LA SALUD
Ing. Fernando Padilla Farfán.
En
cualquier país del mundo el problema de la salud de sus habitantes ha
representado el Talón de Aquiles de los gobiernos. Las políticas públicas de
salud no en todos los casos dan el resultado que exige la población.
En
nuestro país aún no se ha logrado articular un plan rector que, implementado
por el gobierno federal y apoyado por los gobiernos de los estados, logre
enfrentar el daño que provocan en la población las enfermedades con los mayores
decesos entre los mexicanos. El otro aspecto de los padecimientos, la
prevención, no ha tenido el enfoque y las estrategias correctas para que las
personas sanas no enfermen. La prevención es la solución de fondo a la
problemática de la salud. Atender la salud antes de contraer alguna enfermedad
reduce el gasto de las familiar en costosos tratamientos, y prolonga la vida
productiva de las personas.
Queda
claro que en la mayoría de los casos las causas más importantes que predisponen
a los individuos a contraer enfermedades, son los malos hábitos alimenticios y
la falta de ejercicio físico rutinario. En México se come bien, los alimentos
son sabrosos pero no son los más saludables. Demasiada azúcar, mucha sal y
abundante grasa, son los principales ingredientes de los comestibles
cotidianos. Sobra decir que la ingesta alimentaria con tales características
desencadena la obesidad y el sobre peso, que a su vez derivan en enfermedades
crónicas como la diabetes, la hipertensión arterial, el cáncer y las
enfermedades metabólicas. En el caso de la diabetes, estudios serios constatan
la proclividad de los mexicanos a ésta enfermedad como si se tratase de una
cuestión genética.
En
materia de salud no toda la responsabilidad debe ser del estado. La sociedad también
debe compartir esta responsabilidad. Por supuesto que no es fácil crear
conciencia colectiva en materia de salud, cuando no se tiene una idea clara de
los métodos para hacer que los mexicanos seamos corresponsables del buen
mantenimiento de nuestra propia salud, modificando los hábitos alimenticios y evitando
todo tipo de productos que no tan solo no favorecen el buen funcionamiento de
nuestro organismo, si no que lo deterioran de manera gradual y en muchos casos irremediable.
El
problema de la salud se ha convertido en un problema de estado por lo que
concierne a la población, y también por lo que significa en gastos para el gobierno.
Los que saben de esto afirman que es urgente un cambio de mentalidades. Se
propone que, desde el nivel básico de la educación primaria, se traten los
temas relacionados con la alimentación y el desarrollo físico de las personas,
toda vez que ciertos padecimientos que pudieron haberse prevenido de manera
sencilla, han adquirido ya el carácter de hereditarios.
La ley
cien por ciento libre de humo de tabaco, a pesar de los años de promulgada, ha
sido bien acogida y respaldada por los no fumadores que incluyen, por supuesto,
a la población infantil que es el segmento más vulnerable y expuesto a los
efectos colaterales del humo de los cigarrillos.
En los
restaurantes y en cualquier otro tipo de sitios públicos cerrados, no se puede
fumar, tienen que salir a la calle, lo que no es nada cómodo, pero de eso se
trata: de inhibir el consumo de tabaco con la aplicación de normas cada vez más
estrictas, que protejan la salud de los no fumadores, pero que de paso contribuyan
a obstaculizar el hábito de los que tienen ese vicio, a fin de detener el
crecimiento de las enfermedades de pulmón atribuibles al humo del tabaco.
La
prohibición se ha extendido a las oficinas gubernamentales, hoteles y otros
espacios cerrados.
Algo
similar ocurre con la sal. Por disposición de las autoridades de Salud, en las
mesas de los restaurantes no debe haber saleros excepto que sean solicitados
por os clientes. El motivo no es otro que romper con la costumbre de ponerle
sal a los alimentos antes de probarlos. La medida obedece a que el excesivo
consumo de sal contribuye a la presencia de enfermedades relacionadas con la
hipertensión arterial, padecimiento que actualmente sufre una parte importante
de la población.