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El farsante Miguel Trujeque igual que su padrino Ramiro Páez Muñoz



MARIANO ESCOBEDO. En política hay que tener la suficiente lucidez para no confundir la realidad con la ficción; la fábula con la verdad; la esencia con la apariencia; lo verdadero con la mentira y el mundo real, con la utopía.
Ramiro Páez Muñoz exalcalde del municipio de Mariano Escobedo y su ahijado el farsante Miguel Trujeque buscan con la mentira y manipulación de familias de la congregación de Loma Grande la presidencia.
En la comunidad hay una especie de cóctel, un tutifruti de santos y demonios; una ensalada de honrados y ladrones; una macedonia combinada con los más variados especímenes, en sí, una mezcolanza en la que no es fácil distinguir el ensamblaje ideológico, el empalme que los guía ni la forma como encajan unos y otros.
Al sinvergüenza, falso mecías Ramiro Páez no le basta con disfrazarse colocándose una careta de honesto por la mañana; un antifaz de honorable en la tarde, y una hermosa máscara de luchador social en horas de la noche.
Transfigurarse para distorsionar su persona, ha hecho posible al vagabundo andar con el traje de moralista, fingiendo ser partidario de la lucha contra las lacras sociales, cuando en verdad no es más que un disidente, desertor, tránsfuga, renegado transitorio de la corrupción.
Y a Miguelito Trujeque “yutuber de pepatius” lo tachan en redes sociales de ser una escoria social solo sirve para dañar con su presencia, empañar la vida limpia de los demás, y entorpecer con su presencia el desarrollo de cualquier movimiento social que busca adecentar la sociedad.
Ambos farsantes se han enganchado, colado, empalmado en los movimientos sociales, comportándose como lo que en verdad son: puros advenedizos, que por actuar sin sentir lo que practican, proceden en forma calenturienta, se nota que están afiebrados.
El tuitero recién llegado a la brega política busca la forma de darse a conocer aunque sea con acciones audaces, aventureras y desajustadas de la realidad. El arribista, al igual que el entrometido, hace de forastero hasta que suda la fiebre que le impulsa a proceder con la única finalidad de sobresalir en los escenarios donde hace acto de presencia. Es un cibernauta sin escrúpulos y decide escalar por la vía rápida, poco le importa ser visto como un advenedizo, siempre y cuando cumpla con su rol de ambicioso, porque lo que le interesa es estar ahí, donde en base a resaltar se presenta como algo significante.
La degradación a la que llegaron Ramiro y Miguel, lleva a estos residuos sociales, al sobrante de los descalificados a alzarse, vivir haciendo bultos politiqueros, aunque nunca llega a igualarse con los que logran descollar por méritos propios.
Sorprendió la forma descarada como los arribistas pueden colarse en organizaciones cívicas que propugnan por el adecentamiento de Loma Grande que ya está contaminado por las distintas lacras, es decir, los codiciosos, trepadores y arrimados, los pegados en los movimientos de masas que buscan la presidencia municipal de Mariano Escobedo.
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