* El maestro de Educación Física recuerda perfectamente el día que conoció al futuro Gobernador de Veracruz
* Esas características que mostraba desde pequeño las vemos consolidadas en su trabajo al frente del gobierno, expresó
Boca del Río, Ver., 20 de mayo de 2013.- “Un niño inquieto, participativo, con gran liderazgo entre sus compañeros”, así recuerda el profesor de Educación Física, Armando Berchiman Acevedo, al gobernador Javier Duarte de Ochoa, a quien conoció en 1986 en el aula de clase y el campo deportivo.
Reconocido en el homenaje a los maestros veracruzanos, el docente, con 30 años de trayectoria, recuerda perfectamente el día que conoció al futuro gobernador. “Yo tenía apenas tres años de servicio, trabajaba en la Secundaria Técnica número 70 y en el Colegio La Salle, de Córdoba, cuando conocí a Javier, quien acababa de sufrir la pérdida de su padre y llegaba a una nueva vida en compañía de su madre y hermanos”.
Para Berchiman Acevedo, la relación que empezó a forjar con el nuevo alumno dejó una huella imborrable en su vida, ya que aprendió a reconocer la fuerza, tenacidad y enorme responsabilidad que mostraba el joven, al cuidar de sus hermanos, cumplir con sus labores y participar en cada actividad con excelente ánimo y siempre al frente del grupo de trabajo.
“Esas características que mostraba desde pequeño las vemos consolidadas en su trabajo al frente del Gobierno de Veracruz, donde todos vemos la energía con la que se desenvuelve, junto con el compromiso y solidaridad que muestra hacia cada sector de la sociedad”.
El maestro contó que fue un momento muy emocionante el que vivió al recibir su medalla de manos del Gobernador, su amigo; en el instante en que fue reconocido y homenajeado con un conmovedor saludo de su antiguo discípulo.
“Es algo que puedo decir sin ninguna clase de duda, Javier Duarte es un hombre que no olvida su terruño y a las personas que participamos en su crecimiento; cada vez que nos encontramos recibo la misma sonrisa de hace casi 30 años, el mismo saludo afectuoso y cordial que me esperaba en la clase de educación física. Me parece un rasgo muy loable de alguien que no ha buscado el poder, sino la oportunidad de servir a sus paisanos”.
Berchiman Acevedo mostró su enorme beneplácito al ver el camino que ha recorrido su alumno, ya que con 30 generaciones de cordobeses que pasaron por su clase, siempre es un orgullo observar cómo cada uno de ellos sigue rompiendo paradigmas y llevando al estado a nuevos horizontes.
“En el caso de Javier, el orgullo que siento es enorme, pero sería una presunción decir que fue gracias a mis enseñanzas, porque estoy seguro de que ese carácter imbatible y la disciplina que siempre ha mostrado son fiel reflejo de lo que aprendió de su padre, de lo que conoció en casa y de lo que la propia vida le puso en el camino”.