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El colapso de la confianza

Crónicas urgentes

Claudia Constantino

            Hace ya días que las opiniones de los militantes del PRI comienzan a coincidir en que Héctor Yunes Landa será el próximo candidato a la mini gubernatura de dos años. Los actos en que los amigos del choleño (nacido en Soledad de Doblado) le manifiestan su adhesión con el lema “en _____ ya estamos listos para ir con HYL” se suceden diariamente. En otro tiempo ya no habría lugar a dudas, pero estamos en plena era del colapso de la confianza en la clase política, así que no hay nada para nadie hasta el anuncio oficial.
            Sin embargo, tras la última visita del Presidente Enrique Peña Nieto, el pasado 6 de enero, el empresario Carlos Abreu, compadre de Héctor Yunes, convocó a hombres de negocios, que acudieron al llamado desde todas las regiones del estado, para partir la rosca. “Esperamos que traiga niño”, dijo el anfitrión en su participación.
            El salón Domo abarrotado, mucho más en la entrada que dentro, donde el cupo estaba completo, empresarios de la industria de la construcción, gasolineros, prestadores de servicios, restauranteros y hombres de empresa de ACEVAC, CANACINTRA y demás organismos empresariales estuvieron representados, y de acuerdo en presentar sus buenos deseos a Héctor Yunes.
            También estuvieron periodistas y, por supuesto, el alcalde anfitrión Américo Zúñiga, quien no aludió durante su discurso al Senador, sino de paso; más bien se centró en desearle un buen año a la clase empresarial local. Llegó el Secretario de Gobierno, Flavino Ríos Alvarado, aunque no participó en absoluto, y en representación del gobernador estuvo el Secretario de Economía, Erick Porres Blesa, quien pronunció un discurso que nadie recuerda.
            Se sumaron a las manifestaciones de apoyo varios alcaldes amigos, de otros partidos políticos, y el empresario Ernesto Aguilar Yarmush, quien asistió con la representación del senador Pepe Yunes, anunció la adhesión: “todos los Pepistas estamos ahora con Héctor”, y arrancó el aplauso de los asistentes.
            Por supuesto que Héctor Yunes se dirigió a los 600 empresarios convocados y a los Pepistas asistentes para proclamar su adhesión públicamente, pero sin duda quien se llevó la noche no fue él, sino el nuevo vecino de la ciudad de Xalapa, anunciado con bombo y platillo por el propio senador así: “viene a hacer trabajo político en los próximos meses  y, con un poco de suerte, por los próximos dos años, una vez que el próximo gobernador tome posesión; con ustedes, Ramón Durón, el filósofo de Güemes”.
            Lo que siguió fueron las caras de desconcierto: unos porque fue una presencia inesperada; los menos, porque no tenían idea de quién se trataba. Subió al escenario y comenzaron los chistes, esos en que todos los caminos conducen a Güemes y, como estaba en Veracruz, cedió uno que otro a los veracruzanos. Habló de esperanza, brindó por un estado de Veracruz con progreso y seguro. Ungió a Héctor Yunes, su amigo de muchos años, como virtual gobernador y, tras unos minutos, la concurrencia estaba encantada escuchando al encantador de serpientes.
            Y es que Ramón Durón, el actual filósofo de Güemes (porque ha habido otros) hace algo que envidian muchos políticos, compran otros (en asesorías) y aprovechan otros más (sus amigos, como Héctor Yunes): tiene la gracia suficiente para que la gente olvide pronto, con sus anécdotas, sus chistes, sus participaciones en los medios nacionales, que no sólo es un personaje genial, sino que también ha sido político y ha ocupado cargos públicos.
            En este tiempo de colapso de la confianza, cuando la mayoría de los mexicanos cree que sus políticos no sólo son corruptos o estúpidos, sino que son incapaces, llega alguien como Ramón Durón y, con su carisma, permite a sus interlocutores olvidarse bien pronto de que es un político y trabaja para la política y sus actores. Tiene la gracia de anclar la parte amable del discurso en el imaginario colectivo y a fuerza de simpatía marcar tendencias, hacer proselitismo en favor de sus amigos y navegar las turbias aguas de la política mexicana y, como en el poema de Díaz Mirón, ser de esos “plumajes que cruzan el pantano/y no se manchan… ¡Mi plumaje es de esos!”.
            Manchado o no, lo cierto es que el filósofo de Güemes se ha avecindado en Xalapa y será de los muchos personajes que trabajarán en convencer a los veracruzanos de que la mejor opción para Veracruz es Héctor Yunes Landa. Pero en este colapso de confianza, más vale esperar el anuncio oficial y todo lo que vendrá después en este largo y complejo proceso, hasta ese día en que el próximo gobernador de Veracruz tome posesión.
Cualquier comentario para esta columna que da la bienvenida al filósofo de Güemes a: aerodita_constantino@hotmail.es

Twitter: @aerodita
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