Durante la tiranía de los Gadafi, con el hambre a cuestas
y los derechos libertarios deteriorados, hombres y mujeres de Libia eran
espectadores obligados a observar sucesos o eventos que les partían el alma.
¿Ejemplos? Uno tras otro.
En enero de 2009, los medios de comunicación occidentales
informaron que El Seif-Gadafi, hijo del líder libio coronel Muammaral Gadafi, pagó
a Mariah Carey un millón de dólares por cuatro canciones en una fiesta en el
Caribe, en la isla de St. Barts.
Famoso por sus fiestas y lujosos yates, Seif al-Islam, derrochó
miles de millones de Dólares en banalidades que durante años lastimaron la
economía de todo el pueblo.
Seif, con formación académica en afamadas universidades
de Estados Unidos, gustaba dar al mundo y al oprimido pueblo de Libia, la
imagen de hombre culto y amante de los mejores espectáculos del arte.
Muammar, el hijo predilecto, competía con el hermano en
sus pretensiones por la cultura y el arte.
Por ejemplo, entre personajes famosos hacían notar su
presencia en los estrenos que daban lugar en la famosa casa de la óperaLa Scala de Milán, en Italia.
Sin embargo, como si gastar fuera una verdadera justa
financiera, cuando había oportunidad, Seif acusaba a su hermano Muatassim,
asesor de seguridad nacional, de ser realmente el gran gastador.
Incluso, en el periódico que controlaba Seif, informó que
Muatassim había pedido 1.2 billones (millones de millones) de Dólares, al presidente
de la corporación petrolera de Libia, para formar su propia milicia y que
manejaría con otro hermano, Khamis, comandante de un grupo de fuerzas
especiales, con el propósito de crear un ambiente de protección al régimen del
clan Gadafi.
La información que en su momento ofreció WikiLeaks, era
una vívida descripcióndel derroche, el nepotismo rampante y amargas
rivalidades. Los cables de alguna manera ya anticipaban el devenir de una
sangrienta lucha emanada del pueblo libio, cansado de las tropelías de los
Gadafi.
A pesar del control de los medios de comunicación que
pretendió establecer el coronel Gadafi, fue inevitable la difusión de los
destellos de las payasadas del clan en los últimos años, que fomentaron la ira
pública ahora totalmente desbordada.
En mucho contribuyeronal caos las tensiones entre los
hermanos por la clara competencia por la posición ante el envejecimiento de su
padre, cuasi dueño del país africano rico en petróleo.
Toda la familia, inclusive amigos cercanos, estában en
las nóminas de las grandes empresas petroleras y sus filiales.
Sus escandalosas juergas eran amenizadas por cantantes
pop como Beyoncé y Usher.
Otro
hermano, Aníbal, había huido de Londres tras ser acusado de abusar físicamente
de su esposa,Aline, quien después fue obligada a decir que la eventual
desaparición de su violento marido obedecía a un fuerte accidente.
Voluptuosas rubias, bailes de flamenco, carreras de
caballos, fiestas y más fiestas; ytodo ese mundo de placer de los Gadafi, interrumpido
por los ríos y más ríos pero de sangre, de gente saciada pero de ellos.