El Baldón: El sagrado derecho del burócrata a estorbar
Por: José Miguel Cobián
Un
crítico de medios de comunicación me dijo que odiaba mis artículos porque
siempre escribo de lo que pienso, siento o lo que me ha pasado. Lamentablemente no puedo escribir de lo que
no pienso, de lo que no siento o de algo que no me ha pasado, pues me educaron
para pensar y decir la verdad, aunque a veces pueda estar equivocado.
Resulta
(para entrar en materia), que día tras día escucho, leo y veo, desesperación y
quejas por falta de dispositivos para almacenar y producir oxígeno, ahora que
la pandemia de COVID campea y crece en todo el territorio nacional.
Enseguida
uno piensa que es fácil solucionar el problema.
Se importa maquinaria para llenar tanques de oxígeno, y se distribuye a
lo largo y ancho del territorio. Es más,
sería una idea genial ahora que vienen elecciones, regalar el llenado de
tanques de oxígeno.
La
desventaja de este país es que para cada solución hay un problema. Recomendé a políticos aspirantes esta opción
y me pidieron avocarme a conseguir la maquinaria. Misma que encontré en distintos países o
continentes, Estados Unidos, Europa e incluso Asia. En todos los casos, cuando comienzan las
negociaciones, y llegamos al país al que debe enviarse, comienzan los
problemas.
México
es uno de los países con sistemas aduaneros más complicados y riesgosos. Complicados porque los requisitos a cumplir
son enormes, porque nadie se tienta el corazón en tiempos de emergencia, y
porque las leyes están hechas para estorbar el comercio en lugar de
beneficiarlo. Riesgoso, porque todos los
exportadores e importadores saben lo que el resto de los mexicanos ignoramos,
que es que hay que considerar un porcentaje de merma en cada importación o
exportación, debido a que las aduanas y los puertos ya sean aéreos, terrestres
o marítimos sufren incontables robos de mercancía. Ya sabemos que las aduanas las controla
ahora la marina, pero todavía no hay evidencias de reducción de esos robos al
comercio exterior.
Total
que a la fecha ha sido imposible encontrar un mecanismo adecuado, pues entre otras
cosas, la autorización de la cofepris, tarda y mucho, así como otras
autorizaciones y certificados. Por causa
de la pandemia y por causa de la austeridad, las firmas y los sellos requeridos
se han multiplicado.
Recuerdo
a inicios de la pandemia, la desesperación de amigos médicos por falta de
equipo de protección personal o por los elevados precios a los que se
conseguía, cuando se encontraba. Tengo
la fortuna de tener amigos en muchos lados del país y al comentar sobre la
preocupación de los médicos y enfermeras, algunos de ellos ofrecieron sus
productos, ya sea porque los fabricaban o los comercializaban.
Con
ellos me enteré que el gobierno de México permitió que en enero y febrero de
2020 se vendieran ingentes cantidades de equipo de protección personal a China,
que estaba envuelta en la pandemia, y por ello, requería insumos de todo el
mundo, pero esto a su vez causó una enorme escases y aumento de precios en
México.
Así,
logramos conseguir unos pocos
cubrebocas, caretas e incluso gel antibacterial, en los momentos en que
no se conseguían y comenzamos a ofrecerlos vía una tienda pequeña que tienen
mis hijos de otro tipo de productos.
Jamás
esperé el nivel de demanda, y sobre todo que caretas y cubrebocas fueran
demandados de inmediato tanto por sistemas DIF de algunos municipios incluido
el de Córdoba, como por asociaciones de Médicos, que compraban por caja las
caretas, en Chiapas, en Oaxaca, y a lo largo y ancho del estado de
Veracruz.
Disponiendo
de cantidades limitadas, de éstos productos, tratamos de ofrecerlos al mejor
precio posible, el cual resultó mucho más barato que los precios que existían
en el mercado. Con una grata
sorpresa. Cuando fueron municipios los
que compraron los productos, jamás hubo la mínima demanda de moche o sobre
precio. Supongo que la emergencia
obligaba a cuidar a su propio personal.
Sin
embargo, logramos enterarnos de muchos fraudes, además de operaciones en las
cuales gobiernos o autoridades adquirían productos a través de terceros, lo
cual siempre incita a la sospecha de que esos terceros vendían a gobierno estos
productos con sobre precios significativos, algo que hemos confirmado con las
denuncias que han aparecido en LatinUs en boca de Loret de Mola y su grupo de
reporteros.
Fue
terrible escuchar las historias de Médicos y Enfermeras, urgidos de protección,
y pagando con su propio dinero su equipo, a pesar de trabajar en el sector público.
Colegios de enfermeras, colegios de distintas especialidades de medicina
se pusieron en contacto con nosotros con ese fin.
Una
vez que se normalizó la comercialización de esos productos dejamos de
conseguirlos, pues no era nuestro giro principal y se hizo como un servicio a
la comunidad. El agradecimiento del
personal sanitario fue la mayor satisfacción que tuvimos, ya que la solidaridad
en tiempos de emergencia siempre deja buenos dividendos, espirituales y
personales.
Ahora
que existe la urgencia por el oxígeno, que podría salvar vidas, que sabemos que
salva vidas, sería fundamental que las autoridades federales, legisladores y el
propio presidente buscaran simplificar los trámites de importación de equipos,
facilitando a particulares ayudar en la solución de un grave problema de salud
pública que sufre nuestro país.
Esperemos
que alguien escuche el llamado.
www.josecobian.blogspot.com elbaldondecobian@gmail.com @jmcmex