo, tenemos derecho de conocer todas las tradiciones, tenemos el derecho de escribirlo todo. Es decir una enorme herencia de un legado de libertad”, concluyó.
Al evento acudieron el rector de la Universidad Veracruzana, Raúl Arias Lovillo, el exgobernador Miguel Alemán Velasco, el exrector Víctor Arredondo y la alcaldesa de Xalapa, Elizabeth Morales García.