ANIMALIA
EL HOMBRE Y EL LEÓN
Por: Maricarmen García Elías
Del italiano Coloneo, el famoso coliseo de Roma se creó como una edificación para albergar a luchadores y/o gladiadores. El anfiteatro Flavio o coliseo, fue el mayor de todos los anfiteatros que se construyeron y una de las más grandes construcciones en la antigüedad. El origen de éste desde épocas de Julio Cesar, servía para que se celebraran luchas entre hombres fuertes, entre prisioneros o entre humanos con animales. Fue construido en un breve plazo de tiempo que puso a prueba la capacidad de organización de los maestros de obra que impusieron un sistema de varios turnos, la prefabricación de ciertos elementos y la construcción modular, con la ayuda de una compleja maquinaria y una mano de obra especializada. Los materiales utilizados fueron diferentes según las cargas que tenían que soportar; en los pilares y muros exteriores se empleó piedra y ladrillo y utilizaron el hormigón en la construcción, se emplearon 300 toneladas de metal para las grapas que mantenían unidos los bloques.
A diferencia de los primeros anfiteatros cuya ubicación se preocupaba que estuviera en colinas para ofrecer apoyo a los muros, el coliseo es una estructura independiente de piedra y cemento de 48 metros de altura y 188 de largo por 156 de ancho con capacidad para 50,000 espectadores que podrían acceder o salir en menos de 3 minutos gracias a una compleja red de pasadizos y salidas. Desde el exterior presentaba 4 pisos en arcadas en las que se pueden apreciar la súper posición de órdenes en columnas de 3 cuartos con función decorativa. La fachada del coliseo es uno de los ejemplos más completos del lenguaje clásico arquitectónico. Su combinación del sistema arquitrabado (columnas y dinteles) con las arquerías sobre pilastras y el empleo de los órdenes superpuestos han servido de modelo de composición clásica a lo largo de los siglos. Pero también es relevante la presencia del ático, el remate casi ciego que albergaba los mástiles del velarium, un inmenso toldo para dar sombra a los espectadores. Esta colosa edificación es considerada hoy en día una de las 7 maravillas del mundo.
Tras las célebres ejecuciones de cristianos, desde el siglo VI los juegos de gladiadores cayeron en desuso. Después el edificio sufriría cuatro terremotos, y ya entrada la Edad Media se convirtió en la cantera de Roma. Pese a perder casi por completo la parte sur durante siglos de expolio, aún hoy en día domina majestuosamente el paisaje de Roma. En la lejanía del oscuro siglo VIII, el historiador Beda el Venerable ya predijo: “Mientras siga en pie el Coliseo, seguirá en pie Roma. Cuando caiga el Coliseo, caerá Roma. Cuando caiga Roma, caerá el mundo”.
En el Coliseo se ofrecían espectáculos con animales inteligentemente adiestrados y fieras hambrientas devorándolos. También aparecían hombres tras unas jaulas de seguridad que tiraban flechas y lanzas a los animales hasta que agonizaran y murieran. Estos tipos de muestras donde participaban animales se denominaban venatios (sacrificios animales) y entretenían al público durante las tardes con el auspicio de algún príncipe interesado en ganar popularidad. Después de esto, seguían los sacrificios humanos (numeras), donde se asesinaban hombres que estaban condenados a muerte. Al final de la jornada, venían las luchas a muerte entre gladiadores (hoplomachie).
En vísperas del espectáculo, un gran banquete (cena libera) entre gladiadores, que para muchos era su última comida, reunía a los combatientes el día anterior. Esta cena era pública en el sentido que la gente podía dar vueltas alrededor de la gran mesa para apreciar a los contendores y así ver a quien apostarían más tarde. Algunos comensales fatalistas se echaban a los goces del momento, comiendo con glotonería. Otros, cuidaban su cuerpo y su salud conociendo sus habilidades como guerreros y dejaban de lado la buena mesa para comer lo justo. Los más miserables, impresionados por el presentimiento de su muerte y paralizado su apetito por el miedo, preferían dejar de comer y encomendar sus familias y su alma a los dioses.
Al día siguiente los gladiadores desfilaban en una parada vestidos con ricos trajes púrpura y oro. Saludaban al emperador con una lúgubre y trágica exclamación: Ave Cesar, Morituri te salutan. Entre las luchas crueles que se celebraron con animales destaca la de un fraile que había sido condenado a morir en el coliseo, se encontraba en la arena esperando a que le soltaran la fiera cuando de momento salió un león enorme que al verlo se agachó a sus pies y empezó a moverle la cola cual gatito indefenso, el César no daba crédito y los mirones comenzaron a mofarse de él, enardecido por tal humillación el César mandó a sacar un tigre para que acabara con el fraile cuál sería su sorpresa al ver que el león se le abalanzó al tigre y lo mató en el justo momento en que el tigre pretendía atacar al fraile, la multitud entonces se puso de pie y comenzó a arrojar laureles al hombre y al león, sorprendido el César no pudo sino absolver a ambos, cuando todo terminó se acercó al hombre y le preguntó qué había hecho para que el león no lo atacara, el fraile dijo: “ A este león lo conocí en África cuando predicaba, tenía una enorme espina enterrada en una pata, se la quité y el animal sólo está agradecido, no debes creer que los animales son sólo bestias, tienen memoria y sentimientos igual o mejor que los que nosotros tenemos César”.
Desde entonces el hombre y el león fueron acogidos en Roma y caminaban por las calles juntos sin que nadie los molestara más, se dice que cuando el fraile murió el león visitaba todos los días su tumba hasta que pronto también murió.
Este hecho que quedó representado en los murales del coliseo nos debe recordar que efectivamente los animales no son sólo bestias, este año por ejemplo fue un año muy productivo en el que en Veracruz se reconoció que los animales tienen derechos, se aprobó una ley estatal en esta materia , algo que nos llevó muchos años a quienes hemos trabajado en esto, también se celebró en el Distrito Federal la Declaración Mundial de Bienestar Animal gracias a WSPA que le otorga a los animales de consumo un mejor trato durante su crianza y una muerte humanitaria.
Vamos avanzando hacia una sociedad moderna y no cabe duda que el año que viene se consolidarán muchos logros a favor de los animales, entre ellos erradicar por completo las corridas de toros y peleas de gallos venciendo intereses mezquinos de unos cuantos empresarios.
¡Feliz año 2011¡
gaem80@gmail.com
A diferencia de los primeros anfiteatros cuya ubicación se preocupaba que estuviera en colinas para ofrecer apoyo a los muros, el coliseo es una estructura independiente de piedra y cemento de 48 metros de altura y 188 de largo por 156 de ancho con capacidad para 50,000 espectadores que podrían acceder o salir en menos de 3 minutos gracias a una compleja red de pasadizos y salidas. Desde el exterior presentaba 4 pisos en arcadas en las que se pueden apreciar la súper posición de órdenes en columnas de 3 cuartos con función decorativa. La fachada del coliseo es uno de los ejemplos más completos del lenguaje clásico arquitectónico. Su combinación del sistema arquitrabado (columnas y dinteles) con las arquerías sobre pilastras y el empleo de los órdenes superpuestos han servido de modelo de composición clásica a lo largo de los siglos. Pero también es relevante la presencia del ático, el remate casi ciego que albergaba los mástiles del velarium, un inmenso toldo para dar sombra a los espectadores. Esta colosa edificación es considerada hoy en día una de las 7 maravillas del mundo.
Tras las célebres ejecuciones de cristianos, desde el siglo VI los juegos de gladiadores cayeron en desuso. Después el edificio sufriría cuatro terremotos, y ya entrada la Edad Media se convirtió en la cantera de Roma. Pese a perder casi por completo la parte sur durante siglos de expolio, aún hoy en día domina majestuosamente el paisaje de Roma. En la lejanía del oscuro siglo VIII, el historiador Beda el Venerable ya predijo: “Mientras siga en pie el Coliseo, seguirá en pie Roma. Cuando caiga el Coliseo, caerá Roma. Cuando caiga Roma, caerá el mundo”.
En el Coliseo se ofrecían espectáculos con animales inteligentemente adiestrados y fieras hambrientas devorándolos. También aparecían hombres tras unas jaulas de seguridad que tiraban flechas y lanzas a los animales hasta que agonizaran y murieran. Estos tipos de muestras donde participaban animales se denominaban venatios (sacrificios animales) y entretenían al público durante las tardes con el auspicio de algún príncipe interesado en ganar popularidad. Después de esto, seguían los sacrificios humanos (numeras), donde se asesinaban hombres que estaban condenados a muerte. Al final de la jornada, venían las luchas a muerte entre gladiadores (hoplomachie).
En vísperas del espectáculo, un gran banquete (cena libera) entre gladiadores, que para muchos era su última comida, reunía a los combatientes el día anterior. Esta cena era pública en el sentido que la gente podía dar vueltas alrededor de la gran mesa para apreciar a los contendores y así ver a quien apostarían más tarde. Algunos comensales fatalistas se echaban a los goces del momento, comiendo con glotonería. Otros, cuidaban su cuerpo y su salud conociendo sus habilidades como guerreros y dejaban de lado la buena mesa para comer lo justo. Los más miserables, impresionados por el presentimiento de su muerte y paralizado su apetito por el miedo, preferían dejar de comer y encomendar sus familias y su alma a los dioses.
Al día siguiente los gladiadores desfilaban en una parada vestidos con ricos trajes púrpura y oro. Saludaban al emperador con una lúgubre y trágica exclamación: Ave Cesar, Morituri te salutan. Entre las luchas crueles que se celebraron con animales destaca la de un fraile que había sido condenado a morir en el coliseo, se encontraba en la arena esperando a que le soltaran la fiera cuando de momento salió un león enorme que al verlo se agachó a sus pies y empezó a moverle la cola cual gatito indefenso, el César no daba crédito y los mirones comenzaron a mofarse de él, enardecido por tal humillación el César mandó a sacar un tigre para que acabara con el fraile cuál sería su sorpresa al ver que el león se le abalanzó al tigre y lo mató en el justo momento en que el tigre pretendía atacar al fraile, la multitud entonces se puso de pie y comenzó a arrojar laureles al hombre y al león, sorprendido el César no pudo sino absolver a ambos, cuando todo terminó se acercó al hombre y le preguntó qué había hecho para que el león no lo atacara, el fraile dijo: “ A este león lo conocí en África cuando predicaba, tenía una enorme espina enterrada en una pata, se la quité y el animal sólo está agradecido, no debes creer que los animales son sólo bestias, tienen memoria y sentimientos igual o mejor que los que nosotros tenemos César”.
Desde entonces el hombre y el león fueron acogidos en Roma y caminaban por las calles juntos sin que nadie los molestara más, se dice que cuando el fraile murió el león visitaba todos los días su tumba hasta que pronto también murió.
Este hecho que quedó representado en los murales del coliseo nos debe recordar que efectivamente los animales no son sólo bestias, este año por ejemplo fue un año muy productivo en el que en Veracruz se reconoció que los animales tienen derechos, se aprobó una ley estatal en esta materia , algo que nos llevó muchos años a quienes hemos trabajado en esto, también se celebró en el Distrito Federal la Declaración Mundial de Bienestar Animal gracias a WSPA que le otorga a los animales de consumo un mejor trato durante su crianza y una muerte humanitaria.
Vamos avanzando hacia una sociedad moderna y no cabe duda que el año que viene se consolidarán muchos logros a favor de los animales, entre ellos erradicar por completo las corridas de toros y peleas de gallos venciendo intereses mezquinos de unos cuantos empresarios.
¡Feliz año 2011¡
gaem80@gmail.com