LA BANDA TROPICAL
Ángel Lara Platas
En súbito regreso a
México –por propio pie pero no por propia voluntad-, el ex gobernador de
Tabasco Andrés Granier intentará defender lo indefendible y de librarse de lo
que se le acusa.
Sin pretenderlo también tendrá que encarar el
desborde de un odio colectivo asilado en los pechos tabasqueños por el
latrocinio financiero en las arcas del edén, cometido por la ahora popular Banda
Tropical, comandada por el otrora altivo y vanidoso usufructuario de la moda
cara y el vino francés, el químico de profesión Andrés Granier Melo.
El ex mandatario sabía perfectamente que de no haber
regresado, se le hubieran complicado las cosas con la justicia que ya andaba
sobre sus pasos.
Granier regresa solo en su vergüenza, con sus virtudes
inactivas como aparentando indiferencia al clamor de desaprobación,aún con la
esperanza de salvar las propiedades que el gobierno le pudiera confiscar.
En el Distrito Federal, el que en su laboratorio
encontró las fórmulaspara hacer mucho dinero con el menor esfuerzo, se pasó
treinta y tantas horas en las oficinas del Ministerio Público compareciendo
ante el Juez.Sus abogados, con tal de ganar tiempo para que no fuese llevado a
la tierra que lo vio robar, donde solicita su presentación la Procuraduría de
allá, echaron mano de un recurso bastante práctico: lo enfermaron la madrugada
siguiente y lo internaron en conocido hospital de la capital de la República,
donde está bajo el efecto de un arraigo temporal.
El picante comentario de sus ex cuates de jarana no
se hizo esperar. Dicen que en las múltiples ocasiones de fiesta, ese número de
horas sin dormir eran pocas… “y tan alegre y campante que se le veía”.Qué
malos!
Claro, no faltaron los que para justificar la
prolongada presencia de Granier en la PGR, dijeron que fue porque se la pasó
hablando de sus 400 trajes, mil camisas, 400 pares de zapatos, 700 corbatas, y
de sus historias en la Quinta Avenida de Nueva York.
Sin embargo, hay algunas cuestiones que las
autoridades deben tantear con extremo cuidado. El caso Tabasco ya es de los
medios de comunicación. Es más, estos ya tienen hasta el veredicto. El
Gobernador Arturo Núñez no se quedó atrás, ya lo sentenció ante la prensa toda.
Se puede observar que las autoridades están declarando bajo la presión de los reporteros
y periodistas.
En este contexto, no sería la primera vez que un
procedimiento judicial fuera contaminado con la intervención de terceros, más
aún cuando hasta el momento no existen pruebas contundentes que incriminen
directamente al acaudalado Granier.
Nadie de los que conocen al adorador del Dios Baco,pone
en duda el insultante entramado de corrupción y saqueo durante la
administración que presidió,pero la parte legal es lo más importante.
El Gobernador Núñez tendrá sus razones para decir lo
que ha declarado. Pero como responsable político de una entidad federativa
debió haber sido más prudente. Debió darle espacio y tiempo a las instancias
encargadas de la impartición de justicia. Como primer mandatario, Arturo Núñez
estaría éticamente obligado a depositar su confianza en las procuradurías. ¿En
qué posición quedaría su imagen si por falta de pruebas el practicante de la
química política, enfundado en bermudas blancas y lentes negros, tomara el
primer vuelo a su querido Miami a recuperar el bronceado que perdió en las
sombras de la PGR?
Lo que ocurre en Tabasco es producto de la
desparpajada forma de gobernar en las últimas administraciones federales. Se
permitió que algunos gobernadores hicieran lo que les vino en gana, y como si
nada.
Ya hay varios colaboradores del ex mandatario tras
las rejas. Su ambición los obligó a abandonar su propio porvenir. De las luces
del dispendio han pasado a las tinieblas de la reclusión. Durante mucho tiempo
no podrán ver las extensas propiedades que adquirieron con dinero ajeno, y que
se extienden más allá de los horizontes de la Chontalpa. Nada será igual para
ellos.
Ahora su vista chocará a centímetros con paredes
frías y lúgubres, despintadas y llenas de nada.
El operador estrella del químico Granier, José
Manuel Saiz Pineda-ex tesorero en la pasada administración estatal-, con el
descrédito a cuestas intentó cruzar la frontera norte a pie y lo pescaron. Si
lo hubiera hecho en su Ferrari amarillo (o el rojo), con toda seguridad hubiera
pasado desapercibido.
Los abogados del cuestionado Granier le han
conseguido dos amparos. Uno de ellos tiene que ver con su estado físico. Si sus
condiciones de salud se consideran aceptables entonces se permitirá su
presencia en la Procuraduría de Tabasco, si no, pues No.
Cada día que pasa crece la preocupación para el
actual mandatario tabasqueño. Las expectativas que provocaron sus ruidosas
declaraciones se están desvaneciendo. La opinión pública empieza a exigir que
si el gobernador Núñez tiene las pruebas pues que las presente. A final del día
de él dependerá, en mucho, la credibilidad en su
gobierno.