El Baldón: México sin opciones
José Miguel Cobián
El presidente López Obrador adelantó por
mucho la sucesión presidencial. No sabemos si se debe a los magros resultados
económicos, o si se debe a que en su visita Kamala Harris dejó muy en claro que
no permitirían una reelección presidencial en México, o si se debe al repunte
de la pandemia y a la vuelta a la lentitud para vacunar, o a que no ha podido
resolver la crisis de desabasto de medicamentos generada por su propio
gobierno, o a los problemas de inseguridad que día con día se incrementan en el
país. Incluso en los mentideros
políticos se menciona que trata de quitarle reflectores a Claudia y a Marcelo,
ambos muy golpeados por el accidente de la línea 12 y por los resultados
electorales en la cdmx.
Cualquiera que sea la razón, una vez más,
el presidente trae a todos hablando de lo que quiere que se hable. Y eso nos
lleva a reflexionar sobre qué pasaría si hoy fueran las elecciones
presidenciales. Como si en una máquina del tiempo nos pudiéramos transportar al
2024.
Mientras desde el PAN se han burlado
abiertamente sobre lo flaco de la caballada de morena, y muchos comentaristas
políticos mencionan que es un chiste cruel haber puesto en la lista a Rocío o a
Tatiana, que nada tienen que hacer en la carrera presidencial, la población que
pudiera estar en contra de morena en el momento en que tiene que voltear a
dónde emitir su voto, se queda fría.
Si la caballada de morena está flaca, la caballada del PRI, del PAN, de
MC, es prácticamente inexistente.
Aún con la habilidad política de Dante,
lograr pasar de un 7% nacional de votación a una mayoría para que Fosfo, o Alfaro
tengan la mínima posibilidad de llegar a la presidencia, se ve muy lejano y
cuesta arriba. Así que de momento
podemos dejar de lado a MC.
El PRI no sale de una debacle y llega a otra.
Vive de préstamos bancarios, la lucha por el poder se da entre Ulises
Ruiz y Alito, ambos impresentables, y resulta que Moreira es su coordinador de
la bancada en la cámara baja. Es decir,
el PRI solo tiene figuras impresentables.
Si acaso Alfredo del Mazo con su triunfo estatal pudiera levantar la
mano, pero el recuerdo del grupo Atlacomulco en el poder con Peña Nieto está
demasiado reciente como para poder considerarlo seriamente.
En el caso del PAN, si bien tiene en la
figura del gobernador saliente de Querétaro una opción, ésta no es conocida ni
tiene el peso para competir a nivel nacional.
Mucho menos el cerillo que no ha podido volver a prender, ni algún otro que
se pudiera mencionar. Tal parece que a
Acción Nacional se le olvidaron los principios básicos, y se ha convertido en
un partido de cacicazgos estatales y regionales, dónde impresentables ante la
opinión pública son los que se acomodan con cada candidato para seguir medrando
del presupuesto público. El otrora
partido de la gente decente se ha convertido en muchos lugares, en generador de
empleos municipales o estatales para sus distinguidos miembros, y en fuente de
ingresos extraordinarios para los líderes locales. La profecía se cumplió, ganaron el poder pero
perdieron el partido.
Los opositores a AMLO y a su inexistente
proyecto de nación, buscan desesperadamente una opción para evitar la
continuidad de la 4T seis años más, pero cada vez que voltean a cualquier
lugar, resulta que se enfrentan a un vacío equivalente al de los astronautas en
la estación espacial internacional. Para
dónde volteen, no encuentran nada. Los
partidos de oposición no han renovado cuadros, no han aceptado y permitido el
relevo generacional, y ofrecen más de lo mismo.
Si bien ya se ha demostrado que el
gobierno de morena es corrupto, es imposible negar que los gobiernos emanados
del PRI y del PAN también lo fueron. Es
decir, en el tema hay empate. Si
hablamos de ineficiencia gubernamental, quizá la oposición tendría tela de
donde cortar, pero aparentemente no tienen tijeras para cortar la tela. En la elección reciente quedó demostrado que
si se hubieran unido en 15 distritos adicionales, hubieran ganado la mayoría
del congreso, pero, queda la duda: ¿Por qué no se aliaron? Y si me contestas
que fue por cuidar sus prerrogativas y manejar una coalición parcial, entonces
habría de preguntar ¿Por qué se aliaron dónde perdieron juntos cuando podían
haberse aliado en distritos que juntos hubieran ganado? En todos los casos queda la sospecha de
acuerdos cupulares.
Si vemos la reacción de Va x México y la
unión de partidos, la respuesta también genera sospechosismo. Si podían haber elegido buenos candidatos,
¿Cuál fue la razón de elegir a impresentables en muchos lugares? Y sobre todo,
¿Podemos considerar una burla al electorado el que los más impresentables
resultaran seleccionados para las primeras posiciones en diputaciones
plurinominales?
En los cálculos de ingeniería electoral,
resulta muy sencillo saber dónde se va a ganar, dónde se va a perder y con
quién se gana o se vuelve competitiva una coalición o un partido independiente.
El dinero y el conocimiento lo tuvieron a disposición. Podemos alegar soberbia, necedad, o cualquier
otro pretexto para justificar a las dirigencias nacionales de la oposición, o
también podemos considerar seriamente acuerdos cupulares a espaldas de su
propia militancia.
Lo vimos en los comités municipales y
estatales. Todo mundo despachándose con
la cuchara grande. No escogiendo a los mejores hombres y mujeres, sino
apropiándose de las candidaturas para su propio beneficio. ¿De verdad queremos
que esa gentuza regrese a gobernar México?
Entiendo perfectamente a los que se oponen
a Morena. El problema es quién sería la
persona idónea para evitar que Claudia o Marcelo ganen la presidencial. Y luego
viene la pregunta de ¿Quién es quién entre los que rodean y acompañan a esa
supuesta persona idónea? Si no la encuentran
pensando en el interés de la patria (que es lo más difícil para ellos),
tendremos Morena para rato.
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