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Salir de Mèxico Por: Jose M. Cobian

Salir de Mèxico Por: Jose M. Cobian

Por razones de trabajo tuve que salir por carretera y cruzar las fronteras. Estuve fuera dos días sin embargo el impacto siempre es muy fuerte. Observar las diferencias buenas y malas que tiene nuestra tierra con respecto del vecino del norte siempre impacta y me permite observar lo que podemos hacer para vivir mejor y no lo hacemos. Primero que nada hay que sentir la envidia que da ver en Tampico a una ciudad muy bien comunicada, bien trazada y con un trazo a nivel internacional. Ya quisiéramos en Veracruz tener una ciudad a ese nivel. En descargo, hay que reconocer que Tamaulipas no tiene tantas ciudades importantes y por ello le pueden invertir más a la capital. Después la emoción de pasar por EL MOQUETITO, Tamaulipas, y saber que realmente existe esa población que nuestro admirado Catòn ha hecho famosa a nivel nacional. Y por último ver como Matamoros es como todas las ciudades de nuestra frontera, un poquito de escoria, otro de suciedad y mucho de descuido por parte de las autoridades, como si quisiéramos que el contraste entre México y USA fuera mayúsculo. Para que se note más que somos los vecinos pobres, desordenados, cochinos y corruptos.
Cruzar la frontera por tierra es una odisea. Que hay que demostrar que vamos pero no para quedarnos, que si vas con jóvenes demuestra que estudian, prueba que puedes regresar y que tienes dinero para ello, y mil y una preguntas. Por alguna razón las autoridades gringas no inspiran el miedo que inspiran las nacionales. Allá un policía, un agente aduanal, alguien de migración parecen gente exigente, dura, pero muy respetuosa. En Mèxico parecen nacos con poder, abusivos y prepotentes, salvo honrosas excepciones. Se siente que las autoridades son vigiladas y hay mucho respeto por el ser humano. El civismo de los ciudadanos es impresionante, aunque haya encajonamientos, los gringos no toman el carril exclusivo para vehículos de emergencia, respetan las señales de tránsito e incluso ceden el paso, todo con mucho orden. Salvo algún loco que sale corriendo de una calle, se brinca el camellón y se va rapidísimo, pero se ve como algo anormal, no como lo común de un viernes por la noche.
Estamos orgullosos de nuestros distribuidores viales, cuatro o cinco en el puerto de Veracruz, y del otro lado los ves por todos lados. Pero bien construidos, sin dañar suspensión y con peraltes adecuados para no poner en riesgo a nadie. El del aeropuerto de Veracruz en USA hubiera sido demolido y construido correctamente. La joroba de Còrdoba jamás hubiera quedado así allá. La construcción de obra pública está en su apogeo para ayudar a salir de la crisis, y las calles principales se construyen en concreto con un armado de varillas como para que duren para siempre. La diferencia es que allá no buscan hacer la calle cada dos años para poder obtener de nuevo el diezmo. Seguramente hay corrupción pero a un nivel mucho menor que en México, y eso hace que lo que se hace para la población se haga con calidad. Da envidia de la buena, porque si algo tenemos en México es un país maravilloso y una gente increíble. Lo que nos falta es que las autoridades consideren a los ciudadanos como algo valioso y digno de respeto. Y que los ciudadanos actuemos como tales exigiendo calidad en el servicio público, en lugar de que seamos siervos a los cuales explotar con impuestos para enriquecer al poderoso en turno.
México puede tener poco a poco el mismo nivel de vida que los gringos, la gran diferencia es que allá los gobiernos quieren a su país y buscan que cada día sea más grande, mientras que acá, lo que buscan es saquear, como si piratas invadieran cada tres o seis años un municipio, un estado o el país en pleno. No dudo que allá busquen el poder por tener chamba tres años, o seis, pero allá rinden cuentas, mientras que acá, la nómina crece y crece, y los servicios cada vez peores.
Una gracia que tienen allá según me explicaron, es que el ciudadano puede demandar al gobierno por daños. Ya sea que no lo atendieron bien en un hospital público, o una carretera en mal estado o cualquier otro servicio público mal proporcionado. Y las demandas son millonarias y llegan hasta el que ocupa el puesto de poder. Nada más imaginar demandar al servicio de agua potable porque llega sucia, o a la limpia pública porque no pasan por la basura, o a obras públicas por no tapar un bache, o al gobernante anterior porque la obra pública que hizo esta mal hecha, ese sería un primer paso para comenzar a exigir y mejorar en México, pero seguramente nuestros diputados locales y federales jamás harían una ley así, porque implicaría un cambio en beneficio de los ciudadanos no de los partidos y eso poco llama la atención en las alturas del Olimpo mexicano.
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