PÉNDULO POLÍTICO 5-2019
DR. EMILIANO CARRILLO CARRASCO
Los efectos de un sistema de
partidos sin ciudadanos, pero si maquinarias
de votos, para legitimar el
poder público a una elite cada vez más desprestigiada; el nacimiento de un
partido nuevo con sus acciones de una lucha de 18 años, y a la esperanza de que
cambie la forma de gobernar. Qué mejor
ejemplo al respecto que la imposición generalizada por cada uno de estos
gobiernos de un quehacer político pragmático –por tanto, desideologizado– que
empleó como herramienta de organización y control social los elementos que
articulaban la vieja cultura política creada por el también viejo régimen
nacionalista.
Hoy la disyuntivas de resolver problemas
estructurales en materia económica y poner reglas de equidad al capitalismo
explotador, la política la deberá ser el gobierno y el poder en Manos de las
grande oligarquías económicas. ¿ EL COMO
ACTIVAR EL COMERCIO INTERNO, LA BANCA DE
DESARROLLO, LA POBREZA ,EDUCACIÓN, GENERAR TRABAJO ?
Las consecuencias han sido de
enorme gravedad para la población: una profunda desigualdad en el ingreso,
una desproporcionada repartición de la riqueza y, como efecto de esta
avariciosa política de enriquecimiento, incremento de la pobreza, precarización
del empleo, informalidad económica ,bajo crecimiento de la economía, una
profunda rasgadura en el tejido social que favoreció el desarrollo de la
violencia criminal, a tal punto que, hasta hoy, parte importante del territorio
nacional vive en situación de ingobernabilidad: la criminalidad desplazó al
Estado de Derecho. El PRI, a través de los gobiernos de Miguel de la Madrid, de Carlos
Salinas de Gortari y de Ernesto Zedillo; lo mismo puede afirmarse acerca de
los subsecuentes intentos impulsados desde la alternancia de derecha a inicios
del nuevo milenio (los gobiernos panistas de Vicente Fox y Felipe Calderón) y,
Ni qué decir, para concluir con la debacle, con el intento realizado por el
nuevo sexenio priista abanderado por Enrique Peña Nieto impregnado de
corrupción y cansancio social de una población cada vez más empobrecida y sobre
todo la perdida de la calidad de vida .
Si, sociedad liquida ante la coyuntura del 1 de julio se expresó al
momento en que un conjunto de inusuales resultados electorales dieron fe
del apabullante triunfo de Andrés Manuel López Obrador (AMLO) –candidato
presidencial del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) – antes de la aparición de los resultados
oficiales preliminares que debería anunciar el Instituto Nacional Electoral
(INE) con su coalición de más de 30 millones de electores.
Fue corto, muy corto el tiempo que se sucede
entre el cierre formal de la contienda electoral y la sorpresa nacional por la
avasallante victoria de un candidato a la presidencia de la República (AMLO)
(no deseado por la clase política en el poder), y de un bisoño partido político
(Morena) con apenas poco más de tres años de participación política electoral,
en el 2015 obtiene a nivel federal catorce diputaciones 11 de la CDMX, dos de Veracruz y una Edomex en Texcoco. Al volumen de
la votación en segundos lugares y terceros en el país, le permite 21
diputaciones plurinominales para un total de 35.
Los resultados obtenidos
fueron cuantitativa y cualitativamente inesperados para quienes obtuvieron
el triunfo, para quienes perdieron de forma abrumadora el poder que detentaban,
así como para la gran mayoría de la población que, incrédula, dio fe del éxito
de un candidato y de un partido donde los procesos electorales suelen ser no
creíbles y los accesos al poder legal ilegítimos.
Este triunfo se fueron sembrando en base a
cuerdos de las mismas cúpulas de poder y apoyos financieros en cada región del
país y la estocada fue cuando se hace el vacío del mismo poder ejecutivo al
negociar su derrota al gran margen de las encuestas y sobre todo los operadores
financieros nunca enviaron los recursos
.
¿En qué falló la clase política que ejerció
por tanto tiempo la soberanía de un poder casi absoluto?, ¿por qué fracasó
una alternancia política –pragmática y corrupta– tan lejana de lo democrático y
tan próxima a la edificación de un nuevo autoritarismo?, ¿por qué se vino abajo
el esquema de partidos que por más de tres décadas fue paulatinamente
desterrando de la lucha política los elementos ideológicos legitimantes para
terminar convirtiéndola en una pragmática lucha por el poder?; sobre todo, ¿por
qué el tan festejado cambio estructural del presidente Peña Nieto resultó
inútil para fortalecer un Estado capaz de dar seguridad, empleo y dignidad a
los mexicanos?.
El andar del mundo globalizado
al nuevo neoliberalismo y la perdida sistemática de los derechos de una constitución de bienestar social y nacionalista: 1982.
Fecha icónica, históricamente hablando, en la que el entonces recién llegado
presidente de la República, Miguel de la Madrid Hurtado, nos advirtió sobre la
obligada necesidad de su gobierno por terminar con una agotada forma de Estado –nacionalista
revolucionario– para incursionar en los inciertos rumbos del mundo global, por
irrumpir en los desconocidos y desconcertantes entresijos de una sociedad de
libre mercado. Vale hacer notar que, en realidad, el primer magistrado nunca
negó en su disertación el legado nacionalista de México ni su herencia
revolucionaria.
Sólo al momento de hacer el
crítico balance de la realidad económica y social del país advirtió que las
cosas habrían de marcharse diferente manera; las nuevas políticas gubernamentales
en ese momento enunciadas habrían de convertirse –en lo inmediato– en las
poderosas herramientas que nos revelarían que lo que en realidad se buscaba era
un cambio de régimen.
La muerte del viejo régimen
nacionalista revolucionario y el nacimiento de otro sustentado en el libre
mercado. La realidad política mexicana nos mostró una coyuntura. A partir de
una voluntad política expresada desde un nuevo poder presidencial que respondía
a los avatares que desembocaron en una muy severa crisis económica y política
que puso en quiebra al país, se nos avisaba del fin del viejo Estado
benefactor, surgido de una revolución popular que, por más de 50 años, dictó
las pautas para ejercer el poder en México. La desventurada aventura de
construir un
Nuevo régimen de libre mercado
sostenido por una ideología neoliberal.
Controlar a un solo hombre en
base a su formación neoliberal y
respetar los intereses de los gringos , decían es más fácil dominar al
presidente que a 120 millones de mexicanos y un congreso a fin; las táctica
empleadas para lograrlo resultaron ser diferentes; coincidieron, eso sí, en
tratar de cumplir con las pautas estipuladas por el FMI y as exigencias propias
de pertenecer a un mundo global ,pero sobre todo –y esto resultó aberrante–
concordaron también en su perverso esfuerzo por alcanzar este objetivo desde el
uso autoritario del poder.
Así
lo muestra, sin duda, el carácter obscuro de sus políticas públicas, la
tramposa forma de implementarlas y, sobre todo, la impune carga de corrupción
que arrastraban.