EL EVOCADO CHURCHILL
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Felipe de Jesus Churchill Hinojosa |
Fernando Padilla Farfán
Casi a finales
del sexenio pasado, del presidente Felipe Calderón Hinojosa; en reunión con sus
colaboradores se comparó con el ex primer ministro británico Winston Churchill, por
una mal referencia de analogía por su lucha contra la invasión nazi en la Segunda
Guerra Mundial.
Calderón hizo el
comentario que Churchill también fue acosado y señalado como él, “Por una
corriente de opinión titubeante de las decisiones de aquellos terribles años”,
aseguró el mandatario en aquel encuentro que recientemente sostuvo con sus
colaboradores en la ciudad de México.
Aunque no quedó
claro si realmente quiso establecer una comparación con el político británico o
nada más se trató de la sola referencia.Fue criticado por los presentes por tan
discordante comparación. Le hubiera ido mejor si hubiese emulado a algún
político mexicano, más de acuerdo con las circunstancias de ese momento y más
acorde con lo que el presidente Calderón pretendió enviar como mensaje al
pueblo de México y al mundo político internacional.
Y es que, de
inicio, Sir Winston Leonard Spencer Churchill, fue conservador, considerado el
último de los grandes estadistas del mundo. Siempre recordado por su rara
habilidad para predecir los acontecimientos futuros.
Algunos de los
que escucharon aquellas palabras del mandatario, en reciente encuentro aún se
preguntaban sobre algún punto de coincidencia con el británico. Pues no
hallaron alguno.
El político
británico,a lo largo de su brillante carrera fue el hombre más popular y el más
criticado de Inglaterra, y a veces ambas cosas al mismo tiempo.
Durante años,
Churchill fue algo así como la voz de la conciencia de su país, una voz que
sacudía los espíritus y les insuflaba grandes dosis de energía y valor. Su
genio polifacético, además de llevarlo a conquistar la inmortalidad en el mundo
de la política, lo hizo destacar como historiador, biógrafo, orador, corresponsal
de guerra y bebedor de coñac; y en un plano más modesto como pintor, albañil,
novelista, aviador, jugador de polo, soldado y propietario de caballerías.
Pero continuando
con la intención de encontrar similitudes entre ambos personajes, por lo que
públicamente se sabe de Calderón Hinojosa, podría poseer no más de dos de las
características que se le atribuían a Churchill.
Claro, habría
una más que tal vez sea la que movió al primer mandatario a hacer esa inusitada
comparación: que ambos combatieron algo. Calderón lo hizo contra la
delincuencia, y el conservador Churchill lo hizo contra el nacismo.
En su momento, Churchill
previó con extraordinaria exactitud los acontecimientos que desencadenaron la
Primera Guerra Mundial y el curso que siguió la contienda en su primera etapa.
Sus profecías, consideradas disparatadas por los militares, se convirtieron en
realidad y sorprendieron a todos por la clarividencia con que habían sido
formuladas.
Calderón no logró
convencer a nadiesobre el control sobre la delincuencia. Tal vez porque su
afirmación la sustentó en una lógica diferente y hasta abstracta.
Pareciera que el
significado del vocablo “triunfo” que en aquel entonces quiso darle el ex
Presidente, habría que entenderloinversamente al revés. Quien realmente ganó la
batalla fue la delincuencia. Aterradora la cifra de muertos con la que cerró su
administración. Aquellos más los que van en la actual administración, descompone
los criterios y los conceptos, de facto entra en esa escala de confusiones y
deliberaciones encontradas.
En todo caso,
había otra frase más ajustada a la comparación: “Sangre, sudor y lágrimas”, que
inmortalizara el hombre de la fulgurante carrera política en un discursoa los
ingleses en plena guerra contra los nazis, en referencia a los costos sociales
de su pueblo.
Esa frase, que
bautizara a un grupo musical de los sesentas, también se puede seguir aplicando
en México con algunas leves modificaciones: Mucha sangre, mucho sudory ríos de
lágrimas; con un final cada vez más lejano y un triunfo cada vez más
controversial.