Por: José Miguel Cobián
Siempre pensamos que en todo hay límites,
incluso en la maldad. Sin embargo, lo
que ha salido en las noticias los últimos días sobre la Kakistocracia
Veracruzana rebasa cualquier límite permisible.
Primero nos enteramos de fortunas enormes,
fuera de lo acostumbrado en nuestro corrupto país, pues generalmente se
enriquecía el gobernador y su familia, pero ahora parece que también se
enriqueció un clan completo a costillas del sufrimiento de todos los
veracruzanos.
Luego nos enteramos de ranchos, casas en
el extranjero, y hasta de agencias de renta de aviones, compras pisos en Europa
y no dudo que pronto nos enteremos que gracias al dinero que era de todos,
algún pillo tenga hasta un castillo medieval entre su colección de propiedades.
El día que escribo este artículo me enteré
a las 10 de la mañana de algo que me llenó de la más absoluta indignación. Son las 9.23 P.M. y todavía sigo enojado,
indignado, extremadamente molesto. No
concibo una mente criminal de la peor estofa, de la más baja ralea, que sea
capaz de imaginar y concebir un crimen de esta magnitud. Me explico.
Hoy me enteré de que la Secretaría de
Salud de Veracruz compró pruebas para detectar el síndrome de inmunodeficienica
adquirida, que ya estaban caducadas, es decir, pruebas de laboratorio que
darían resultados falsos. Para acabar
pronto, quizá alguien que tuviera SIDA diera negativo, y alguien que no lo tuviera,
diera positivo en los resultados.
No me imagino el falso negativo, feliz de
la vida, dándole vuelo a la hilacha, y contagiando a una o a varias parejas,
gracias a la falta de escrúpulos de un funcionario ladrón y de un laboratorio
que vende reactivos, tan ladrón e inescrupuloso como el propio funcionario.
No tengo datos duros, pero podría asegurar
que más de un ama de casa fue contagiada por su feliz marido quien se
consideraba sano, y ahora quizá ambos ya hayan fallecido o mueran pronto,
dejando a varios hijos en al orfandad. Y
todo para que esos malditos se ganaran unos pesos adicionales a lo que ya de
por sí habrían robado de otros ¨cajones¨ del presupuesto estatal.
Me queda claro que muchos de los 240,000
empleados del estado de Veracruz son personas honorables, a pesar de haber
estado bajo el mando de la pandilla que saqueó y asoló Veracruz. Pero también tengo totalmente claro, que
hubo un grupo que se enriqueció no sólo con el dinero de obras públicas, sino
con el sufrimiento de muchos veracruzanos, y no puedo dudar que con la pérdida
de vidas de más de uno.
No les bastó con disponer a discreción de
los recursos para obra pública. No bastó
con disponer de los impuestos retenidos a los trabajadores del estado. No bastó con retener el dinero de los
créditos de los trabajadores del estado en lugar de enterarlo al SAT, es decir
en convertir a la autoridad fiscal en evasora del fisco. No les bastó todo lo que hicieron por dañar al
estado como si fueran piratas extranjeros que vinieron literalmente no sólo a
saquear sino también a destruir. ¡ No
¡ Eso no fue suficiente.
También decidieron disponer del dinero
destinado para la protección de aquéllos que sufrieron algún desastre
natural. Los fondos del FONDEN no dudo
que hayan tenido un uso distinto al que debían. Los fondos del impuesto a la nómina que
se usarían para fomento del empleo también fueron dispuestos para otros fines.
Aprovechando la situación de poder de unos
y de indefensión de otros, también dispusieron de los fondos para la salud de
los veracruzanos y los del seguro popular. Así que seguramente muchos
veracruzanos sufrieron por enfermedades que podían haberse curado a la
primera. Otros más dejaron de ser
operados en tiempo debido a la falta de material de curación. Muchos más seguramente sufrieron dolores
porque no había la medicina adecuada para controlarlos, y desgraciadamente no
dudo que algunos, ó muchos, también sufrieron pérdidas de miembros,
amputaciones y quizá hasta pérdida de la vida, por la falta de medicamentos,
material de curación o material quirúrgico, ya que los recursos destinados a su
adquisición fueron desviados por la banda criminal.
Lo peor es que queda claro que la política
siempre importa más que el sufrimiento del ser humano. Así, a pesar de que la Auditoría Superior de
la Federación denunció desde 2014 muchos de éstos atracos, nadie le hizo
caso. Tenía que darse el cambio de gobierno
en Veracruz para que entonces sí, la federación comenzara a actuar, tanto el
SAT como la PGR. Es más, hasta la
contraloría del estado comenzó a presentar denuncias, después de la prudente
espera para conocer los resultados de la elección de gobernados.
Si el mandato de Patricio Chirinos es una
muestra de lo que puede pasar en 2017 y 2018 en Veracruz, podemos asegurar que
al estado y a sus habitantes les irá mejor que durante el sexenio que esta por
fenecer el 30 de noviembre próximo.
Creo que los mexicanos estamos
acostumbrados al dispendio, a la vida lujosa de nuestros políticos. Entendemos que así es nuestra sociedad, y
aunque sabemos que no es correcto, lo toleramos como algo incorrecto, pero
normal. Sin embargo, enterarse de cómo
se manejaron las finanzas del estado y comprender a costillas de quien se
efectuaron los desvíos es algo que llena de la más absoluta indignación. Y quizá de algo mucho peor….
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