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¡GUERRA DE SOBERBIOS!

ENTRE EMPLEADO PARQUIMETRO Y EMPLEADO MINISTERIAL DEL ESTADO DE VERACRUZ, DELEGADO DE TRANSITO CARLOS RIVELINO REFERI DECLARA EMPATE TECNICO.




Por José Luis Carrera Martínez.

Orizaba Ver.- a 25 de marzo de 2014. Eran alrededor de las tres de la tarde en un soleado día, cuando a lo lejos de la calle de divisaba y se escuchaba sórdidamente sobre la avenida colón  poniente, unas luces tipo de ambulancia y el sonar de la sirena era ensordecedor, conforme se acercaba uno al lugar donde se hallaba una camioneta tipo van, propiedad del gobierno del estado y con las siglas de la agencia ministerial veracruzana, cuando ya cerca de la unidad note que estaba enganchado a la rueda delantera derecha viendo de frente  por el famoso y ofensivo y sacador de dinero el (CANGREJO), quien al parecer su conductor empleado y trabajador ministerial si siquiera se le venció, el tique que da la máquina de tiempo para estacionarse, pensando que por ser un automóvil oficial era inmune a este tipo de cobros municipales, cuál sería la sorpresa que cuando su conductor regreso junto con su acompañante una mujer al parecer también empleada ministerial, la  VAN ya estaba trabada con el cangrejo, motivo por el que el agente  ministerial se indignara y como consecuencia desde ese momento encendiera la sirena y prendiera la luces del toldo para que todo mundo se enterará que había sido objeto de una infracción ordinaria de estacionamiento, al no ver  respuesta sobre su comportamiento nefasto y después de 15 minutos de tener encendida su torreta y su sirena y dejando todo encendido acudió a pagar la multa.
Acto seguido, ya molesto el funcionario público y con la boleta en mano de pago acudió a su vehículo encontrándolo como lo dejó con la torreta encendida y la sirena a todo los que daba, ofreciendo un espectáculo ensordecedor a los transeúntes y comerciantes del lugar, todo con el fin de exigir que de manera inmediata le quitarán el (CANGREJO) lo cual por espacio de 15 minutos no pudo obtener respuesta hasta que el empleado municipal de parquímetros y su jefa notó la presencia de este servidor y de un fotógrafo de medios y fue cuando se acercó el empleado municipal, advirtiéndole que sino apagaba su unidad que tenía en marcha el nunca quitaría el CANGREJO  de la rueda, más indignado el soberbio el agente ministerial  se molestó y exijió hablar con un superior, en este momento llega una mujer y le dice al empleado municipal, quíteme el aparato en lugar de estar discutiendo con el señor, de manera inmediata hizo lo propio y se retiró el empleado con una sonrisa sarcástica y se refugió en la entrada del estacionamiento  del palacio municipal, cobijándose y no importando ni tratando de dialogar con el inconforme, es más nos enteramos que su jefa estaba también en las puertas del estacionamiento principal de palacio y nunca dio la cara, así por espacio de media hora se suscitó un guerra de empleados y de soberbia y falte de responsabilidad de ambas partes, hasta que llegó el delegado de transito Carlos Rivelino Votte, y con experiencia logró que el agente apagará su sirena y dialogó con el soberbio empleado municipal y accedió a quitar el Cangrejo de las ruedas de la unidad oficial, declarando que ambas partes entraron en la sinrazón y la prepotencia de escudarse en unas siglas, tu será muy estatal pero aquí es municipio y yo también tengo autoridad aunque me veas un empleadillo mis jefes me apoyan y no les importa quien seas, eso tal vez quiso dar entender el empleado municipal que en todo momento nunca quiso dar la cara ni su nombre a pesar de que repetidas veces lo solicité, ni una explicación, solo se acercó y no quiso declarar nada, ya que no existe reglamento ni ley de cómo se debe comportar y como se debe de actuar en caso de que exista roces de inconformidad y de falta de sensibilidad por parte de los empleados y los usuarios, es mas no tiene injerencia oficial la delegación de tránsito en este tipo de casos, ni para corregir a los usuarios y menos a los empleados soberbios municipales, considero también abuso de su soberbia del empleado parquímetro que se negó hacer su trabajo evitando contratiempos y demostrando casi nula educación. Esto y muchas historias de terror indignan a los orizabeños y sobre todo a todo aquel forastero, turista o visitante que viene con la mejores intenciones y se lleva  un amargo sabor de boca, solo que aquí se toparon piedra con coyol, como se dice coloquialmente.


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