¿Quién cree la farsa del PAN en
Córdoba?
Con
la imposición de un candidato fallido, el fraude en su elección interna y el
cacicazgo de los que han hecho del partido una “franquicia”, el blanquiazul se
enfila al precipicio por la falta de credibilidad.
Juan
Bueno Torio y Víctor Serralde Martínez, junto con el inepto alcalde Tomás Ríos,
han cavado su tumba con el desvío de recursos del Ayuntamiento para intereses
personales, además del favoritismo en contratos y nómina para familiares y
amigos que les brinden la cuota de sus ganancias.
El
Tribunal Federal Electoral destapó todo el “cochinero” de la mafia que armó el
“show” para engañar a su militancia e imponer un candidato a modo, proceso que
calificó de irregular y antidemocrático.
El
malogrado candidato Juan Gerardo Perdomo, títere de los que se sienten “amos”
del feudo panista, al servicio de lo que diga su “mandamás”
El
“compló” panista y su síndrome bipolar
A
base de engaños y puñaladas por la espalda, en una forma bipolar de actuar para
mantener su coto de poder, el PAN lanzó su convocatoria el día anterior a la
Navidad de 2014. Con ello, fingiría el inicio de un proceso “democrático”, para
elegir a su candidato a diputado federal.
Ya
el 9 de enero, aceptó los registros de Marisol Arróniz de la Huerta y Lilia
Angélica Torres, y al día siguiente emitió una fe de erratas, para agregar a
José Antonio Pérez Vián, a quien desde un principio le tenían preparado un
“complot”.
Después
de la renuncia de las precandidatas, a Peréz Vián se le atravesaron los
caciques de su partido, quienes pidieron al dirigente nacional panista, Gustavo
Madero, que lo echara de la contienda, porque no servía a sus intereses.
Los
mismos ayudantes de Madero redactaron una queja para promoverla en su nombre el
miércoles 18 de febrero para retirarlo de la contienda, la cual resolvió un
organismo interno del PAN ese mismo día vía “fast track” con la cancelación de
su registro. Es decir, a 4 días de la elección interna, el PAN se quedó sin
precandidato.
José
Antonio Pérez Vián, ya veía venir la puñalada de quienes dijeron que lo
apoyarían si él se los pedía, en una maniobra más de la hipocresía bipolar de
los dueños del PAN cordobés.
Previo
a la traición, el oriundo de Ixtaczoquitlán hizo un llamado a la unidad
panista, en el que pidió a Juan Bueno y Víctor Serralde, que sacaran las manos
de la elección. Su defensa le valió que Bueno Torio lo señalara de actuar
como Andrés Manuel López Obrador, con su teoría del “complot”.
Me
defenderé como perro: Pérez Vián
José
Antonio Pérez Vián advirtió su defensa en los tribunales para asegurarse que
los nombres de Marisol Arróniz y Lilia Torres no aparecieran en las boletas,
puesto que la primera que renunció el 19 de enero, se abstuvo de ratificar el
documento el día 24 de ese mismo mes, aunque acudió directamente a las oficinas
estatales del PAN.
De
hecho, Arróniz ratificó su renuncia hasta el 19 de febrero, un mes después del
anuncio oficial, apenas un día después de la revocación del registro de Pérez y
a tres días de la elección interna.
“Esto
lo voy a defender como perro, porque atrás de mi está la militancia que no
se va a dejar empuercar ni engañar”, dijo en conferencia de prensa, al prever
que todo se trataba de un teatro.
El
ex alcalde de Ixtaczoquitlán insistió en que “hay varios a los que les
vengo grande, no quieren dejar el hueso y se creen dueños del partido”.
La
“cochinada” y sus artífices
Los
caciques y su mafia armaron el complot contra Pérez Vián y de la noche a la
mañana convirtieron a Juan Gerardo Perdomo Abella de precandidato a
diputado por la vía plurinominal a precandidato de mayoría relativa.
El
mismo Tribunal Federal Electoral no se tragó el cuento de los documentos que
fabricaron con fechas a modo, para que cuadrara la precandidatura de Perdomo,
quien el domingo 22 de febrero apareció como único candidato en boletas sin
foliar, sin que el mismo dirigente municipal del PAN, Iván Espinosa Hermida,
supiera qué decirles a los medios de comunicación, fingiendo no saber nada de
la imposición, avalada por los diputados federal y local Juan Bueno y Hugo
Fernández, así como por el alcalde Tomás Ríos.
El
diputado federal Víctor Serralde, por estar registrado en Huatusco, a pesar de
que vive en Córdoba, no votó, pero dispuso de recursos para comprar los votos
de los militantes que sólo acudieron a tachar las boletas apócrifas.
Así
lo ventiló públicamente la diputada federal Leticia López Landero, quien
enfrente de la casilla panista, rompió la boleta en la que apareció foto y
nombre de Perdomo, con apenas 6 meses de militancia, para no prestarse a una
“cochinada”.
Juan
Gerardo Perdomo, el títere mentiroso
Antonio
Pérez Vián, ex alcalde de Ixtaczoquitlán, cumplió su frase y empezó a
defenderse como perro, con la promoción de un juicio de protección de los
derechos políticos-electorales ante el Tribunal Federal Electoral, y entonces
se maquinó una supuesta inscripción de Juan Gerardo Perdomo como precandidato
de mayoría relativa.
Nadie
supo, ni él mismo Perdomo lo fundamentó, sólo salió a decir el domingo 22 de
febrero que se había registrado para participar en esa elección y que había
renunciado a la de representación proporcional. Su postura fue muy diferente a
la publicación en su facebook:
"¡Buenos
días! Con gusto les comparto que hace unos días me propusieron que me animara a
participar por la candidatura a Diputado Federal, por el principio de representación
proporcional por el distrito XVI, por lo que el día de hoy 7 de enero q las
10:01 horas, de manera formal me registré ante la comisión organizadora de
elecciones del Comité Directivo estatal de Acción Nacional acompañado en la
suplencia por Omar Iván Moreno Morales!!! .."
La
mentira de Perdomo no le duró mucho.
Las
mentiras reveladas por el Trife
El
PAN mintió ante el Tribunal Federal Electoral (Trife) para justificar la
imposición y tratar de hacer válida la supuesta elección de Perdomo, al alegar
en su defensa que se registró desde el 6 de enero para buscar la candidatura de
mayoría relativa, es decir, un día antes de que publicara en su muro de
Facebook que lo hizo por la vía de representación proporcional.
Los
caciques del panismo se atrevieron a argumentar ante el Trife que Perdomo se
inconformó el 13 de enero ante su mismo partido por no estar en la lista de
aceptados ni en la fe de erratas, publicadas los días 9 y 10 de enero.
A
partir de ese momento, transcurrieron 39 días en los que Juan Gerardo no movió
un solo dedo para defender su supuesta precandidatura de mayoría relativa ni
los militantes panistas estaban enterados del falso registro.
Fue
hasta el 21 de febrero, un día antes de la elección fraudulenta, que armaron la
farsa de su aprobación para imponerlo con nombre e imagen en las boletas.
Aún
así, el dirigente municipal del PAN, Iván Espinosa, que inicialmente
fingió que no sabía nada de cómo llegó Perdomo a la boleta electoral, apareció
posteriormente junto con los diputados Juan Bueno y Hugo Fernández para exhibir
también una falsa constancia de Juan Gerardo Perdomo como candidato a diputado
federal por el principio de mayoría relativa, después de que no la fue a recoger
a Xalapa, como lo hizo la mayoría de candidatos.
Así
se confabuló el complot que Juan Bueno acusó a Pérez Vián de estar inventando
cuando aún no eran las elecciones internas, pero que finalmente lo realizaron
contra la misma militancia panista que ni por enterada estaba del montaje de
sus “dirigentes”.
Elección
y candidato fraudulentos
La
farsa del PAN llegó hasta el Trife, donde los magistrados determinaron que
cometieron irregularidades en su elección interna “de manera grave”, que
actuaron indebidamente y que “cometieron diversas infracciones a la propia
normatividad”, por lo que resolvieron anular la elección y candidatura de Juan
Gerardo Perdomo Abella, quien se prestó a las irregularidades y a la violación
de las leyes electorales.
Es
decir, su elección nunca fue democrática, fue una imposición, o como dijo la
legisladora Lety López “una cochinada”, por lo que recurrieron a prácticas
ilegales, a la simulación y a la fabricación de un supuesto registro para tener
un candidato al servicio de sus intereses, lejos, pero muy lejos de la imagen
que intentan dar a los ciudadanos.
Después
de todo, las mentiras han ido cayendo por su propio peso… y LA FARSA DEL PAN YA NADIE LA
CREE.