Crónicas
Urgentes
Claudia
Constantino
A
la más pura usanza de cofradías y hermandades, la clase política tiene sus
propias reglas escritas y no. Hay “cosas que no se valen” y la mayoría de las
veces en los “equipos políticos” son más importantes las lealtades y hasta los sacrificios
que las aptitudes y perfiles para los cargos públicos.
Hace
unas pocas horas, el coordinador de la cultura del agua en la Comisión
Municipal de Agua Potable y Saneamiento (CMAS), Iván Vicente Alarcón Cerda, fue
exhibido públicamente; no tanto por las redes sociales que mostraban su
fotografía en un estadio de Brasil, oso en brazos, acompañada de la historia que
explicaba cómo su “peluche” guardaba una botella de tequila para ponerle más ambiente
al partido; como por su jefe el alcalde Américo Zúñiga Martínez.
Y
es que una de las reglas básicas en política es: “el cordón se rompe por lo más
delgado” y entonces no es ningún problema para el alcalde Xalapeño salir a los
medios a manifestar enérgicamente su desacuerdo en que éste servidor público en
quien él confió, disfrute del campeonato de futbol “in situm”, mientras “la
administración municipal sigue en funcionamiento y todos sus integrantes se
toman muy en serio la labor administrativa que les fue encomendada”.
Así,
en una típica reacción “política” Zúñiga Martínez, se comprometió: “Vamos a
estudiar el caso, necesitamos esclarecerlo. Por supuesto que no lo avalo, ni lo
consiento ni estoy de acuerdo, creo que si bien es cierto que todos tenemos
derecho a viajar y al esparcimiento, los funcionarios públicos de esta ciudad
tienen la obligación de estar atentos a los problemas de esta ciudad y por eso
voy a llevar a cabo la investigación respectiva”.
Ahora
lo que sigue es que el funcionario en cuestión “aguante vara”, se quede
calladito, haga mutis graciosamente para desaparecer un tiempo y habiendo
cumplido con lo que “se espera de él”, un día, más adelante en el tiempo,
reaparezca, habiendo probado su lealtad, entereza política y madurez.
De
lo contrario, su “muerte política”, entonces no sería transitoria, sino permanente;
a menos que alguien de muy arriba lo “salvara” por algún motivo particular
(conveniente para sus intereses o por simpatía) y dada su “estatura política”
nadie se atreviera a cuestionar la decisión.
Así
podríamos traer al cuento un listado infinito de casos parecidos, pero para no
ir muy atrás y menos aburrirlos sólo dos nombres:Felipe Amadeo Flores Espinoza
y Salvador Manzur Díaz. El lector sólo requiere memoria de corto plazo para
hacer el símil.
Otra
práctica muy frecuente es la de contratar colaboradores de palabra, fuera de
nómina y sin nombramiento que hacen algunos encargos específicos y a los cuales
un día sin mediar explicación, el político que los reclutó les explica que
“anda mal de lana” que “harán un break” y
que “cuando se componga la cosa, le volverá a llamar”. Regla no escrita:
No hacer nada al respecto, nada en absoluto. Lo vuelvan a llamar o no. De lo
contrario, la manada se encarga.
Tal
vez todo esto explica las traiciones, los dobles discursos, los cambios de
bando, de partido, de “equipo político”, los ajustes de cuentas, las limpiezas
de grupos políticos predecesores. Al final, los que observamos a distancia notamos
que de cofradía y de hermandad, la clase política no
tiene nada.
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conociendo las reglas a:
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