DIARIO ÍNTIMO
Por Atticuss Licona
Love is in the air
Ahora que ya llegó Barack Obama (the black man in the White House) todo el ambiente político nacional está escarchado de miel y amor, como diría la canción… ‘lover is in the airrrr’. Desde la llegada a principios de los 60’s de John F. Kennedy, ningún otro Presidente estadounidense había causado tanto furor ni había hecho que el respetable público perdiera lo respetable y abarrotara las banquetas de las calles por donde la bestia pasaría (¡el Presidente no! No sea mal pensado, así le llamaron a la megalimusina en que se desplaza), esperando ya no digamos una sonrisa o un saludo, sino ya de perdis que el aire caliente que sale del motor de la bestia les rosara el rostro. Hasta esos niveles hemos llegado.
Ahora que ya llegó Barack Obama y cuando todo mundo se esperaba una narcoplática -no por el intercambio de mariguana made in México por cocaína made in USA, sino por una plática centrada en el tema-, los mexicanos caímos en la cuenta que aunque sí se habló de la lucha contra el crimen, que sí se aceptó la responsabilidad conjunta y que sí se aceptó que el Presichente Fox no andaba del todo virolo cuando dijo que Estados Unidos sólo se había dedicado a darle palmaditas en la espalda… eso no es lo único que preocupa a ambas naciones. También se habló la cooperación mutua para salir de la crisis la maldita crisis que vino de fuera y que hubiera sido una buena oportunidad para que Felipe Calderón le agradeciera el regalito y pedirle que no nos ayude el compadre, que bien se pudo haber quedado con su crisis en lugar de andarla exportando a esos pobres países tercermundistas que junto con México ni la debíamos, o en términos prácticos que se podía meter su crisis por el... (¡que chula es la autocensura!!!!).
‘Love is in the air’, no cabe duda, tanto así que en la cena ofrecida en honor del number one of the United States, hubo instrucciones precisas, concisas y macizas, de no ponerse de chistosos sirviendo enchiladas completas o medias enchiladas, chilitos rellenos, rajas con queso, ni ninguna de esas afortunadas delicias culinarias made in México. Pregúntome yo… ¿No habría sido buena oportunidad para servir una “Texican Chilpachole whopper” bien picosa? Nomás como para ser recíprocos con el WhopperGate. Eso es lo malo luego de vivir agachados, cuando hay la oportunidad de regresarla es cuando más serviciales se ponen.
Así y todo, ambos mandatarios se comprometieron a hacer lo suyo, sin que hasta el momento se sepa a ciencia cierta si los compromisos fueron de a devis o nomás están hechos al puro bananazo para salir del paso. Porque aunque se sienta rebonito que el first black president venga a darnos palmaditas en la espalda y diga que elogia el coraje y la determinación del Presidente Calderón en su lucha contra el narco, sería mucho mejor que se pusieran serios y no sólo nos den dinero a través del Plan Mérida para calmar sus recochinas conciencias. Sino, al final del camino tendremos que ver de lejitos las narraciones histriónicas de los analistas gringos que desde la barrera dirán: los mexicanos lucharon contra el crimen como nunca… pero perdieron como siempre… ¡lástima Margaritos! ¡Game over!
El compromiso debe ser bilateral, y esta declaración no pretende descubrir el hilo negro, pero tampoco podemos ponernos de melosos y entregar todo el amor y bañar el ambiente cantando y regocijándonos y que ‘the love is in the air’, cuando que por siempre hemos sido considerados el patio trasero (backyard) y hemos sido abandonados en la lucha contra el crimen.
Ahora que vino Barack Obama cuando menos sí hubo un resultado medible y preciso: se disparó la venta de Barackcitos en los cruceros. ¡Llévele llévele! ¡Lleve su barackcito que le da su palmadita en la espalda al Calderoncito! ¡Llévele llévele!
ANOTACIÓN DIARIA
Subastaron el sitio web www.germanmartinez.com.mx... ¡y hubo gente que estuvo dispuesto a comprarlo! Para todo hay en esta viña del Señor.
Cualquier comentario de esta binacional columna, please send it to atticusslicona@hotmail.com
Por Atticuss Licona
Love is in the air
Ahora que ya llegó Barack Obama (the black man in the White House) todo el ambiente político nacional está escarchado de miel y amor, como diría la canción… ‘lover is in the airrrr’. Desde la llegada a principios de los 60’s de John F. Kennedy, ningún otro Presidente estadounidense había causado tanto furor ni había hecho que el respetable público perdiera lo respetable y abarrotara las banquetas de las calles por donde la bestia pasaría (¡el Presidente no! No sea mal pensado, así le llamaron a la megalimusina en que se desplaza), esperando ya no digamos una sonrisa o un saludo, sino ya de perdis que el aire caliente que sale del motor de la bestia les rosara el rostro. Hasta esos niveles hemos llegado.
Ahora que ya llegó Barack Obama y cuando todo mundo se esperaba una narcoplática -no por el intercambio de mariguana made in México por cocaína made in USA, sino por una plática centrada en el tema-, los mexicanos caímos en la cuenta que aunque sí se habló de la lucha contra el crimen, que sí se aceptó la responsabilidad conjunta y que sí se aceptó que el Presichente Fox no andaba del todo virolo cuando dijo que Estados Unidos sólo se había dedicado a darle palmaditas en la espalda… eso no es lo único que preocupa a ambas naciones. También se habló la cooperación mutua para salir de la crisis la maldita crisis que vino de fuera y que hubiera sido una buena oportunidad para que Felipe Calderón le agradeciera el regalito y pedirle que no nos ayude el compadre, que bien se pudo haber quedado con su crisis en lugar de andarla exportando a esos pobres países tercermundistas que junto con México ni la debíamos, o en términos prácticos que se podía meter su crisis por el... (¡que chula es la autocensura!!!!).
‘Love is in the air’, no cabe duda, tanto así que en la cena ofrecida en honor del number one of the United States, hubo instrucciones precisas, concisas y macizas, de no ponerse de chistosos sirviendo enchiladas completas o medias enchiladas, chilitos rellenos, rajas con queso, ni ninguna de esas afortunadas delicias culinarias made in México. Pregúntome yo… ¿No habría sido buena oportunidad para servir una “Texican Chilpachole whopper” bien picosa? Nomás como para ser recíprocos con el WhopperGate. Eso es lo malo luego de vivir agachados, cuando hay la oportunidad de regresarla es cuando más serviciales se ponen.
Así y todo, ambos mandatarios se comprometieron a hacer lo suyo, sin que hasta el momento se sepa a ciencia cierta si los compromisos fueron de a devis o nomás están hechos al puro bananazo para salir del paso. Porque aunque se sienta rebonito que el first black president venga a darnos palmaditas en la espalda y diga que elogia el coraje y la determinación del Presidente Calderón en su lucha contra el narco, sería mucho mejor que se pusieran serios y no sólo nos den dinero a través del Plan Mérida para calmar sus recochinas conciencias. Sino, al final del camino tendremos que ver de lejitos las narraciones histriónicas de los analistas gringos que desde la barrera dirán: los mexicanos lucharon contra el crimen como nunca… pero perdieron como siempre… ¡lástima Margaritos! ¡Game over!
El compromiso debe ser bilateral, y esta declaración no pretende descubrir el hilo negro, pero tampoco podemos ponernos de melosos y entregar todo el amor y bañar el ambiente cantando y regocijándonos y que ‘the love is in the air’, cuando que por siempre hemos sido considerados el patio trasero (backyard) y hemos sido abandonados en la lucha contra el crimen.
Ahora que vino Barack Obama cuando menos sí hubo un resultado medible y preciso: se disparó la venta de Barackcitos en los cruceros. ¡Llévele llévele! ¡Lleve su barackcito que le da su palmadita en la espalda al Calderoncito! ¡Llévele llévele!
ANOTACIÓN DIARIA
Subastaron el sitio web www.germanmartinez.com.mx... ¡y hubo gente que estuvo dispuesto a comprarlo! Para todo hay en esta viña del Señor.
Cualquier comentario de esta binacional columna, please send it to atticusslicona@hotmail.com