DAR
Y RECIBIR NOS ENGRANDECE
Por Ernesto Partida Pedroza
Más bienaventurado es
dar que recibir.
Hechos 20:35
Siempre se nos ha dicho que es más importante y más
placentero dar que recibir. Lo dice la Biblia y los grandes pensadores.
El problema es que la educación y la cultura nos enseñan
solo a recibir y eso hace que nos resistamos a dar.
La misma constitución nos habla en los primeros 39
artículos sobre las garantías individuales, es decir, los derechos y el resto
del texto nos habla de qué manera se conforma el estado mexicano, ¿Y en donde
están las obligaciones?
A cada derecho debe corresponder una
obligación.
Para que pueda haber derechos debe existir alguien que
cumpla con las obligaciones.
El artículo tercero habla de que la educación debe ser
gratuita, nada en esta vida es gratuito, lo que se gasta en la educación
alguien lo pagó.
Por supuesto que hay millones de familias que no pueden
pagar la educación en su momento, pero precisamente para eso debe ser la
educación, para enseñar a dar a partir de lo que se tiene y después
corresponder a lo que se ha recibido.
Esa es la mecánica de los pueblos que progresan, dar y
recibir.
Los políticos llegan a las comunidades y prometen que van a
dar multitud de cosas que al final de cuentas, no están en posibilidades de dar.
Lo ideal es no necesitar a los políticos, pero si no
hubiera necesidad de ellos, deberían pedir algo al pueblo para que
pudieran recibir algo a cambio.
Una sociedad sana necesariamente tiene un
intercambio entre dar y recibir.
Dar sin recibir algo a cambio se convierte en un mecanismo
de control y sumisión.
Dar sin recibir algo a cambio detiene el
crecimiento de quien solo recibe.
Dar y recibir propicia el crecimiento de
quien da y recibe.
Todos estamos en posibilidades de dar, hasta el más pobre.
Solo recibir nos empequeñece.
Todos los servicios tienen un costo, exigir
gratuidad implica el no reconocimiento del esfuerzo que hace quien da el
servicio y detiene el crecimiento de todos.
Un recién nacido nos da su sonrisa y con eso ya nos pagó.
Conforme va creciendo el niño, deberá no solo recoger la
ropa de su cuarto, sino tambien es recomendable que empiece a contribuir
con los quehaceres del hogar, en la
medida de sus capacidades, no porque los padres lo necesiten, sino
por el propio aprendizaje del niño.
Hacer algo por los demás es aprender a
relacionarse con otros, es aprender a jugar el juego de la vida, es adquirir una
identidad, es hacer algo divertido y ese es el camino para llegar a tener lo
que más desea por sí mismo.
Muchos
padres se esfuerzan por darles algo a los jóvenes, eso está bien, pero es mucho
más placentero ponerle las condiciones para que ellos hagan sus propias
aportaciones a la sociedad en tiempo presente.
Si no aprende de chico a darse a sí mismo, difícilmente lo
aprenderá de grande.
Muchos padres de familia cometen el grave error de solo
darles a los hijos todo lo que desean y necesitan y no les dan el margen para que ellos aprendan a
ganárselo.
Con el tiempo se vuelven arrogantes y creen que todo lo
merecen a cambio de nada.
La vida real no es así, se tiene que aprender a ganarse la
vida por sí mismo, de grande nadie le va
a dar algo a cambio de
nada.
A esos hijos les va muy bien cuando viven sus padres, pero
cuanto estos faltan, ahí empieza el sufrimiento de los hijos.
Muy bien se dice, el exceso de derechos hacen de la
persona un tirano y el exceso de obligaciones lo convierte en un esclavo.
De ahí la necesidad de que haya un equilibrio.
Dar y recibir debe ser un tema a tratar en la
teoría y en la práctica desde el jardín de niños hasta el nivel profesional.
Deberíamos empezar por crear una nueva constitución que
tenga el equilibrio perfecto entre derechos y obligaciones.
Sería ideal que en la carta magna estuviera los derechos y obligaciones del
padre de familia, de los hijos, del maestro, del alumno, del empresario y
del empleado.
Si todos estos personajes de la sociedad conocieran
sus derechos y obligaciones y los aplicaran, no sería necesario un gobierno tan
obeso que muchas veces solo estorba al progreso de la sociedad.
Nos ahorraríamos los miles de problemas que hoy tenemos
como sociedad.