El Baldón: El peor enemigo del pueblo es el propio
gobierno.
Por: José Miguel Cobián
Cuando en la edad media no existían mecanismos
para comprender la transmisión de una pandemia, las cuarentenas funcionaban a
la perfección. A lo largo de la
historia, quien se ha enfermado de alguna enfermedad contagiosa debía separarse
del resto de la sociedad para evitar continuar la cadena de
contagio-infección.
El día de hoy la situación
que manejan los gobiernos del mundo es totalmente la opuesta a la que la lógica
indica. Procedo a explicarme: Hoy por hoy se conoce perfectamente el
mecanismo de transmisión de el COVID-19,
sabemos sin temor a equivocarnos que las pruebas serológicas permiten a
partir del sexto o séptimo día conocer quien está infectado, y las pruebas
moleculares permiten conocer quien ha sido víctima del virus prácticamente desde
del primer día.
Los gobiernos del planeta
han tenido que escoger entre dos opciones básicas, o le exigen cuarentena a
toda su población o le exigen cuarentena únicamente a los contagiados.
La primera opción, la de
exigir cuarentena a toda la población resulta que genera más problemas que
soluciones, entre otras razones, porque no toda la población tiene la capacidad
económica para estar en cuarentena un mes o dos, y porque no toda la población
atiende el llamado a la cuarentena.
Además, el gravísimo problema económico que genera la cuarentena puede
causar mas muertes y daño que la propia pandemia.
La otra opción que tienen
los gobiernos es la cerrar sus fronteras antes del inicio de la pandemia,
obligar a todos los viajeros internacionales a
participar en una cuarentena obligada y con ello se evita el contagio
nacional. Incluso, si existen fronteras
porosas, entonces lo que hay que hacer, es realizar una enorme cantidad de
pruebas, tanto moleculares como serológicas, para detectar a quien pudiera
estar infectado y mandarlo a cuarentena obligatoria. Cuando hablo de pruebas masivas, me refiero
a realizar pruebas al 100% de la población en riesgo.
Adicionalmente limitar la
movilidad de la parte de la población que está en mayor riesgo en caso de ser
contagiada y aplicar medidas como adelantar períodos vacacionales para reducir
la cantidad de personas en contacto unas con otras, y sobre todo, la sana
distancia.
Uno se pregunta la razón
por la cual los gobiernos no optaron por la segunda opción, esa que dañaría
mucho menos la economía, que implicaría pérdida de vidas mucho menor y pérdida
de empleos reducida. La respuesta es
muy simple, porque los gobiernos son incompetentes.
Hoy como en muchas
ocasiones de la historia de la humanidad, muchos gobernantes ignorantes y
enemigos de la ciencia, no le dieron la suficiente importancia al problema que
se originó en China. Por eso a pesar de
estar avisados desde diciembre, no prepararon sus sistemas de salud para el
problema que venía. Lo lógico es que
hubieran equipado a la brevedad sus hospitales, terminar los que tenían casi
construidos, habilitar espacios como los centros de convenciones, pero no nada
más construir muros e instalar camas, sino equipar con todo el equipo México
que sabían se requería, en función de la información que fluía de China.
Uno a uno, los gobernantes
decidieron ahorrar, no gastar en la salud de sus pueblos, gastos que se pagaría
¡Con el propio dinero de los pueblos!, y así, uno a uno en el momento de mayor
pico de la pandemia, se vieron rebasados.
Lo mismo Brasil, que España, Italia, Estados Unidos y México.
En cada uno de esos países,
los gobiernos tomaron a la ligera la enfermedad que venía ya avisada. En México tuvimos episodios verdaderamente
patéticos por parte del presidente de la República, como ese de salgan hasta
que yo les diga, o no voy a cerrar fronteras, o ese de abrazos, o la tan
comentada mordida en el cachete a la niña en medio de multitudes cuando ya
había emergencia internacional.
Hoy, 14 de abril de 2020
fecha en que escribo esta colaboración,
en lugar de que menos de 200,000 mexicanos que seguramente están
contagiados de COVID-19 guarden su cuarentena ellos, resulta que somos 130
millones de mexicanos los que debemos estar en cuarentena, dañando el futuro de
los próximos cinco o diez años, ya que de la crisis que estamos generando por
malas decisiones de gobierno, vamos a tardar mucho en salir.
Lo ideal hubiera sido
prepararse, con suficientes pruebas, y con todas las precauciones posibles, para
evitar frenar la economía. Hoy se frena
la economía, no porque las muertes vayan a ser significativas desde el punto de
vista estadístico, ni siquiera porque exista una preocupación por que no mueran
mexicanos, sino para prevenir un desastre en el sistema de salud pública.
Todo el sacrificio
económico de los países, es el pago de la ineficiencia de los gobiernos. Si preocupara la salud de los mexicanos, ya
tendríamos hospitales y médicos equipados, y se aplicarían cien millones de
pruebas para saber quien si y quien no está infectado. Pero eso no sucede. Lo único que aplica y por lo cual todos
estamos encerrados, es porque el gobierno no se preparó, no hizo lo correcto y
por lo tanto, para evitar que haga el ridículo y quede mal, todos debemos de
practicar una prevención tipo edad media, en lugar de aplicar técnicas modernas
de prevención y detección.
Salvo tu mejor opinión, yo
veo el daño que las malas decisiones de varios gobiernos, incluido el nuestro
le hacen a nuestro presente y nuestro futuro.
Peor aún en México, porque el gobierno federal y la mayoría de los
estatales, no están tomando la mínima medida contracíclica para prevenir el daño
a la economía en su conjunto, ni se ha aplicado ninguna medida para apoyar a
cada mexicano en particular. Los que no
pueden trabajar porque perdieron el empleo no reciben apoyo, el que trabaja en
economía informal y ha visto mermados sus ingresos tampoco tiene ningún
apoyo. Es más, los programas federales
no se han ampliado para proteger a esos 60 millones de mexicanos en situación
de pobreza, que verán muy afectada su economía y su vida por este paro
económico.
Literalmente estamos
solos. El dinero de todos los mexicanos
que es el dinero del presupuesto, no se va a usar para apoyar a los mexicanos
en el momento de mayor necesidad, por razones que nadie alcanza a comprender.