Por: José Miguel Cobián
¿Errores? ¿De que errores vas a
escribir? Obvio, de errores gubernamentales. ¿O errores de políticos? ¿O
ambos?..... Ambos, ya verás.
Se hace un convenio entre el
municipio y la secretaría de seguridad pública, para el establecimiento del
mando único en la zona de Córdoba-Fortín.
El estado no se da cuenta de un pequeño detalle: El convenio no señala
que el presupuesto que se utiliza para seguridad pública municipal ahora será
entregado al nuevo mando único. Así, el estado asume la totalidad del gasto, y
el municipio de manera inmediata ve incrementado su presupuesto al reducir sus
gastos de salarios. Punto para el
municipio.
Entre algunos miembros de la
intelectualidad del municipio se escucha que el presupuesto del SUBSEMUN no se gasta de manera correcta, y se exige
que el ayuntamiento defina dicho presupuesto de común acuerdo con el mando único. Se les olvida que el presupuesto de dicho
fondo se aprueba conforme a una propuesta que emite el ayuntamiento, y no se
puede variar su destino, pero además, se les olvida que el poder se ejerce, y
quien tiene el poder y el derecho legal de decidir el destino propuesto de este
programa es el ayuntamiento, y por lo tanto será el Alcalde y su equipo quienes
decidan en que se usa, y si su propuesta es aprobada no es posible modificar ni
un ápice el destino de los fondos federales ya etiquetados. Punto para el municipio.
En el convenio con el mando
único se establece que dicho organismo deberá presentar un parte de novedades
diariamente al alcalde. El mando único
no cumple con su parte, y el alcalde no lo solicita de manera enérgica. Ello le permite al alcalde explicar que es
víctima de la desatención del mando único…
Políticamente es punto para el municipio.
Anoto puntos para el municipio o
para el mando único porque uno es panista (el Alcalde) y el mando único se
percibe como priísta ante la opinión pública, a pesar de las múltiples aclaraciones
de sus funcionarios que afirman en todos lados que ellos no juegan con colores,
sólo buscan cumplir su papel con la seguridad. Sin embargo, como todo en esta vida es
político, los puntos y la percepción ciudadana son los que cuentan, en lugar de
contar lo efectivo o no de los efectos de este matrimonio de conveniencia en la
población. Pues se quiera o no, el mando
único y el ayuntamiento están casados en temas de seguridad.
Al asumir el gobierno municipal
la actual administración no pidió una revisión al convenio que crea el mando
único. Así, el alcalde es desconocido para el personal tanto de tránsito como
de policía, y sus órdenes no son cumplidas de inmediato, sino evaluadas con el
criterio del mando único antes de tomar acción.
En este caso, punto para el mando único.
Que genera una queja de la autoridad municipal de desatención, lo cual
bien explotado se puede convertir en punto para el municipio.
El ayuntamiento ha sabido jugar
su papel para que las quejas por la inseguridad o la falta de agentes de
tránsito sean cargados con su costo político al mando único y sus funcionarios.
El mando único no tiene la misma experiencia para jugar a la política y sobre
todo con la percepción de los ciudadanos.
Por ello, esto también genera un punto para el municipio.
Creo que no vale la pena seguir
enumerando puntos y quien se beneficia.
Ya sabemos que el mayor beneficiado con la presencia del mando único es
el ayuntamiento. Por ello, ya se
escuchan propuestas para que se cumpla con las obligaciones municipales de
otorgar seguridad a sus gobernados mediante la absorción del mando único (y sus
gastos) por el municipio. Es decir,
revertir el convenio del mando único, y pasarle el mando al alcalde y su
cabildo. Pero después de enumerar las
ventajas para el ayuntamiento de que el mando único siga siendo estatal, no veo
ningún estímulo para el gobierno municipal, salvo la obediencia.
En el caso de tránsito, el estímulo es
superior, pues aunque actualmente el 70% de las multas quedan en las arcas municipales,
no se observa mucha actividad del área de tránsito en levantar multas, pingüe
negocio que seguramente echarán de menos en el ayuntamiento. Recordemos que un funcionario público aspira
a tener siempre más fuentes de ingresos, así que si sumamos el millón de pesos
que debe dejar el manejo de los parquímetros al mes, adicionado de los ingresos
de tránsito (municipalizado), generan un verdadero atractivo para municipalizar
de nuevo esta área. Lo cual, la población
no vería mal, pues el mando único a pesar de los esfuerzos de sus elementos, le
ha quedado a deber a la población de Córdoba, ya que el personal es mínimo, muy
inferior a la cantidad de agentes de tránsito que tenía el municipio antes de
la llegada del mando único.
Claro que queda también la
permanente afirmación del secretario de seguridad pública que señala que
tránsito municipal antes de la llegada del mando único estaba infiltrado por el
crimen organizado. Y eso siempre genera
una duda, sobre el posible interés del ayuntamiento para asumir de nuevo el
control de los elementos de tránsito, con los riesgos que conlleva. Mientras tanto, cada vez que se escucha
esta afirmación, los comentarios son los mismos: ¨Si había elementos infiltrados o controlados
por el crimen organizado, ¿por qué ni uno sólo ha sido detenido, acusado,
juzgado y sentenciado?¨.
Mientras, en tanto se ponen de
acuerdo Mando Único y Ayuntamiento, la población sufre las consecuencias de
dicho desacuerdo. Esperando que el
presupuesto estatal asignado se use correctamente, evitando automóviles y
motocicletas parados por falta de refacciones.
Incluso hay una corriente que pide que si algunos de los vehículos
asignados al mando único por la presente administración o por la anterior, ya
no son útiles para labores de seguridad, éstos sean devueltos al ayuntamiento,
para su venta como chatarra. Evitando malas interpretaciones sobre su destino,
no porque se hayan extraviado, sino porque donadas por Córdoba pudieran haber
sido usadas en otro municipio del estado.