El Baldón: La Oligarquía de Hierro
Por José Miguel Cobián
Oligarquía:
Sistema de gobierno en la que el poder está en manos de unas pocas personas
pertenecientes a una clase social privilegiada.
Cuando
Andrés Manuel ganó la elección en 2018, lo hizo gracias al hartazgo que había
en un enorme sector de la población respecto del actuar y forma de gobierno de
los dos principales partidos políticos de entonces, el rechazo fue brutal hacia
el PRI y el PAN.
En
sí, el rechazo en las urnas no se debió a la ideología de los partidos, sino a
la forma en que se habían desempeñado en sus acciones de gobierno, y al reparto
de puestos y prebendas, lo que yo he llamado el reparto del botín que significa
llegar al poder. Tanto en puestos
públicos como y sobre todo, en los negocios derivados de llegar al poder. El manejo discrecional del presupuesto
público para beneficiar a una oligarquía privilegiada, beneficio a costas del
resto de la población.
Tan
aplastante fue la derrota, tan directo fue el mensaje de la población mexicana
que cualquiera esperaría un cambio en la forma como esos partidos reaccionarían
en la próxima elección. Lo que algunos
hemos dado en llamar el acto de contrición, el reconocimiento de los errores
cometidos en el pasado, y el consiguiente cambio de oferta política hacia
nuevos rumbos y metas. Eso era lo
esperado…
La
realidad se impone, y parece que cada partido político tiene una oligarquía de
hierro. Inamovible, incapaz de cambiar su forma de hacer las cosas, arrogante y
soberbia a extremos literalmente suicidas.
Muchos
mexicanos hemos visto que Morena cometió un gravísimo error, una vez que llegó
al poder, pues en lugar de escoger a los mejores hombres y mujeres para ocupar
puestos públicos, escogió a los incondicionales acorde a los méritos de
campaña. Sin comprender jamás que un
buen integrante de un movimiento de oposición no siempre es un buen funcionario
público. Morena siguió haciendo política
al estilo mexicano y también repartió el botín entre sus incondicionales.
Ante
las fallas y pifias de gobierno ocasionadas por la inexperiencia, incapacidad,
incompetencia o franca negligencia de los funcionarios públicos emanados de
Morena, los partidos políticos de siempre, esperan recuperar una parte del
poder perdido en la elección del 6 de junio, con una oferta política que solo
implica regresar al pasado ya rechazado por los mexicanos y sobre todo, lo que
más ofende e indigna, es que continúan con el acostumbrado reparto del botín.
La
señal que mandan a los electores se resume en los siguientes puntos: 1- Ustedes
nos rechazaron en el 2018, hoy no tienen más opción de continuar con Morena o
regresar con nosotros. (Arrogancia y Soberbia). 2.- No cambiamos, no reconocemos nuestros
errores, no corregimos el rumbo, ustedes votantes están desesperados, a muchos
les hemos metido suficiente miedo como para que voten a ciegas por quien sea
que pueda derrotar a Morena, sin importar si es mejor, igual o peor que aquél
que rechazan. 3.- Hemos decidido continuar
cerrados, el poder se reparte entre nosotros y para nosotros. Si acaso en
algunos lugares escogeremos candidatos populares, pero en la mayoría de los
puestos públicos, vamos a asignar a quién nos conviene a nosotros, porque en
caso de llegar nos va a traer negocios y poder…. A NOSOTROS. 4.- Votante tú sabes que Morena hace lo
mismo que nosotros, solo que nosotros aunque corruptos, incompetentes,
abusivos, rentistas, y cualquier otro adjetivo que con gusto aceptamos, somos
mejores gobernando que Morena, así que estimado votante, no te queda más opción
que votar por nosotros.
Estas
señales que mandan los partidos de oposición enfrentan al elector a un dilema
en el cual debe decidir votar por la oposición sin que ésta haya cambiado ni un
ápice, y esperar que en un futuro se repitan los problemas que llevaron al
poder a alguien como Andrés Manuel, o continuar castigando a los dos
principales partidos de oposición y votar por Morena, aguantando un gobierno
incapaz e incompetente, con el riesgo de que la ideología más retrógrada
realice cambios que a lo largo de los próximos años sea muy difícil revertir.
Tal
parece que podemos llegar a una especie de empate técnico, en el cual Morena
siga gobernando, con la ventaja de tener una oposición a la cual culpar cuando
las cosas salgan mal, (como seguramente va a suceder), y tener un gobierno de
Morena por muchos años más; o pensar en el largo plazo y hacer notorio el
rechazo a más de lo mismo en Acción Nacional y en el Revolucionario
Institucional, con la esperanza de que esa pared de hierro de quienes detentan
el poder en ambos partidos se fracture y se logre un cambio de rumbo, hacia
intereses de la ciudadanía, en contraposición con los intereses de grupo o
facción que hoy reinan en ambos partidos políticos.
Quien
tema y crea que podemos llegar a ser Venezuela en el corto plazo, votará por la
oposición, sea quien sea quién la represente, y quien viva todavía en medio del
rencor contra el daño que esos partidos políticos votará en contra de ellos y a
favor de los candidatos de Morena.
Hay
un tercer sector de votantes, los que rechazamos el pasado porque conocemos el
daño que le hizo al país, y también rechazamos el presente, por el daño que le
está haciendo al país. A este sector de
votantes ningún partido político lo atiende.
Ningún partido político ha decidido escuchar las demandas de cambio, de
ética, de eficiencia, de dignidad humana, y sobre todo de amor patrio que
exigimos, y tal parece que nos dejan en una disyuntiva terrible: O no votamos, o tenemos que escoger entre lo
menos malo.
Quizá
incluso, debemos escoger entre un futuro mediato de corto plazo para frenar
algunos cambios que pueden venir de Morena, premiando con ello a unos partidos
políticos que no cambian y que rechazamos los mexicanos en el 2018, o escoger
la opción de castigar a la oposición de tal manera que comprendan que la única
opción que tienen es cambiar, escuchar, atender, preocuparse por los mexicanos,
si quieren sobrevivir, y con ello correr el riesgo ya sea de aumentar el
abstencionismo o de que en Morena los más radicales triunfen sobre los
pragmáticos y nos acerquemos más a un comunismo tropical que más parecerá
dictadura que ideología de beneficio general.
Comunismo que por cierto ya quedó descartado en la historia, pues ha
sido un enorme fracaso y causado enorme dolor en las sociedades donde se ha
implementado.
La
sociedad disfuncional mexicana tendrá la última palabra. ¿Aceptará votar por
candidatos de oposición impresentables, tan solo por el miedo inculcado por la
propaganda antisistema? ¿Votará por incompetentes
e impresentables tan solo porque son candidatos de Morena y sus satélites?
¿Algún día entenderá la sociedad mexicana que la opción de candidatos
independientes, cuando no sean comparsa de un partido político, puede ser una
salida de la partidocracia que tanto nos oprime?
El
tiempo lo dirá.
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