El Baldón: Ni siquiera ahogado el niño saben
tapar el pozo
Por José Miguel Cobián
Leo todo el escándalo que se ha generado
por las contingencias ambientales en la ciudad de México. Leo también las
soluciones propuestas por parte de las autoridades de todos los estados que
están involucrados, es decir, un grupo de autoridades y expertos que
representan al gobierno de la Cd. De México, al de Puebla, al de Tlaxcala, al
estado de México, al gobierno federal y no se cuantos más. Mientras más leo, mientras más veo, más me
enoja lo que proponen, pues después de la vergüenza que han pasado por el
enorme descuido de la calidad del aire de la zona más poblada del país se nota
que a nadie le importa resolver el problema de fondo sino sólo generar medidas
paliativas.
Me dirás que esto que nos importa en
provincia. Te contestaré que nos importa porque demuestra muy claramente la
estupidez de las autoridades. Soluciones de sentido común, son las únicas que
no se proponen y no se aplican.
La solución ofrecida fue eliminar la
pre-contingencia ambiental, y también se elimina el beneficio de las
calcomanías cero y doble cero de circular todos los días de la semana…. Y
ya. Nada más de fondo, salvo las
consecuencias de entrar directamente a la fase uno al llegar a 150 puntos de
contaminación. Pues ahora a partir de
ese punto algunas industrias dejarán de trabajar, e incluso hasta algunas
gasolineras.
No deja de inquietar que se estima que más
de veintidós mil mexicanos mueren cada año por problemas en la calidad del
aire. Esos miles de mexicanos no merecen
programas más agresivo y de corto y largo plazo como establecer lineamientos
para que una buena parte del presupuesto de la cdmex se asigne para mejorar y
ampliar los servicios de transporte público para llevarlos al nivel de las
urbes del primer mundo. Darle al
capitalino la posibilidad de moverse con rapidez y eficiencia superiores a los
que tendría usando un automóvil, y sobre todo con seguridad. Eso, que sería la solución a largo plazo no
entra en la visión de las autoridades.
Ya hay en México autos eléctricos tanto de
Chevrolet como de Nissan y autos híbridos de diversas marcas. Eso significa que
se podría estimular el uso de autos eléctricos en la zona de riesgo, dando
algunos pasos que no son tan difíciles, como el hecho de ofrecer zonas de
recarga en toda la ciudad y municipios conurbados, y por otra parte, el
gobierno federal aportar su granito de arena con subsidios a los precios de
este tipo de automóviles que a la fecha resultan todavía muy caros (alrededor
de seiscientos mil pesos), establecer estímulos fiscales con deducción
inmediata para personas físicas y morales, sin límite de costo, y tasas de
interés cercanas a cero con plazos de cinco años cuando menos. Al mismo tiempo, hacer más caro el uso y
posesión de automóviles a gasolina, con un programa de incentivos inversos, que
implique mayores impuestos año con año.
Esto resolvería a mediano plazo el problema, pues conforme los autos
eléctricos se vuelvan viejos, tendrían un mercado de reventa en los estratos
inferiores de ingresos.
Promover el uso de renta de automóviles
eléctricos por hora, y el uso compartido de los mismos es otra opción que se
puede aplicar. Quizá no resuelvan todo
el problema, pero al conocer que los autos son la causa principal de la
contaminación, lo reducirían significativamente, con un programa de sustitución
de autobuses urbanos de gasolina, por los que usan electricidad, es decir,
regresar al esquema de trolebuses que no son contaminantes.
Enfrentar el problema con soluciones ya
probadas en otras latitudes es lo más económico y adecuado. Esos miles de mexicanos que mueren y esos
cientos de miles que ven reducido su nivel de vida y su salud por la
contaminación bien lo merecen.
Lo mismo aplica para la cuestión del agua.
Se estima que disminuirá el caudal disponible en todo el país, y no se hace
nada por remediarlo. El reforestar y
vigilar que no se deforeste es parte de la solución, tanto como aplicar las
leyes ambientales e impedir que se sigan contaminando los ríos y arroyos de
todo el país. Apoyar a los municipios a
instalar plantas de tratamiento de aguas residuales y vigilar que no sólo las
tengan en funcionamiento 24/7, sino que siempre trabajen en óptimas
condiciones. Impedir que las industrias contaminantes tiren sus desechos a las
aguas de México, sin su previo filtrado y tratamiento. En fin, soluciones tan sencillas que da pena
comentarlas, como por ejemplo renovar toda la red de drenaje de las ciudades
que tienen problemas mayores al 10% de pérdida de agua potable. Y no exagero, hay ciudades en el país que
pierden más del 50% de su agua potable disponible debido a fugas en la propia
red de distribución. Una pérdida del 35%
se considera muy buena, y una del 40% buena a secas. Y lo peor, el agua sucia que se tira en una
ciudad a un río, es el agua potable que bebe y utiliza la siguiente ciudad en
el cauce del mismo río, hasta que se vuelve un problema de salud o se resuelve
buscando traer agua de lugares cada vez más lejanos.
La realidad es que nadie resuelve nada,
nadie hace nada, nadie aplica la ley y nadie cumple la ley. Así es México y así somos los mexicanos.
Hasta que nos urja tapar el pozo y no se pueda hacer de manera adecuada, porque
quizá sea demasiado tarde. O por falta
de ideas y ganas de aplicarlas, como es el caso de la ciudad de México.
¿Algún candidato a gobernador traerá en su
plataforma el cuidado del medio ambiente de Veracruz? ¿Alguno de los futuros
candidatos a diputado local? ¿Te interesa a ti amable lector la protección del
medio ambiente? ¿Haces algo al respecto?