El Baldón: ¨Además de quejarte, tu
¿Qué haces?¨
Por José Miguel Cobián
¨ ¿Cómo hacer un México diferente con
mexicanos tan indiferentes?¨ Florestán.
Tú y yo en lugar de quejarnos, debemos
preguntarnos: ¿Qué hacemos? Ser ciudadano no implica nada más ir a votar, es
más importante participar en actividades cívicas, involucrarse y no consentir
ni la corrupción ni los abusos de autoridad.
Por primera vez en más de quince años,
el gobierno de México tendrá un déficit elevado. Ese déficit puede ser usado
para mejorar la infraestructura y la inversión con beneficios a mediano y largo
plazo para los mexicanos, pero también puede ser usado para populismo político
o gasto corriente. ¿Tú qué haces para vigilar que se use correctamente y no se
desvíe con el consecuente incremento de precios y desestabilización de la
economía?
Recuerda que el corrupto lleva pan
sucio a la mesa de sus hijos y familiares. El bien es bien aunque nadie lo
haga, y el mal es mal aunque todos lo practiquen. ¿Actúas en favor del bien o del mal? ¿O con
tu indiferencia permites que el mal avance y permee en toda nuestra estructura
social? Sabemos que la corrupción y la impunidad son los grandes males de México.
Sabemos también que los ciudadanos unidos somos más poderosos que cualquier
gobierno. Sabemos que hoy gozamos de más libertades que nunca. Sabemos que
quejarnos con el vecino, el amigo, el familiar, o en las redes sociales no
sirve para nada. Sabemos que tenemos que unirnos y luchar por que el bien reine
en México, y sin embargo, ponemos mil pretextos para no hacer nada. Para que la indiferencia triunfe.
Somos el segundo lugar a nivel mundial
en desigualdad social. Mientras los de arriba tienen demasiado, a los de abajo
les falta todo. Y a pesar de ello, nos
desentendemos de la hipoteca social, que cada uno de nosotros tiene. Esa deuda que tiene como pago el que tú que
hoy lees esto, te preocupes por que aquéllos que menos tienen, puedan tener más,
un mejor nivel de vida, y una mejor esperanza para su futuro. Si crees que haces el bien, actuando bien en
tu trabajo, estás equivocado, eso es sólo parte del compromiso que tienes con
tu país. Tú que entiendes los problemas a que se enfrenta nuestro país, tienes
una hipoteca que pagar, una deuda social, con todos aquéllos menos afortunados
que tú, y tienes la obligación de hacer algo por ellos. Mientras no lo hagas,
serás parte de ese México que es parte del problema y no de la solución.
La felicidad consiste en trascender,
en crear valor y valores. El egoísta no ama, el egoísta sólo se ama a sí mismo,
y tiene como destino la depresión y la soledad.
Tu religión (cualquiera que ésta sea) te obliga a amar a los demás, a
cuidar de ellos, a velar por ellos. Tú que eres privilegiado si quieres seguir
conservando tus privilegios, tienes que buscar que los demás estén bien, y
también se conviertan en privilegiados.
La indiferencia y la apatía nos llevan
a que unos cuantos tomen decisiones que convienen a ellos y a sus amos. México
no es de unos cuantos, no es de los líderes sociales, políticos, económicos,
religiosos, etc., ni del presidente de la república, ni de los militares, ni de
los políticos, ni de los burócratas, ni de los gobernadores, ni de ningún grupo
de poder en particular, México es de todos, y por ello es responsabilidad de
todos, tuya y mía.
Continuamente leo quejas de amigos,
conocidos, periodistas, etc., respecto del rumbo que lleva México, pero no veo
que esos que se quejen hagan algo (que valga la pena hacer y que dé
resultados), para cambiar el rumbo, o cuando menos analizar y entender el rumbo
que se lleva y a dónde se desea llegar. El qué hacer y el cómo hacerlo, para
lograr un desarrollo sostenido para bien de todos, y no conservar la dictadura
perfecta, la tiranía que se aprovecha de la ignorancia, del hambre, de la
necesidad, pero sobre todo de la indiferencia y apatía de los propios
mexicanos.
Tienes una sola vida. Puedes hacer de
ella una obra maestra, o también una obra mediocre y oscura. Para que valga la pena tu vida, para que
valga la pena haber vivido tu vida, tienes que hacer que tu vida sirva, no sólo
para ti, sino para los demás.