El Baldón: ¨El me mintió
Por José Miguel Cobián
Así, como el título de esta colaboración,
es el sentimiento de los ciudadanos de Córdoba respecto de su alcalde. Francisco Portilla genera sentimientos
ambivalentes en la población. Por un
lado esta la sensación de abandono por parte de la población, el sentimiento de
que Portilla hizo lo que quiso en sus dos trienios, sin tomar en cuenta la
opinión de los cordobeses. Algunos lo
tachan de soberbio, prepotente, de que jamás atendió a sus gobernados, en fin. Todos los horrores de una administración con
el desgaste que conlleva.
Otros afirman que hizo obra pública, lo
cual es bien cierto, que atendió demandas ciudadanas, sobre todo en las
colonias populares y en la zona rural.
Las clases medias, le achacan graves errores en el manejo de la
seguridad pública municipal. Se le acusa
de desentenderse de la corrupción y colusión de la policía municipal con bandas
delictivas locales, e incluso se ha llegado a afirmar que tanto la policía
municipal como algunos elementos de tránsito, sirven a amos mucho más oscuros,
y no a los cordobeses. Respecto a
esto, tuvo una de las declaraciones más desafortunadas que un alcalde pueda
haber expresado, al afirmar que no es su responsabilidad lo que pasa entre la
policía municipal, pues ¨ya viene así de tiempo atrás¨. Cuando todos sabemos que la policía
municipal depende directamente el propio presidente municipal, y nos sonó como
a una salida fácil, y no pensada por parte de un hombre tan experimentado como
Francisco Portilla.
Hoy, crece a cada momento un asunto
importante para los ciudadanos de Córdoba y del distrito electoral local. El asunto Juan Lavín. De todos es sabido que el final de la
gestión del Ing. Lavín estuvo muy accidentado por la absoluta ausencia de
recursos económicos. Algunos sabemos que
le ¨ordeñaron¨ las últimas partidas presupuestales, y por eso los últimos seis
meses de su gobierno fueron una pesadilla, para él y para los ciudadanos, sin
embargo, a su esfuerzo y habilidad hicieron que aunque grave, la situación no
se agravara aún más.
Por enemistad política, entrando Portilla
al gobierno municipal, comenzó a filtrar datos –que hoy sabemos falsos-,
respecto de la administración anterior. Datos y acusaciones muy graves, como
desfalcos económicos, faltantes de cientos de millones de pesos, en fin, lo
peor de lo peor. Estas filtraciones se
le dieron primero a los regidores de oposición, que se convirtieron en ¨tontos
útiles¨ del alcalde, y dieron a conocer esa información a los medios de
comunicación.
Verdad, o mentira, el daño estaba hecho, y
Juan Lavín ha sufrido desde entonces las consecuencias de esas
filtraciones. Sin embargo, todo llega a
su tiempo, y el ORFIS acaba de informar que la administración de Juan Lavín,
aclaró en tiempo y forma todas las observaciones que había por parte de los
auditores. Es decir, hubo faltantes de
documentación, documentos pendientes de recibir y exhibir, y cuestiones más
bien burocráticas.
Recuerdo el sonado caso de que se debían
diez millones de pesos al IMSS, algo que el propio subdelegado avaló sin
conocimiento, cuando a quien esto escribe, le consta que estaban pagados en
tiempo y forma. Así como eso, muchos
otros rumores y filtraciones, que hoy, ni benefician ni perjudican a Juan
Lavín, pero que posicionan en una encrucijada a Francisco Portilla.
Me explico: Hay ciudadanos que creyeron a pie juntillas
lo que se dijo al inicio de esta administración y hoy enfrentan los resultados
del ORFIS que afirman que Juan Lavín no cometió los delitos que se le imputaban. De allí, surge inmediatamente un desencanto
por parte de los ciudadanos y la disyuntiva desfavorable a quien busca la
diputación local:
Si Paco mintió, entonces no quiero un
diputado local mentiroso. Si Paco dijo
la verdad, entonces el ORFIS y el PRI protegen delincuentes, y por lo tanto, no
quiero un diputado local del PRI. En
ambos casos, Portilla enfrenta una situación de perder-perder. Y todo porque olvidando sus conocimientos
de política –que los tiene y muchos-,
decidió dejarse llevar por su odio hacia Juan Lavín, sin pensar que hoy ese
acto le esta costando mucho a él en lo personal y a su partido político.
Sin embargo, Portilla tiene la ventaja (o
desventaja) de haber sido diputado local, y con ello, la población del distrito
puede avalar o rechazar su candidatura, pues ya fungió en ese puesto, y los
beneficios para la población en esa época, debieran de estar muy claros para
los votantes.