Por Luis Ortiz Ramírez - 6 junio,
2016 en Opinión
Luis Ortiz Ramírez
/ La soledad del poder ha hecho presencia en el congreso del estado de
Veracruz, la victoria de Miguel Ángel Yunes Linares ha dejado en la
deriva y en el naufragio a muchos políticos.
La política tiene sus
propios personajes que se llegan a considerar indispensables para ganar una
elección y sostenerse durante muchos años en el poder. Este es el
caso de Juan Nicolás Callejas Arroyo, dueño de la sección 32 del SNTE desde hace
33 años, cinco veces diputado local y federal, todas plurinominales, y en la
mayoría coordinador de la bancada tricolor. Aunque su segundo aire
fue con Fidel Herrera y Javier Duarte, hoy la suerte le da la espalda.
La victoria de
Miguel Ángel Yunes, ha caído como un balde de agua fría al jorocon
magisterial. El poder del cacique, ha menguado, se ha disminuido con los
resultados de esta elección, los maestros disidentes le han pasado la factura,
le cobraron todos sus desplantes y soberbia. Es cierto que los maestros se
identificaron con MORENA, y muchos votaron por su candidato, sin embargo
demostraron que ya no están bajo las ordenes callejistas.
Se quiera
reconocer, o no, pero el oriundo del Pato ya no tiene el control
del redil magisterial, los maestros pueden estar afiliados al SNTE 32, pero ya
no votan de manera corporativa. La dolorosa derrota del PRI en el Estado de
Veracruz, marca el principio, del fin de la hegemonía y control
patrimonialista de la Familia Callejas sobre el magisterio veracruzano.
Callejas sabe que se le
han escapado de las manos, las cientos de regidurías, diputaciones y
sindicaturas que el Estado tricolor le entregaba, por poner a los
maestros como moneda de cambio.
Seguramente intentara
negociar con el nuevo Gobernador, tratara de convencerlo, de pactar un convenio
de apoyo mutuo, las fotos que el cacique magisterial le negaba al nuevo
Gobernador, cuando este era candidato, ahora serán solicitadas por él, desde
luego, para mandar el mensaje a su disminuida tribu magisterial, que todo sigue
igual.
Una de las pruebas de
fuego de Miguel Ángel Yunes Linares, será precisamente el nombramiento
del nuevo encargado de conducir la educación en el Estado, esto significa
que los días de Xóchitl Adela Osorio Martínez están contados.
Si el nuevo gobernante
permite que el disminuido líder magisterial, meta su cuchara en los
nombramientos de los mandos medios, es seguro que los maestros no tardaran en
reprochárselo. Esa perversa colonización de maestros afines a Callejas debe de
terminar, los vicios y corruptelas, como la venta de plazas debe de
desaparecer.
Se espera el
nombramiento de verdaderos maestros de carrera. Debe de acabarse con los
compadrazgos y compromisos políticos, a los que el callejismo nos
tenía acostumbrados. Lo que el nuevo Gobernador no debe olvidar, es
que no le debe nada a Juan Nicolás Callejas Arroyo, es más; Callejas no tiene
nada que ofrecer a Miguel Ángel Yunes Linares. Su lealtad y servilismo siempre
estuvo enfocado a la figura de Javier Duarte.
Por cierto, Juan Nicolás
Callejas Arroyo, tiene que explicar, porque permitió que se reformara la
Constitución Política local para convertir las secretarías de Seguridad Pública
y de Infraestructura y Obra Pública en súper secretarias.
Tiene que explicar,
porque le autorizo varios préstamos millonarios, al ejecutivo local. Además no
es poca cosa el encubrimiento a través de la Comisión de Vigilancia del
Congreso de las tranzas y cochupos de los funcionarios públicos estatales y
municipales.
Ya falta poco para que
los nuevos diputados lleguen al congreso, el mes de octubre
ya está cerca, la suerte para Callejas Arroyo ha cambiado, y no
solo para él, también para su amigo y aliado, Javier Duarte. Por cierto, este,
está más preocupado por no pisar un penal de alta seguridad.