Por:
José Miguel Cobián Elías
No quería yo tocar estos temas,
simplemente por no darle gusto a alguien que me había pedido comentarios sobre
el H. Ayuntamiento de Córdoba, pero llega el momento en que la situación se
hace intolerable, y o escribo o exploto, y como explotar no es muy decente
entre nuestra pudorosa sociedad, no queda más remedio que escribir al respecto.
Cuatro temas más uno, traen locos a los
ciudadanos, tanto que luego ya no son cuatro.
El primero es San Iracheta, cuya palabra es palabra de Dios en estos
días por el ayuntamiento. Quiere remediar todos los problemas de la ciudad con
600 millones de pesos en vialidades y cambios a la ciudad. Y aquí comienzan los asuntos que dicen que
dijo, pero que no me consta. (Dicen que dijo, no sólo Iracheta, sino también el
presidente municipal)
Todo mundo (pensante) está de acuerdo en
que deben de instalarse los parquímetros en el centro de la ciudad, y también
todo mundo coincide en que los debe de administrar el ayuntamiento. Los chismes
de palacio dicen que Tommy Rivers a chaleco los quiere concesionar (como parte
de sus deudas de campaña y no como futuro negocio o negocio al futuro), y
debido a que los Canacos y los Canacintros y las fuerzas vivas de Córdoba
exigen que el dinero sea para el ayuntamiento, entonces el proyecto está
parado. Espero que esta información
como todos los chismes sea falsa.
Dicen por allí que un hombre de negocios
de la ciudad se desespera por el tiempo que hace en cruzarla hasta llegar a la
zona industrial. De allí que decidiera mandar hacer un estudio de vialidad.
Ahora sabemos que con unos pasos a desnivel y una sincronización de semáforos,
más la prohibición de estacionamiento en ciertas avenidas, este prohombre de
negocios lograría llegar a su fábrica con cinco minutos de ahorro en el tráfico
citadino. San Iracheta propone
inversiones millonarias para ahorrar esos cinco minutos de traslado entre dos
caminos y los arcos, como si Córdoba
fuera una ciudad grande y no un pueblo aspirando a ser algo más.
A estas alturas te preguntarás quien es
San Iracheta, pues se dice que es un arquitecto urbanista que mediante módico
pago con cheque de más de seis cifras (es decir de siete para arriba), está
haciendo un estudio de cómo mejorar la ciudad.
Y el presidente municipal le tiene mucha confianza aunque no vive aquí,
ni conoce a fondo la problemática local.
Resulta que este hombre sabio ha dado dos pláticas a los interesados,
una en Puebla y otra en Córdoba, explicando miles de datos estadísticos que ha
obtenido de la CONAPO y del INEGI, y afirmando que o componemos Córdoba o se
convierte en una ciudad fantasma para el año tres mil, pues poco a poco
reducirá su población. Afirma que
mueren más personas que las que nacen (eso me dijeron), aunque el dato es
incorrecto, más bien quiso decir que en Córdoba muere más gente que en el resto
del estado y nacen menos niños que en el resto del estado. Pero eso no
significa que la ciudad vaya a decrecer.
Y en lugar de proponer desarrollo económico, instalación de empresas,
vinculación empresas-universidades. Bajar recursos de fondos federales para
beneficio de la economía. Propone modificar el trazo urbano de la ciudad
como si eso fuera condición suficiente
(que necesaria si es), para resolver los problemas de la ciudad. Dicen los que a sus reuniones fueron, que
son dos horas de estadísticas y cinco minutos de conclusiones muy generales. Se
espera que el 31 de agosto ya nos tenga un plan municipal de desarrollo urbano
para someterlo al análisis de la ciudadanía…
Cabe aclarar que a Tomás se le pueden
criticar sus proyectos porque los da a conocer y trata de obtener la opinión de
los ciudadanos, cosa que en administraciones anteriores ni por error sucedía,
pues el alcalde en turno (salvo Rivas) se sentía propietario de la ciudad.
El asunto de las bicicletas estilo París o
México D. F. preocupa por varias razones: La ciudad consta de subidas y
bajadas, no es una ciudad plana. Llueve mucho, o el sol es abrazador. No hay
cultura vial, los automovilistas y camioneros son muy silvestres en cuanto a su
respeto al reglamento de tránsito. Al
final esa propuesta tendrá muchos cadáveres colgando de la reputación del
alcalde y su cabildo.
El caminatorio sigue siendo un motivo de
preocupación, pues la calle uno no se considera la mejor para el proyecto.
Sigue sin estimularse la creación de estacionamientos privados que atiendan la
demanda que se va a generar. Y la idea de elevar los impuestos a los terrenos
improductivos de la ciudad parece muy autoritaria y posiblemente fuera del
marco constitucional.
Mientras se afirma que hay hectáreas y
hectáreas de terrenos baldíos en la zona urbana de la ciudad, las estadísticas
indican que hay menos de dos metros de áreas verdes por habitante, cuando la
ONU recomienda un mínimo de siete metros. Esto implica que si se pretende que
todos esos terrenos tengan construcciones al terminar la presente
administración municipal, el área verde por habitante se verá reducida. Se sugiere que en lugar de elevar impuestos,
el propio ayuntamiento compre esos terrenos baldíos y se hagan parques y
espacios verdes para la población, sin olvidar que el tamaño mínimo de cada uno
debe ser de cinco mil metros cuadrados, y no tener superficies encementadas, es
decir, hay que olvidarse de los parques de bolsillo, y buscar tierrita y
pastito para los habitantes de la ciudad.
La buena nueva, es que se sigue negociando
con distintos grupos, entre ellos Carso, la posibilidad de construir una plaza
comercial en la ciudad, para atraer turismo comercial y robarle algo a Plaza
Valle… -Curioso, en Orizaba se obstaculiza la plaza comercial de los Zairick,
mientras en Córdoba ruegan por una-.
El comentario principal es que Tomás no
toma todas las decisiones, pero tampoco las consulta con el cabildo. Que hay un
grupo que decide, y entonces hay que platicar con Tomás y con ese grupo para
convencerlos de modificar los proyectos en beneficio de la ciudad, lo cual se
torna más complicado.
Todo lo comentado es de ¨oídas¨, pues no
he asistido a las reuniones, y mucho menos platicado con los directamente
involucrados… Son simples opiniones de cordobeses preocupados por su ciudad, y
orgullosos de ser tomados en cuenta para expresar sus ideas.