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-Río Blanco: “cuna y tumba del Sindicalismo”

HOY SE CONMEMORA EL ANIVERSARIO NÚMERO 108, DE LA GESTA HEROICA DE LOS “MÁRTIRES DE RÍO BLANCO”

POR: OSCAR PAZ SERRANO

Río Blanco Veracruz.-Durante la Dictadura Porfirista se prohibió a los trabajadores que formaran organizaciones o iniciaran cualquier manifestación para defender sus derechos laborales, castigándose con multas e inclusive prisión a quienes desobedecieran.
Pese a esta situación y a lo ocurrido en Cananea Sonora, 6 meses después, otra importante huelga estalló. En enero de 1907, en la región de Orizaba, en el Estado de Veracruz, trabajadores de las fábricas textiles de Río Blanco, se declararon en huelga por las malas condiciones de trabajo a que eran sometidos; entre las que se encontraban jornadas continuas de 14 horas, salarios sometidos a multas y control sobre las actividades que realizaban los trabajadores.
En busca de una solución los obreros nombraron como árbitro de la problemática al entonces Presidente de la República Porfirio Díaz, quién favorece a los empresarios y ordena la reanudación de labores en las fábricas el 7 de enero de 1907, no sólo sin satisfacer las demandas de los trabajadores sino además con nuevas condiciones que atentaban contra la libertad y derechos de los inconformes.
Al no obtener una respuesta favorable, los obreros de Río Blanco no aceptaron la resolución del Presidente de la República, el conflicto creció y los trabajadores decidieron continuar la huelga.
Un día como Hoy 7 de enero en este municipio de Río Blanco, cerca de dos mil trabajadores operarios agrupados en “el Círculo de Obreros Libres” se amotinaron frente a la fábrica, lanzado piedras e intentando quemarla, pero la policía montada lo impidió, entonces saquearon y quemaron la tienda de raya propiedad de Víctor Garcín, un empleado de la tienda de raya dio muerte a uno de los trabajadores huelguistas.
La reacción de los obreros fue atacar con piedras y amotinados incendiaron la tienda de raya, dando muerte a los dependientes. Por órdenes de Porfirio Díaz, el ejército al mando del general Rosalino Martínez disparó contra los trabajadores que huyeron a Nogales y a Santa Rosa. De regreso a Río Blanco los trabajadores amotinados fueron interceptados por más fuerzas federales que dispararon también contra mujeres y niños.  No existe un registro exacto, pero se estima que 800 obreros fueron asesinados. Durante dos noches algunos testigos vieron plataformas de ferrocarril con cadáveres amontonados que fueron arrojados al mar.
Las mujeres viudas e hijos huérfanos lastimosamente recorrían las calles buscando a sus muertos, mientras Porfirio Díaz y el General Rosalino Martínez eran agasajados por los dueños de las fábricas, honrando (según ellos) a Porfirio Díaz con el título de Héroe de Paz.
El 9 de febrero sólo se presentaron a trabajar 5,512 de los 7,083 trabajadores de esta zona, la diferencia es de 1,571 trabajadores faltantes, de los cuales unos habían sido muertos, otros heridos o desplazados. Cerca de 223 trabajadores varones y 12 mujeres más fueron encarcelados.
Una vez sofocada la huelga por las balas asesinas fueron fusilados los dirigentes del movimiento.
A pesar de estos episodios trágicos, las movilizaciones por parte de los trabajadores continuaron presentándose; la defensa y la lucha por sus derechos laborales no dejo de darse por mucho tiempo en diferentes regiones del país.
Estos dos acontecimientos (Cananea y Río Blanco), conmovieron al país entero e inspiraron los movimientos que culminaron con el inicio de la Revolución Mexicana en 1910.
Sin lugar a dudas los tiempos han cambiado, y con el transcurso de los años los trabajadores han logrado adquirir derechos, sin embargo, en la actualidad todavía existen patrones que violan las garantías individuales y los derechos colectivos de sus trabajadores, y es ahí, donde los sindicatos tienen que asumir el compromiso y la responsabilidad adquirida con la clase trabajadora, y no es una tarea fácil, pues nuestros actuales gobernantes de formación tecnócrata tienen el poder de decretar leyes y designar a las autoridades laborales por medio de las cuales dictan fallos absolutamente ilegales, injustos y arbitrarios que atentan la razón, el derecho y la dignidad de los Sindicatos, de los dirigentes, de los trabajadores y sus familias.
El tiempo ha demostrado que la clase trabajadora fue traicionada por los gobernantes. Hoy a 108 años de distancia de la otrora “región fabril”, solo queda el recuerdo, dado que Río Blanco no solo fue la cuna, sino la tumba del sindicalismo, gracias a líderes charros que se enriquecieron a costillas de los trabajadores y lo que es peor: terminaron con las fuentes de empleo que dieron lustre a la llamada en otras épocas: “La Manchester Veracruzana”…
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