El Baldón
Por José Miguel Cobián
Los que no
vivieron la época de la represión gubernamental, de la más dura dictadura que
vivió México, no tienen idea de la importancia de la defensa de los derechos
humanos. Para ustedes es normal pensar
que un policía te va a respetar y tratar bien, que no habrá fabricación de
culpables y que no existe tortura en un país como México dónde los sistemas de
investigación todavía se basan en la tortura física y psicológica.
No me refiero
a malos tratos al ex esposo de Rosario Piedra Ibarra que realizó el último
secuestro de un avión para llevarlo a Cuba.
Ni tampoco de la desaparición de su hermano, integrante del grupo
guerrillero que mató entre otros a don Eugenio Garza Sada y a su chofer, ni a
la cantidad de personas que secuestraron.
No a ellos no, porque incluso ellos, merecían un trato acorde a la ley y
que se respetaran sus derechos humanos, no que el hermano simplemente
desapareció y nadie supo de su destino.
Me refiero
a las miles, decenas de miles o centenas de miles de víctimas que sufren
menoscabo en sus derechos humanos debido a que los gobernantes en turno y las
fuerzas de seguridad no han sido capacitadas en el respeto a los derechos
humanos ni en los límites a los que deben de llegar para hacer cumplir la
ley. En México sufrimos el extremo de
que sea una autoridad tiránica y violadora de derechos humanos, torturadora y
en muchas ocasiones inútil, o llegamos al otro extremo, el de una autoridad que
no hace que la ley se cumpla y por ello también inútil para proteger a los
ciudadanos. Y eso nada más hablando de violaciones a los derechos humanos en
situaciones de seguridad, aunque hay infinidad de maneras en las que se
violenta el derecho humano de los mexicanos, y por eso es tan importante la
lucha y los avances que se han realizado con la Comisión Nacional de Derechos
Humanos.
Sin
embargo hoy, la titular, no tiene legitimidad, ni para hablar con todos los
partidos políticos, ni ante las autoridades militares y civiles de seguridad,
ni tampoco para hablar con los gobiernos de todos los colores que atienden a la
población en estados y municipios. Si
desde principios del sexenio, el presidente se dedicó a menospreciar a la CNDH,
también hubo una larga y permanente campaña en contra de la misma comisión por
parte de autoridades ineptas, que ante su violencia extrema, decidieron
deslindar su ineptitud en el manejo de los casos de procuración y
administración de justicia, acusando a la CNDH de cómplice de los presuntos delincuentes.
La
sociedad mexicana, manipulable y sin suficiente preparación, creyó la especie
de que la CNDH no sirve salvo para los malos, y no ha defendido como se debe a
esta instancia que ya hoy, comienza a extrañarse, pues de haber sido una
institución digna que funcionaba bastante bien, y que aún así, podía y merecía
perfeccionarse, ahora es una institución florero, al servicio del poder en
turno, y en manos de una mujer que si bien goza de su calidad de víctima, misma
que presume como un gran mérito, no tiene la capacidad ni los conocimientos
para dirigir dicha comisión.
Resulta
terrible que las organizaciones de la sociedad civil, al realizar la primera
selección y proponer 16 candidatos, la hubiera rechazado, por su falta de
méritos para dirigir la CNDH, y luego, cuando se realiza la criba y resultan 8
candidatos, obviamente tampoco está incluida, y pero el poder es el poder, por
lo cual se impone en el senado en una votación fraudulenta, con una elección
donde no se contaron todos los votos, pero se impone porque es la voluntad del
presidente de la República.
Podemos
percibir que poco a poco, el presidente, como si fuera el rey temporal, un
monarca tiránico, impone su voluntad en lo que supongo él y sus diputados y
senadores, su gabinete y seguidores consideran que es un país de su
propiedad. No sólo en la CNDH, en la
CRE, y en cuanto organismo autónomo exista que
pueda evaluar su desempeño, o ejercer así sea de una manera mínima, como
contrapeso a lo que su alteza serenísima decida. Y parece que sigue el INE, con las
consecuencias esperadas, de regresar al control absoluto de los órganos
electorales por parte del partido en el poder, eliminando lo poco andado del
camino hacia la democracia que México había logrado durante casi 30 años de esfuerzos.
El título
de esta colaboración indica que todavía hay esperanza, porque la lucha por los
derechos humanos trasciende por mucho a la propia comisión nacional. Las organizaciones, esas ONG´s tan repudiadas
en este gobierno, esas que en su mayoría presumen de ser de izquierda y
apoyaron con mucha vitalidad la campaña de Morena, esas organizaciones, hoy
siguen en pie de lucha. Son necios y
tercos, porque sólo así, han podido avanzar en contra de toda la maquinaria
gubernamental que una y otra vez ha hecho de la violación de los derechos
humanos un deporte particularmente celebrado en los gobiernos que México ha
tenido.
Como esas
organizaciones son muchas, están unidas en su lucha, y han sabido enfrentar
cuanto obstáculo se les ponga en el camino, no tienen mayor problema en formar
lo que podríamos denominar una alternativa para el florero en que se ha
convertido la CNDH. Esas organizaciones
va a formar un observatorio, una comisión alterna, un colectivo de colectivos,
o lo que usted guste y mande, que tendrá mucha mayor autoridad moral, y servirá
de sustituto a la comisión que el gobierno del presidente López Obrador ha
decidido menospreciar y devaluar ante
todas las instancias nacionales e internacionales.
Amnistía
Internacional le ha pedido a Rosario Piedra Ibarra que renuncie a su cargo. Las
organizaciones y colectivos nacionales, defensores de los derechos humanos, le
pidieron primero no tomar protesta, y luego renunciar. Sus defensores han llegado a ningunear a
gente de la talla del Centro Agustín Pro.
Y sus detractores le recuerdan que pudo reaccionar con la misma dignidad
que su madre, que ¨ dejó ¨ en manos de AMLO la medalla Belisario Domínguez
hasta que se aclaren las desapariciones, en una muestra de congruencia y
dignidad pocas veces vista… Pero parece que Rosario Ibarra, la hija, no lleva
la misma sangre que su madre, y ahora se aferra al puesto en el que fue
impuesta de manera ilegal, en el cual no es reconocida ni por las
organizaciones nacionales ni extranjeras, con lo cual actúa como cómplice,
haciendo un pobre papel en una Comisión que tanto bien le ha hecho a México.
Sólo quien
no entiende la importancia del avance en derechos humanos en este país, puede
aplaudir el atropello que realizó el grupo parlamentario de Morena al elegirla
contra viento y marea, de manera ilegal, con el fin de complacer a AMLO. La abyección de Ricardo Monreal celebrando
junto con Germán Martínez el fraude habla de la nula calidad moral de ambos.
En todo
hay límites. A la 4T se le pueden permitir muchas cosas, pero el INE y la CNDH
deberían de ser intocables…. Si hubiera suficientes ciudadanos en este país.