CON EL
RITO DE LA IMPOSICIÓN DE LA CENIZA, INICIA HOY LA IGLESIA CATÓLICA EL TIEMPO DE
CUARESMA, PERÍODO DE REFLEXIÓN Y ARREPENTIMIENTO
Orizaba Veracruz.-Con la
imposición de la ceniza, se inicia una estación espiritual particularmente
relevante para todo cristiano que quiera prepararse dignamente para la vivir el
Misterio Pascual, es decir, la Pasión, Muerte y Resurrección del Señor Jesús,
Señaló el Director de la Pastoral de Medios de Comunicación de la Diócesis de
Orizaba, Presbítero Marcos Palacio Cárdenas.
Este tiempo vigoroso del Año
Litúrgico se caracteriza por el mensaje bíblico que puede ser resumido en una
sola palabra: "metanoeiete", es decir "Convertíos". Este
imperativo es propuesto a la mente de los fieles mediante el rito austero de la
imposición de ceniza, el cual, con las palabras "Convertíos y creed en el
Evangelio" y con la expresión "Acuérdate que eres polvo y al polvo
volverás", invita a todos a reflexionar acerca del deber de la conversión,
recordando la inexorable caducidad y efímera fragilidad de la vida humana,
sujeta a la muerte.
Destacó que la sugestiva
ceremonia de la ceniza eleva nuestras mentes a la realidad eterna que no
pasa jamás, a Dios; principio y fin, alfa y omega de nuestra existencia. La
conversión no es, en efecto, sino un volver a Dios, valorando las
realidades terrenales bajo la luz indefectible de su verdad. Una valoración que
implica una conciencia cada vez más diáfana del hecho de que estamos de paso en
este fatigoso itinerario sobre la tierra, y que nos impulsa y estimula a
trabajar hasta el final, a fin de que el Reino de Dios se instaure dentro de
nosotros y triunfe su justicia.
Sinónimo de
"conversión" es así mismo la palabra "penitencia"... Penitencia
como cambio de mentalidad. Penitencia como expresión de libre y positivo
esfuerzo en el seguimiento de Cristo.
Recordó que en la Iglesia primitiva, variaba la duración de la Cuaresma, pero eventualmente comenzaba seis semanas (42 días) antes de la Pascua. Esto sólo daba por resultado 36 días de ayuno (ya que se excluyen los domingos). En el siglo VII se agregaron cuatro días antes del primer domingo de Cuaresma estableciendo los cuarenta días de ayuno, para imitar el ayuno de Cristo en el desierto.
Era práctica común en Roma que
los penitentes comenzaran su penitencia pública el primer día de Cuaresma.
Ellos eran salpicados de cenizas, vestidos en sayal y obligados a mantenerse
lejos hasta que se reconciliaran con la Iglesia el Jueves Santo o el Jueves
antes de la Pascua. Cuando estas prácticas cayeron en desuso (del siglo VIII al
X), el inicio de la temporada penitencial de la Cuaresma fue simbolizada
colocando ceniza en las cabezas de toda la congregación.
Hoy en día en la Iglesia, el
Miércoles de Ceniza, el cristiano recibe una cruz en la frente con las
cenizas obtenidas al quemar las palmas usadas en el Domingo de Ramos previo.
Esta tradición de la Iglesia ha quedado como un simple servicio en algunas Iglesias
protestantes como la anglicana y la luterana. La Iglesia Ortodoxa comienza la
cuaresma desde el lunes anterior y no celebra el Miércoles de Ceniza.
Significado simbólico de la Ceniza
Significado simbólico de la Ceniza
La ceniza, del latín
"cinis", es producto de la combustión de algo por el fuego. Muy
fácilmente adquirió un sentido simbólico de muerte, caducidad, y en sentido
trasladado, de humildad y penitencia. En Jonás 3,6 sirve, por ejemplo, para
describir la conversión de los habitantes de Nínive. Muchas veces se une al
"polvo" de la tierra: "en verdad soy polvo y ceniza", dice
Abraham en Gén. 18,27. El Miércoles de Ceniza, el anterior al primer domingo de
Cuaresma (muchos lo entenderán mejor diciendo que es el que sigue al carnaval),
realizamos el gesto simbólico de la imposición de ceniza en la frente (fruto de
la cremación de las palmas del año pasado). Se hace como respuesta a la Palabra
de Dios que nos invita a la conversión, como inicio y puerta del ayuno
cuaresmal y de la marcha de preparación a la Pascua. La Cuaresma empieza con
ceniza y termina con el fuego, el agua y la luz de la Vigilia Pascual. Algo
debe quemarse y destruirse en nosotros -el hombre viejo- para dar lugar a la
novedad de la vida pascual de Cristo.
Mientras el Sacerdote o ministro impone la ceniza dice estas
dos expresiones, alternativamente: "Arrepiéntete y cree en el
Evangelio" (Cf Mc1,15) y "Acuérdate de que eres polvo y al polvo has
de volver" (Cf Gén 3,19): un signo y unas palabras que expresan muy bien
nuestra caducidad, nuestra conversión y aceptación del Evangelio, o sea, la
novedad de vida que Cristo cada año quiere comunicarnos en la Pascua.