Crónicas
urgentes
Las
fintas
Claudia
Constantino
La
Plaza Regina o Plaza Lerdo de Xalapa el viernes lució abarrotada en las
múltiples fotografías que circularon por las redes y los medios, especialmente
los electrónicos. Esta concentración en apoyo a la Universidad Veracruzana
debió despertar la envidia de todos esos políticos que en la historia reciente
han intentado llenarla (acarreados incluidos) y se han quedado con las ganas. Y
lo mejor de la historia es que ni siquiera hubo la convocatoria de la rectora
Sara Ladrón de Guevara; al contrario, salió apresuradamente a aclarar que “la
rectoría no está convocando a la marcha”.
Es muy conveniente para la Rectora,
que otros sean quienes ejerzan presión sobre el gobernador, y seguir
manteniendo su tibio estilo de “exigir” que los primeros pagos prometidos a la
máxima casa de estudios al fin lleguen. Ayer, tras la multicitada marcha en
defensa de la UV, de nueva cuenta hizo público un oficio en el que le recuerda,
al gobernador de las finanzas trasparentes, su compromiso de pago con fechas
que otra vez no se cumplieron.
También ha citado, ahora sí, al
Consejo Universitario; ya ven que la pone mal tener que liderar nada. En cambio
tomar decisiones consensuadas y compartidas parece que sí le permite dormir tranquila.
La comunidad universitaria por su parte prepara ya la próxima marcha. Está de
lujo que la rectora pueda mantenerse en la diplomacia absoluta, mientras otros
le hacen el trabajo sucio.
Por su parte, el deudor principal de
la Universidad Veracruzana, que pasa por la sequía económica más larga de que
se tenga memoria, salió ayer mismo a aclarar: “dejaré la administración mejor
de como la encontré”, y se vanaglorió de que ninguna de las denuncias
interpuestas contra su administración ha prosperado. Se promovió como un
mandatario honesto, y algunos medios, incluso nacionales, señalaban que los
golpes mediáticos en su contra sólo son estratagemas electoreras.
Sin embargo, varios son los asuntos
que deberá resolver para avalar sus palabras: le tendrá que comenzar a pagar
algo a la universidad y también deberá solventar las observaciones de la
Auditoria Superior de la Federación (ASF) para demostrar que el auditor Juan
Manuel Portal sólo le tiene mala voluntad, pero no tiene razón en señalarlo; lo
mismo que el presidente nacional de su partido, Manlio Fabio Beltrones. Cuando
el gobernador dice que tiene “las manos limpias y la frente en alto” debería
explicar cómo, porque resulta que ni sus correligionarios tienen idea.
Mucho está por verse en los próximos
días: al gobernador Javier Duarte parece habérsele olvidado que ya no goza de
la simpatía de los veracruzanos y que tampoco tiene dinero para hacer una gran
campaña de medios que posicione la imagen que ahora quiere vender de eficiente
administrador, y lo que sí tiene son muchos asuntos financieros urgentes por
resolver, y por si fuera poco hay muchos interesados en impedir que se le
olviden o siga postergándolos.
Del dicho al hecho, veremos qué tan
grande es el trecho. Lo cierto es que una rueda de prensa no basta para dar las
respuestas que se le exigen al gobierno de Veracruz. Los resultados siguen
estando ahí y la realidad también, sin importar las fantasías y los discursos
vacuos. Es una pena que la rectora Sara Ladrón de Guevara, a pesar de conocer
todas estas circunstancias, insista en seguir con sus fintas y se niegue a
defender a la UV, como a tantos les gustaría verla. Pudo pasar a la historia de
la mejor manera, y sin embargo optó por sólo pasar.
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