Claudia Constantino
Cuando por las calles de una ciudad
marchan los libros; cuando cientos de personas de todas las edades salen a
participar en el desfile para promover la lectura; cuando ríos de gente acuden
a la convocatoria de una feria del libro, que va en su edición número 25 en
medio de frenética e importante actividad, uno concluye estar en la capital nacional
del libro.
Aplicando este criterio, Xalapa, ha
alcanzado hoy, en la clausura de la XXV Feria Nacional del Libro Infantil y Juvenil,
esta denominación. Con la presencia de la escritora Elena Poniatowska, que lo
ha ganado todo, desde el premio Cervantes, hasta el cariño y reconocimiento de
millones de personas; un desfile por las principales calles del centro de la
ciudad en cuyo contingente se veían libros, personajes salidos de ellos,
autores famosos, amantes de la lectura, niños, algarabía en movimiento por el
motivo que los convocaba, se hizo evidente el amor de los habitantes de la
ciudad por los libros y la lectura.
En los días que duró la feria, se superaron
todas las expectativas: de asistentes; participantes en sus talleres;
compradores de ediciones de todo tipo; público para las presentaciones
artísticas; fans para las firmas de autógrafos; niños ávidos de convertirse en
asiduos lectores; y, jóvenes escuchando a escritores de verdad.
El colegio preparatorio de Xalapa,
con su bella fisonomía y mejor espíritu, albergó por diez días la magia que
desata la literatura; el amor por los libros; la fascinación por las buenas
historias; todo aderezado con buena música de producción local y gran talento.
Se gozó de encuentros entre
escritores de primer nivel; presentaciones de nuevos títulos; reconocimientos a
destacados xalapeños que, en los albores de la feria, contribuyeron con su
visión al gran éxito que ha alcanzado hoy, como Lourdes Hernández Quiñoñez y
Francisco Alfonso Avilés.
Una pena que ni el gobernador o su
esposa hicieran acto de presencia; el desdén por un logro en materia cultural
de tal envergadura dice mucho de quienes nos gobiernan. Pero afortunadamente
eso no incidió en el entusiasmo con el que el equipo del Instituto Veracruzano
de Cultura, con Rodolfo Mendoza Rosendo, al frente, trabajó cada día. La
coordinación excelente, las presentaciones siempre a tiempo, las casas
editoriales con grandes promociones y ofertas.
Es ésta, una feria del libro cercana
a la gente; muchos niños, jóvenes y profesionales de las más variadas
actividades convergen en su espacio, a diferencia de la de la Universidad
Veracruzana, que está más dedicada a los académicos y por ello, a menudo se
torna fría y distante del gran público.
Así, celebramos que Xalapa goza de
tres convocatorias en torno al libro: La Feria Internacional del Libro
Universitario; La Feria Nacional del Libro Infantil y Juvenil; y el Hay
Festival, por venir en octubre. Así, Xalapa es sin duda la capital del Libro en
México.
¡Viva
Xalapa!
¡Larga
vida al libro!
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