Fernando Padilla Farfán
Profundizar en el conocimiento de cómo están
las cosas en nuestro planeta, con facilidad se pasa de la preocupación a la
angustia. Los datos, las cifras y los ejemplos, resultan verdaderamente
aterradores.
El calentamiento global está generando mucha
preocupación. Demostrado está que los glaciares se están derritiendo, que el
mar dentro de no muchos años podría elevarse 6 metros sobre el nivel actual;
pero cuando nos dan referencias tan cercanas como que las paredes de hielo de
nuestro majestuoso y monocromático vecino, el Pico de Orizaba, continúan
deshielándose; que diversos animalitos e insectos que eran propios de tierra
caliente y que están emigrando a lugares menos cálidos por que en las zonas
bajas ya no aguantan el calor; y que a los ríos que bajan del Pico de Orizaba
para llevar agua a Puebla, Zongolica y Orizaba, están disminuyendo sus caudales
de manera vertiginosa; nos coloca en una profunda inflexión de culpabilidad,
por que todos somos responsables de lo que podría ser nuestra propia extinción.
Hablar del tema del calentamiento global por su
crudeza es escalofriante.La forma de vida que nos está otorgando la
civilización, está llevando al planeta a una sobreexplotación que está
ocasionando que la temperatura se eleve en todo el mundo, acarreando severos daños al ecosistema.Para dimensionar el tamaño del problema, por si dudamos
que el daño no lo estamos ocasionando nosotros en lo individual, baste decir
que nuestros hábitos, lo que hacemos a cada momento, multiplicados por 6,750
millones de seres humanos que vivimos en este mundo, será la causa de que
nuestros hijos y nietos padezcan, en muy poco tiempo, tal vez 30 años, las
consecuencias de un planeta en estado de crisis.
Una de las principales fuentes de contaminación
es el excesivo uso de los combustibles de origen natural, que usamos en vehículos
que nos transportan. A manera de ejemplificar baste con observar el uso irracional
de los vehículos: en ellos vamos a la tienda de la esquina por compras a granel;llevamos
a los chicos a la escuela así este a 4 o 5 cuadras; ya no caminamos.En época de
calor, mientras esperamos a alguien optamos por permanecer encerrados en el
vehículo con el motor encendido y el clima funcionado.
Focos y televisores encendidos mientras estamos
en otras áreas de la casa. El calentador de agua eléctrico o de gas jamás lo
apagamos. Igual con la radio, la computadora o el clima artificial de la casa.
Bueno, pues todos estos descuidos le cuestan a la atmósfera el 50% de la
contaminación por bióxido de carbono. Por lo tanto, la temperatura en las
ciudades se eleva entre 4 y 5 grados centígrados en relación a su entorno.
Pero no toda la culpa es de la sociedad civil.
De acuerdo a lo que nos dicenlos expertos, el gobierno carece de políticas
públicas ambientales adecuadas. En el país existen prácticasnocivas de algunas
autoridades que demuestran la falta de cultura ecológica y de políticas
adecuadas para cuidar y conservar el medio ambiente. Por ejemplo, un presidente
Municipal de un municipio de la costa del Golfo de México, diariamente tiraba 7
toneladas de basura en una laguna del lugar, a pesar de que estaba consideradaun
atractivo turístico alterno a la playa.
Este no es el único caso.En gran parte de los
estados de la República Mexicana hay una gran cantidad de tiraderos a cielo
abierto y un sin número de fuentes de contaminación. Tan solo en Veracruz, por
mencionar uno,en su territorio hay 1,600 tiraderos de basura a cielo abierto.
Entre el 2000 y 2007, en ésta misma entidad hubo 736 derrames de petróleo.
Todos los ríos en Veracruz tienen un grado de contaminación. A la fecha los talamontes
han acabado con el 75% de los árboles del Cofre de Perote. Se estima que antes
de 15 años habremos acabado con todos los bosques de la tierra, a pesar de sus
consecuencias letales. Cuando se corta un árbol se quita la humedad, desaparece
el agua, los suelos se erosionan, las sequías se incrementan y el calentamiento
se eleva.
Los datos que ponen nuestras barbas a remojar
son: 50 mil muertos en Europa por una inesperada ola de calor en 2003, y en
2009, y una imprevista ola de frío que mató a mil en el norte de Estados
Unidos.