Perfilando
Por
Iván Calderón
Marcos Martínez Amador está obsesionado con
el control del contenido de los medios de la zona sur del estado de Veracruz.
El alcalde de Acayucan intenta aplicar su ley
mordaza.
No quiere que se difunda la delicada
situación que se vive en esta parte del estado, e infantilmente quiere tapar el
sol con dedo.
El munícipe alternativo ni siquiera intenta
acotar excesos.
Martínez en plena era de la información pretende
desfachatadamente intervenir contenidos periodísticos.
En la Llave del Sureste no se respetan los textos
informativos.
Ni siquiera le da su lugar a los periodistas,
quienes en el ejercicio de su deber reciben advertencias o amenazas por parte
del gobierno municipal.
Sin ninguna duda esta intención fiscalizadora
está chocando con los medios.
El primer edil coacciona a los reporteros.
De lo contrario amaga con retirar convenios.
Aquel que fuera protegido por las hermanas
Vázquez Saut está sacando las uñas, además de su lado déspota y arbitrario.
El alcalde es lo equivalente a sus creadoras,
sólo que con visibles problemas intelectuales.
Y es que aparte de no acceder a que se
escriba sobre el tema de inseguridad que lamentablemente es cosa de todos los
días en el país.
Marcos impide a los informadores mencionar
asuntos relacionados sobre el control de su gobierno.
Esta es un disparate.
En Acayucan no se puede subrayar sobre el mal
gobierno, enriquecimiento inexplicable o los excesos de poder.
Es más, nadie se puede atrever a textear
sobre las notables ausencias del presidente ó de su hermano el regidor.
O que a la autoridad simplemente el pueblo le
vale un cacahuate.
Para muestra, un botón.
A Marcos Martínez se le ocurrió la brillante
idea de retirar la casa de la cultura, para que en ese inmueble fuera utilizado
por su esposa, la presidenta del DIF municipal.
Poco le valieron los reclamos ciudadanos.
A Martínez Amador no le importó dejar a los
acayuqueños con algún espacio dedicado a las artes, y en vez de buscar
alternativas factibles, tomó decisiones improcedentes.
Con esto fueron muchos los pobladores que se
inconformaron, y periodistas se unieron a la causa.
Uno de ellos, Enrique Quiroz, dueño del
semanario “El Manifiesto” quién al acudir a tomar unas fotografías de las ahora
instalaciones del DIF, el mismo munícipe lo telefoneo, para decirle que tuviera
cuidado o será acusado de robo.
Que brillante idea de un alcalde.
En fin, a ver qué día Martínez Amador se baja
de su nube.
Porque mientras pretende imponer su ley, en
Acayucan impera la ingobernabilidad y su propio desprestigio.
Su paso por la alcaldía será efímero, nunca
brillará en sociedad y jamás llegará a ser diputado local.
Pero esas son otras historias.
A
sus órdenes.
@IvanKalderon
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