Homenaje
a Javier Ortiz Aguilar a 75 años de vida, sus amigos en turno escriben
Ángel Rafael Martínez Alarcón
El pasado 18 de abril del año en curso de 2016, mi
maestro y guía moral pero sobre todo mi amigo Javier Ortiz Aguilar,
llegó a sus primeros 75 años de vida, sano y más brillante que nunca. Se estaba
olvidando decir que también vecino del centro histórico de Xalapa, desde su
llegada a Xalapa, sus señores padres le fincaron su residencia en la calle de
Clavijero, juntito a la entrada de los camiones de los AU, y enfrente de la
cantina de los Elizondo. Amén de la coeternidad de algunos antepasados míos,
allá en Altotonga, Veracruz, la tierra del pichi (maíz de pozole, bañado con
mole, y acompañado con carne de cerdo). El destino me encontró también en la
fundación del Instituto de Intercambio cultural México- Unión de Repúblicas
Socialistas Soviéticas “José Mancisidor” fundado en mayo de 1982,
entre los fundadores: Carlo Antonio Castro Guevara, autor del trabajo
etnográfico: Lupe la de Altotonga. Raymundo Aguas Franco, Miguel
Andrade Huerta. Un servidor con apenas 16 años de edad, ya andaba en esas
movidas de la promoción de la cultura, ahí tuve la gran oportunidad de
conocer a los docentes universitarios: Javier
Ortiz Aguilar y Octavio García Mundo, quienes años más tarde fueron
mis formadores en la Facultad de Historia de la Universidad Veracruzana, así
como otros muchos docentes marcaron mi vida, y los senderos para recorrer el
ejercicio del historiador.
Javier Ortiz Aguilar, como Luis Miguel, nació bajo el signo de Aries, en ese año tan
caótico de 1941, en plena dictadura de José Stalin en la URSS, y los
primeros años de la segunda guerra mundial, iniciada el primero de septiembre
de 1939, el mundo se peleaba entre los aliados y el eje. En ese diciembre de 1941, los
japoneses con el ataque a Pearl Harbor, obligan al presidente de los Estados
Unidos de Norteamérica, Franklin D. Roosevelt, a ingresar a la guerra
mundial. En el país, gobernaba su casi paisano, don Manuel Ávila Camacho,
hijo de la altotnguense de Eufrosina Camacho Bello de Ávila; eran
los tiempos del gobernador Jorge Cerdán, que tres años más tarde fundara la
Universidad Veracruzana, han pasado 75 años de la vida Javier Ortiz Aguilar,
entre su amado terruño, la ciudad de México, y Xalapa, donde ha vivido la
mayor parte de su vida.
Su alumno, y sobre todo su discípulo Juan Francisco Gaspar Velasco, el
presidente vitalicio con aires democráticos de la Republica Vulgaría, logró
coordinar a 9 amigos cercanos de toda la vida de Ortiz Aguilar, yo
seguramente no fui invitado, por motivo
de mi militancia a los postulados de Jean Maritian, José Vasconcelos
y Manuel Gómez Morín, en el homenaje escrito a mi maestro y sobre amigo Javier
Ortiz Aguilar. Tuve el honor de participar como ex alumno de Javier
Ortiz Aguilar, en un homenaje organizado en el auditorio Jesús Morales,
en la antigua Unidad de Humanidades, en donde pude dar mi testimonio, de la
amistad que me han unido, mi amigo y maestro, y años más tarde colega de trabajo
en la Universidad Pedagógica Nacional, unidad 301, con sede en Xalapa.
El gran acercamiento fue en las aulas de la
facultad de Historia, donde impartió con toda la pasión la filosofía de la
historia, donde día a día nos introducía al mundo de las ideas, pero sobre todo
de problematizar la historia, le recuerdo con el gis en una mano y la otra un
cigarro, para muchos de nosotros, era la oportunidad de ir descubriendo las
otras maneras del pensar histórico y
sobre ir discutiendo el presente, mi generación estuvo marcada por la caída de
los paragminas del marxismo, la llegada de la perestroika, glasnot,
la caída del muro de Berlín, la desintegración del estado soviético,
sino olvidar la falsa salinasstroika priísta. Fueron tardes de mucha
discusión pero no mirando el pasado sino interrogando el futuro inmediato. Javier
Ortiz Aguilar, el doctor del dialogo dialectico, siempre con una sonrisa a
pie de sus labios, y sobre todo repensando el quehacer del historia, el aula se
fue extendiendo a las mesas de café de la escuela, la ciudad, y siempre
discutiendo sus nuevas lecturas. Aprovecho las presentes líneas para
agradecerle que me haya distinguido con su amistad hasta el día de hoy, sigo
aprendiendo de mi eterno maestro, que también me enseñara los caminos de la
vida.
Durante su periodo como presidente de la Academia
de la Educación, sección Veracruz me impulsó para escribir mis primeros
artículos en la sección de la academia del Diario de Xalapa, todavía conservo
la servilleta como me dio las indicaciones para elaborar mi colaboración,
siempre impulsando a los alumnos para nuevo retos. Javier Ortiz Aguilar siempre
amigo y maestro.
El homenaje
a sus primeros 75 años de vida de Javier Ortiz Aguilar se concretizo con una
publicación: los amigos
en turno de Javier Ortiz Aguilar. 2016. Foro Fiscal. Xalapa, 137 pp. Con
las siguientes participaciones, Reynaldo Ceballos Hernández, Aristotélico
racional…Fernando Elías Boullosa, Tradición de Oralidad.
Rosalinda Flores Navarro, Predicador del placer. Juan Francisco Gaspar
Velazco, Mi tratado sobre el acto de preguntar y responder (Un reconocimiento
a Javier Ortiz Aguilar).Lucio Gómez Pazos, Café con Javier Ortiz,
ése árbol de palabras generoso. Mario
Alberto González Serrano, Desde Vulgaria.Mareza Hernández
Sandoval, Mtro. Javier Ortiz Aguilar. Autor de mi formación, indirecta,
en filosofía. Jesús Jiménez Castillo, Maestro de la amistad y
amigo de los libros. Omar Piña, Optimista decepcionado a los
paradigmas. Marcelo Ramírez Ramírez, Elogio de un amigo. Incluye
tres artículos escritos de Javier Ortiz
sobre José Revueltas 1914-1976.
El libro empieza así: El historiador, el maestro, el alburero. El
camarada de Revueltas, el admirador de Vasconcelos,el autodidacta. El conversador, el honesto, el hombre de las mil
anécdotas. El cantinero, el abstemio, el existencialistas. El de las juventudes
comunistas, el amante metafísico de Rosa Luxemburgo, de Simone de Beauvoir, de
Hanna Arendt, de Helena Poniatowska y Niurka. El rebelde, el renacentista, el
promotor del meta-discurso. El tomista, el agustino, el que reinterpreta a
Maquiavelo. El hermeneuta, el peripatético, el alumno no examinado por Gaos, el
necio, el que llevó a sus alumnos alos mítines en la ciudad de México en 1968,
el anti-solemne. El jefazo, el desmadrozo, el intempestivo, el fenonólogo,el
antropólogo, el detractor de la posmodernidad. El congruente, el que departió
en compañía de Genaro Vázquez y Emilio Abreu Gómez, el iniciador al
conocimiento. El filólogo, el moderno, el humanista zubiriano, el representante
sindical, el historicista, el crítico mordaz. El disidente de la facultad de
historia, el politólogo, el hombre de edad…el doctor honoris causas perdidas.
El sabio de nuestros tiempos Sólo queda que usted estimado amigo lector
pueda leer dicha obra.