Mujeres indígenas, bordadoras de sueños y tejedoras de historia
Por
Domingo Simón Ortega
Zongolica,
Ver.- Descendiente de una raza cósmica, la mujer indígena, bordadora de sueños
y tejedora de historias, quedó plasmada en el mural que el artesano Román Vázquez
pintó en la entrada al Centro Coordinador para el Desarrollo de los Pueblos
Indígenas (CDI) de esta localidad.
Denominada
“Universo de actividad indígena”, esta pintura refleja una fracción del cosmos
y la conexión que tienen nuestras culturas milenarias con el misticismo que se
entretejen con las actividades manuales de la mujer indígena de la sierra de
Zongolica.
El
artista precisó “desde el molcajete, el metate, el brasero hasta el nivel
artístico, cultural, profesional o académico, las mujeres se preparan para
enfrentar y desempeñar cualquier actividades social, pero sin perder nunca su
esencia y su belleza natural”.
Se
pronunció por el rompimiento de aquellas cadenas que atan su sonrisa para que
puedan sentirse orgullosas de llevar la noche y el día en su traje y las flores
del campo en su cintura, en esta tierra forjada en sus manos.
Define
a la mujer indígena “como únicas, ejemplares, dignas trabajadoras, artesanas,
mujeres que siembran, que cultivan y cosechan, solidarias en su comunidad, que
son pilares fundamentales en la contribución de la economía diaria, o que
estiran el gasto obtenido con sudor y esfuerzo, sin olvidarse de su deber de
madres, esposas o hijas, por ser la primera en levantarse y tener listo el
“itacate” que su esposo se lleva al trabajo del campo, pero que siempre son las
últimas en acostarse”.
Ellas
han enfrentado una lucha histórica que, con su dolor, surcaron el camino de la
justicia, sabias como “Popoxtecazihuatl” (mujeres de las nueves) y las
“Ehecazihuatl” (mujeres del aire) fieles servidoras de Dios, y por dar vida a
los hombres, que se mantuvieron firmes en los campos de batalla. Herederos y
orgullosamente identificados como los hijos del fuego y de la lluvia.
Román
Vázquez terminó diciendo que “la lucha dispersa debe ser superada, enfrentemos
la desigualdad ofensiva hacia las mujeres de este país y que no cuentan con una
verdadera justicia social, de igual forma asumamos la responsabilidad de hacer
algo por ellas, demostrando que podemos escribir para las futuras generaciones,
nuestra propia historia. Es hora de que nuestro caminar en esta vida trascienda
para dejárselos a nuestros hijos como herencia. Seamos más creativos en nuestra
forma de lucha, sin llegar a la violencia, sino con trabajo, voluntad, respeto
y tolerancia”.