El Baldón: ¿Cuál tema es el mejor?
Por José Miguel Cobián
Tienes ganas de escribir y no te decides sobre qué tema tocar. Tienes varios rondando por tu cabeza. El primero es la jugada del gobernador, pues
le dijo a su secretario Montiel, que vendría a inaugurar el boulevard
Córdoba-Fortín, y entonces sí, se pusieron a trabajar como locos. No lo
terminaron, pero le adelantaron bastante, y sin embargo, no vino el gobernador,
lo que quiere decir que lo hizo para arrear a sus mulas, tan lentas que tanto
perjudican a la población de esta zona del estado. Y también demostró que ya no
va a caer en las trampas de sus subordinados, y no va a hacer el ridículo
cortando listones de obras que no están terminadas.
Respecto del mismo tema, molesta escuchar al secretario Montiel afirmar
que jamás se detuvieron las obras en la zona mencionada, cuando miles de
ciudadanos fuimos testigos de que por semanas completas no se avanzó en nada,
no hubo un solo trabajador. E incluso hubo semanas que sólo se trabajó un día o
dos. Así que la terca realidad insiste
en que Montiel es un secretario mentiroso, que declara para los medios lejanos
de la zona de sus obras, aunque molesta y mucho a los ciudadanos que observan
día con día una realidad distinta de sus afirmaciones. Ni modo, tenemos que aguantar mentirosos
porque no corresponde al pueblo despedirlos, y quien debe, no los despide.
También está sabroso el asunto de Espino Vs Yunes, que se resume a un
estate quieto, que le manda no sólo el gobierno del estado sino el propio
presidente, para que no afecte su Pacto por México, con denuncias, que tanto
bien le hicieron a la política, pues mientras Miguel Ángel denunciaba ilícitos
en grado de tentativa (todavía no realizados), resultó que él y su familia
fueron acusados de los mismos ilícitos, pero esos sí, realizados anteriormente
a la denuncia. Además del asunto del enriquecimiento ilícito por unos dos mil
cuatrocientos millones de pesos (que es lo único que le pudo documentar
Espino). Lo demás está libre de
acusación.
Esto nos hace pensar que cualquier funcionario se enriquece para diez
generaciones ocupando puestos altos en el gobierno o en las paraestatales –me
comentaron de un sujeto cuyo nombre no me dieron que se hizo de tres mil
millones de pesos en el sexenio anterior, en PEMEX-. Así que la conclusión es que los mexicanos
permitimos que nos roben a diestra y siniestra, gracias a nuestro proverbial
aguante, y sometimiento a la autoridad.
Hasta que algún día aprendamos a ser ciudadanos y no simplemente una
masa de seres humanos.
Pero eso no es todo, lo de César Nava, tan cercano a Felipe Calderón,
también se enmarca en los dos rubros, la corrupción e impunidad imperantes
desde siempre y que en el sexenio pasado tuvieron mucho auge entre algunos
allegados al rey sexenal, y por otro lado el enriquecimiento brutal a costillas
de una república bananera como México, en la cual se evitan ingresos a Pemex
por miles de millones de dólares por un trabajo mal hecho y su correspondiente
indemnización, a cambio de una módica mordida a funcionarios de primer nivel,
que gozan de la confianza absoluta del presidente de la República. ¡Viva México!
Y si pasamos al pleito panistas opositores a Peña dirigidos por Calderón
(el ex presidente que no sabe que ya pasó su mandato, y que hacer fracasar las
reformas no lo beneficia) y aquéllos que favorecen a Peña encabezados por
Madero… Los panistas de Calderón contra
los panistas Rojos. Y mientras, los
panistas de verdad, nada más mirando.
Por último, seguimos esperando algo más, después del arresto de Elba
Esther. Para no verlo como venganza
política, el respetable público espera el sacrificio de otros peces
gordos. Si no llega esta función,
entonces este gobierno, como los anteriores será reconocido como un gobierno de
saqueadores, y los mexicanos seguiremos esperando un patriota en el poder. Se desea el sacrificio de Romero Deschamps y
sus secuaces, entre otros muchos. No sólo azules, que hay muchos corruptos,
sino también amarillos (tan calladitos en este asunto por la cola que tienen),
y rojos, que fueron quienes educaron al resto de los colores en el difícil arte
de robar el patrimonio de todos para beneficio de unos cuantos. Aunque hayan
sido superados por los azules en los dos últimos sexenios.