El
Baldón.
Por:
José Miguel Cobián
Los seres humanos nos regimos por ciclos, ha sido nuestra manera
de intentar poner orden al caos que representa en nuestras vidas, el entorno en
el cual nos desenvolvemos, y generalmente al final de cada ciclo viene la
evaluación de ese que termina, así que evaluemos el 2019.
Para algunos el 2019 fue un año horrible, para otros un año
maravilloso. Por la propensión de los mexicanos a ver lo malo en lugar de lo
bueno, es más fácil enumerar todo lo malo que le pasó al país, y siempre, desde
el color del cristal con que se mira. Baste un ejemplo, para algunos lo peor
que le pudo pasar a México es lo mejor para otros: AMLO.
Iniciemos con lo bueno, ya que culturalmente nos gusta despedirnos
con lágrimas o con el sabor amargo de la nostalgia de lo que pudo haber sido y
no fue.
En 2019 tuvimos un incremento del salario mínimo por encima de
la inflación lo cual se repite en 2020. Incluso si resultara ligeramente
inflacionario, valdrá la pena. Aquéllos
que ya sufrimos el yugo patronal en 1980 recordamos que los niveles de poder
adquisitivo del salario eran muy superiores a los actuales, se compraba más de
tres veces lo que hoy se compra. Si no
lo viviste, imagina recibir el triple de tu sueldo. Esa ha sido la pérdida del
ingreso organizada desde los mas altos círculos del poder.
Terminamos el año con la firma de la renovación del tratado de
libre comercio, y a pesar de que el gobierno haya cedido soberanía en el asunto
de las inspecciones de trabajo, creo que será positivo, pues libera de
incertidumbre. Ya será problema de la
industria del aluminio y del acero, abastecer a la planta productiva mexicana
para evitar que emigren a Estados Unidos. Tiempo hay, y la calidad de la mano de
obra mexicana es superior a la americana.
Incluso la recuperación del poder adquisitivo del salario, la debemos a
la exigencia que viene del exterior.
Si pensamos que la masacre de la familia LeBaron en Sonora pueda
traer también exigencias de seguridad a un gobierno apático en el tema, será
bienvenida por los mexicanos la intervención extranjera únicamente en éste
tema.
Hemos tenido estabilidad en la relación peso-dólar a pesar de la
notoria incompetencia económica del primer año de gobierno. Aunado al respeto de la autonomía del banco
de México, podemos estar satisfechos de que a pesar de las pifias como la
cancelación del NAIM sin prueba alguna de corrupción y más bien como un
capricho para demostrar quien manda, hemos salido bien librados en el ámbito
económico. Sí, crecimiento cero es
pésimo, sobre todo con la máquina económica americana caminando a todo vapor,
pero pudo ser peor. El paralizar la
economía pudo haber sido mucho más grave… en términos de la 4T el elefante es
reumático y lo detenemos cuando lleva un trote lento, ahora será muy difícil
recuperar la velocidad que se tenía antes de la llegada de AMLO al poder. El 2020 podremos crecer si bien nos va, a la
mitad del último año de Peña. Y si
hubiera alguna esperanza de verdadera mejoría, la veremos en 2021.
Fuera de la estabilidad económica y el beneficiar a algunos
adultos mayores, no hay mucho de que presumir.
Lo malo abunda en extremo. Desde el desabasto (por incompetencia) de gasolina justificado
con una guerra vs el huachicol que no dio ningún resultado. La falta de medicinas (por incompetencia)
que causó y sigue causando mucho daño en enfermos del estrato social más
vulnerable. La desaparición del seguro
popular que tendrá el mismo efecto negativo.
La epidemia de dengue exacerbada
por la ineptitud de los titulares de
salud de los estados, y la reducción de presupuesto. La crisis diplomática con
Bolivia debida al pago de favores a Evo…
En general, el término acuñado a mediados de año, define
perfectamente el daño causado: ´AUSTERICIDIO´.
Un suicidio institucional con el pretexto de la austeridad. Si bien la recaudación disminuyó a lo largo
del año, también es cierto que ni la federación ni los estados ejercieron el
presupuesto disponible, una vez más, la ineptitud o la falta de cuadros con
experiencia en los puestos públicos dañó a los mexicanos.
2019 es un año terrible en cuanto a seguridad, y su herencia
para el 2020 es peor todavía. Malísimos
resultados que auguran ser peores el próximo año, debido a una reducción brutal
del presupuesto de seguridad, tanto a nivel federal como estatal pero sobre
todo a la decisión presidencial de no aplicar la ley en contra de los
criminales. Hay un viejo adagio en la
política que dice que dónde está el interés está el dinero. Por lo tanto, debemos entender que a los
gobiernos federal y estatal no les interesa ni la prevención del delito, ni la
procuración de justicia que implica investigar el delito e integrar las
carpetas para llevar al delincuente ante un juez, ni la impartición de
justicia, pues en todos los casos, el presupuesto era raquítico comparado con
estándares internacionales, y aún así lo redujeron aún más.
La ignorancia de los legisladores federales y estatales le ha
hecho mucho daño a México. Quedar bien
con el presidente aplicando medidas de austeridad absurdas en rubros
prioritarios para los mexicanos, únicamente demuestra que los diputados
federales y estatales, así como los senadores, no están para servir a sus
electores, sino al presidente. Como
nunca (y eso es mucho decir), hemos visto a un poder legislativo sumiso a los
intereses del ejecutivo, olvidando su compromiso con los electores.
Quizá lo mas horrible del 2019 sea la división provocada desde
el púlpito de las mañaneras entre los mexicanos. Existía una división ideológica que sirvió
como campo de cultivo para exacerbarla a máximos nunca vistos, lo cual de
seguir la tendencia llevará a la violencia entre mexicanos, por razones
ideológicas, políticas y religiosas. Si
una falla hay que resaltar del gobierno del presidente López Obrador es esa. No
ha sabido ser líder de una nación, se ha convertido en el líder de una facción
que obtuvo el poder.
Como colofón mencionaré que a principios de año inicié una lista
de las pifias entre funcionarios del gobierno con el fin de hacer un libro al
final del sexenio. En un promedio de más
de 20 o 30 diarias, llegué a la conclusión de que en lugar de un libro, debía
de hacer una serie del tamaño de la enciclopedia británica, por lo cual desistí
de la idea. Abrumado ante tal cantidad.
Feliz año nuevo a los lectores de esta columna. (Quienes no
leyeron hasta aquí no sabrán jamás de la felicitación) Esperemos que 2020 venga
mejor, después de un año de aprendizaje para los nuevos funcionarios (algunos
con mas de 70 años, así que no tan nuevos).
La realidad se impone y sólo el viento y el tiempo ponen a cada quien en
su lugar en la historia.