El Baldon: El arte de mentir y difamar que algo queda.

Por: José Miguel Cobián

Le cuento don Carlos, que cuando yo leí las declaraciones de Miguel Ángel Yunes en el sentido de que se había inoculado agua destilada en lugar de medicamentos contra el cáncer a menores de edad durante el sexenio de Javier Duarte, le creí al gobernador entrante.  No tenía razones para no creerle, salvo la fama pública y el hábil manejo de medios que siempre ha tenido Miguel Ángel. 

Me indigné profundamente e incluso escribí un artículo donde reflejé el malestar que nos dejaba a los veracruzanos tal acción de parte del gobernador, que por cierto, en esas épocas ya había sido sacrificado en el altar de la opinión pública, lo cual nos predispuso para creer cualquier cosa que de él se dijera, sin haberlo comprobado.

A los pocos días de esa declaración comencé a entender que el panista y gobernador entrante era muy capaz de mentir y de llevar a cabo actos que no correspondían a su investidura con tal de lograr posicionamiento político, lo cual me llevó a investigar sobre el asunto del Avastin y su presunta falsificación.

Lo primero que hice fue investigar el uso que se le da a tal medicamento y surgiendo allí la primera sorpresa. Resulta que el Avastín está contraindicado para menores de edad. Pero Miguel Ángel dijo que se había aplicado a niños la fórmula falsificada.   Eso me llevó a más dudas y a tratar de investigar más a fondo.

Hablé con varios amigos míos, oncólogos que trabajan en el sector salud de Veracruz, quienes sin excepción me confirmaron que dicho fármaco sólo se puede usar en mayores de 18 años.  Jamás sería recetado por un médico veracruzano para un menor de edad.  Incluso mi reflexión me llevó a pensar que Miguel Ángel difamaba no sólo a Javier Duarte, sino a todos los médicos oncólogos del estado, ya que al afirmar que se había inoculado a menores de edad esa sustancia y además falsificada, presumía que los médicos tratantes recetarían un medicamento prohibido a menores de edad.

Desde ahí comprendí que fue una mentira maquinada desde la cúpula del poder, similar a las protestas patrocinadas también por el grupo panista que entraba a gobernar Veracruz, con el fin de mostrar cómo desde el primer día en que gobernaba un Yunes, las cosas cambiaban para bien.  Algo que consideré innecesario, pues con evitar la toma de casetas y la mano dura de Miguel Ángel se hubiera notado el cambio, aunque no tan profundo como lo vimos gracias al show de las protestas en Xalapa.

Buscando información de la COFEPRIS y de Roche, que es el laboratorio que produce el medicamento, descubrí que ni la autoridad ni el laboratorio encontraron muestras de Avastin falsificado en ningún lado del sector salud en Veracruz, y mucho menos encontraron que se hubiera aplicado una sola dosis a un menor de edad.

Mi conclusión fue clara y contundente, el Avastin es para mayores de edad, el Avastin jamás fue recetado en Veracruz para menores de edad, no hubo evidencia en ningún lado de que se hubiera aplicado el Avastin falsificado a menores de edad y no hubo evidencia en el sector salud de que hubiera alguna ampolleta de Avastin falsificado.

En resumen, Miguel Ángel, que es un genio de la comunicación, encontró el momento y el lugar adecuados, para sembrar en la mente de millones de mexicanos a nivel nacional que su predecesor, el gobernador emanado del PRI Javier Duarte de Ochoa había falsificado medicinas para enriquecerse y se las había aplicado a menores de edad, obviamente con la complicidad de los médicos veracruzanos. Miguel Ángel aplicó en el mejor momento y en el mejor lugar la máxima de ¨difama que algo queda¨.  

Había mucha tela de donde cortar para señalar errores de la administración de Duarte, jamás entendí la razón de inventar algo tan vil, salvo que por su propia vileza sirviera para los fines de quién propagó esa mentira.

Le envío un cordial saludo don Carlos, rogando que esta historia verdadera sirva de ejemplo, hoy que en tiempos electorales, tanto los partidos oficialistas como la oposición siembran mentiras en la mente de los electores, quienes merecen el respeto de ser tratados siempre con veracidad.

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