PÉNDULO
POLÍTICO 31-2019
Dr. EMILIANO CARRILLO CARRASCO
“Establece que la democracia, como un método político
y no como un fin en sí mismo. La democracia puede o no contribuir al desarrollo
económico, a la justicia social o a que todos coman, sean sanos, y se eduquen,
él hecho fundamental es que se trata exclusivamente de un procedimiento.
Concepto más generoso y humanista de bienestar que se ha alejado en el siglo
XXI. Si continuamos que estamos gobernados por una elite política estructurado
en un sistema de partidos políticos.
La
democracia no es el gobierno del pueblo, sino de los políticos, está clase
política se especializa y se profesionaliza en la cosa pública, así lo
establece Max weber, y además de vivir para la política y mantenerse en el
poder. En relación del pensamiento de SCHUMPETER es necesario para el buen
funcionamiento de la democracia, entendida en los términos, la presencia de
dirigentes de una capacidad buena y suficiente para desarrollar las acciones
del Estado y de gobierno, para lo cual consideraba indispensable que la clase
política no fuera demasiado exclusiva ni demasiado accesible, pero si
suficientemente vigorosa para asimilar a individuos que provinieran de las
clases bajas y que logran ascender. ”
SCHUMPETER
El conocimiento, la información ante esta etapa
de globalización cibernética y los
fenómenos de las tribus financieras (FMI, WORD STREET), políticas y ver con
objetividad el entorno de país ante un esquema que por décadas ha propiciado la
perdida de la calidad de vida y un estado de bienestar, esto ha permitido
adquirir instrumentos que permitan explicar por qué las acciones de poder
público de una burocracia elitista (agazapa en un sistema de partidos) actúa de
cierta forma.
El circulo vicioso de un Estado ineficiente e
ineficaz, aunado a la carencia de Honestidad, pero si envuelto en un mundo de
Disney, mientras el pueblo con problemas graves de supervivencia, de la
inseguridad, trabajo insuficiente de responder a nuestra juventud a causa de un
modelo moldeado a explotar el capital humano de nuestra población. La
legitimación del derecho depende de la naturaleza democrática del procedimiento
legislativo, que posibilita el consenso.
La concepción procedimental de la justicia
puede respaldar lo axiológico y cognoscitiva de la liberación democrática. El
incremento de la pobreza en el país (alimentaria, al ingreso como instrumento
de medición de la pobreza, a la pérdida del capital humano de nuestros jóvenes)
a largo plazo, a la adversidad social se acumula y su resultado. Sin esperanza
de un cambio radical, sustentable de la calidad de vida de más de la mitad de
pobres en el país.
La política pública y el eje de la moral,
axiología y la teología, ante la descomposición del tejido social. México se
sacude esa modorra (torpeza, letargo), y esa costumbre de ver a la miseria de
masas como parte del paisaje social, un hecho (natural) permanente e
irremediable. EL gasto público visto como estrategia nacional, en ejes bien
focalizados: social, educativo, de desigualdad de alimentación, el salario, en
base a una regionalización de desarrollo, para activar nuestra sensibilidad
colectiva ante la desigualdad y el incremento de la pobreza, por acciones
endógenas no eficientes y eficaces. Las elites políticas, hasta hora, han
consistido en un acto reflejo, una confirmación que nos aferra a la misma
dirección, sin admitir cambios y sin siquiera iniciar una revisión. El discurso
mediato, pragmático, obcecado, insensible y simulador, ante una realidad de
país de millones de mexicanos en pobreza y desigualdad social. Los salarios
empobrecedores, esto es, la pobreza por ingresos y a la pobreza en general,
donde estamos en medio de otra década de pérdidas o estancamientos. Ese talón
de fondo está anclado en la pobreza cruda y persistente que resiste las
políticas públicas.
La Tesis de las elites por el Italiano Gaetano
Mosca y Michels “representa la imposibilidad de la realización de una
democracia de ciudadanos y, en consecuencia, se configura una figura elitista .
Donde nuestra democracia como forma de legitimar el poder público a través del
mandato ciudadano, en base a la representación y legitimación del poder público
a través de los partidos políticos que son de interés público. El artículo 39
de nuestra carta fundamental otorga esta representación en forma dogmática, el
poder público, visto como una utopía distante de la ciudadanía, pero que si legitima
el poder.
La implantación de la democracia en una
sociedad de mandato centralista presidencial y esquemas de concentración de
poder en sus tres poderes acotados por este; las elites políticas en base a la
democracia, mantienen el régimen democrático. Los principios de justificación y
legitimación residen en un método de selección de una elite política
cualificada e imaginativa capaz de adoptar las decisiones legislativas y
administrativas necesarias, y llevar las riendas de un estado en un contexto político
y social complejo. Todo ello sumado a la necesidad de una cultura que tolera
las diferencias de opinión en el seno del debate público. La descomposición del
sistema de partidos a causa a la naturaleza del centralismo y sectarismo; sus
clases dominantes desde el compadrazgo, amiguismos, familias, grupos regionales
de caciques que han propiciado las polarizaciones de cada región. A la falta de
la distribución del poder propicia marca tendencia de expansión polarizada y
división, que en ocasiones beneficia al poder que lo detenta.
Para Michels, la democracia prevaleciente en su
tiempo requería de una cierta organización, y por lo tanto, de especialización
de tareas, lo que provocaba cada vez una brecha más amplia, entré la masa
subordinada y los gobernantes. En relación de esto, Max weber, da sustento a la
burocracia: es la centralización de la organización “un sistema burocrático,
rígido fundamentalmente por elites.