El Baldón: México, el país del amor… pero no por el prójimo
José Miguel Cobián
Estamos
en temporada navideña. Se supone que diciembre es el mes en que todos
demostramos el amor por los demás, como el único mandamiento que salió de la
boca de Cristo indica. (Si son ateos hagan caso omiso). Y sin embargo, cada día que pasa, percibo que
en México hay más amor por el dinero y más egoísmo, ese en el cuál solo me
importo yo y mi familia.
Tenemos
un país dónde según cifras oficiales hay más de 105,000 desaparecidos. Un país
donde también sólo en lo que va del sexenio llevamos más de 105,000 muertes
relacionadas con el crimen organizado. Incontable sufrimiento por falta de
medicamentos en los tres años que lleva el gobierno y seguramente unas miles de
muertes debido a ello. 650,000 muertes por el mal manejo de la pandemia de
COVID y contando.
¿Cuál
ha sido la respuesta de la población mexicana a tanto dolor? ¡La más absoluta
indiferencia! A los mexicanos el dolor
de los mexicanos no les interesa.
¿Cuántas escenas hemos visto en las películas americanas, en las cuales,
una persona de un poblado pequeño desaparece, y TODA la población se suma a la
búsqueda? Eso en México sería
imposible. Los habitantes del pueblo
dirían ¨es tu problema, no el mío¨. Y
en México tenemos infinidad de familias sufriendo por la ausencia de uno de sus
miembros, y contando con la más absoluta indiferencia de la población.
Si
en general los mexicanos son indiferentes, los defensores del gobierno no sólo
eso, sino que también son ofensivo y burlones ante la desgracia ajena. Que si un padre de familia exige
medicamentos para el cáncer de su bebé… salen las huestes de lambiscones a
afirmar que es falsa su petición, falsa la enfermada, complot de la
ultraderecha y una sarta de tonterías adicionales, tan solo por quedar bien con
el poderoso en turno. Demostrando claramente que su amor es por el dinero y no
por el prójimo. Por el dinero sí, por
ese dinero que reciben de el gobierno, ya sea sueldo por defenderlo, o alguna
otra dádiva que piensan los obliga a defender lo indefendible y a convertir su
dignidad en ignominia a cambio de unos cuantos centavos.
Resulta
que la mayoría no lo sabe -porque no
quiere saberlo-, que los diputados federales nos representan a todos los
mexicanos y son quienes llevan nuestra voluntad ante el congreso de la Unión. Ellos son los que deciden en que rubros se
gastará el dinero de todos los mexicanos. Son tu voz y la mía en el congreso, y
llevan tu voluntad y la mía.
Peeeeeeero….
Si tú no le indicas a tu diputado cuál es tu voluntad, entonces él o ella,
harán lo que mejor convenga a sus intereses.
De hecho, incluso, aunque le digas a tu diputado cómo quieres que se
gaste el dinero de todos los mexicanos que van a recaudar como impuestos,
derechos y aprovechamientos, de todas maneras corres el riesgo de que no te
escuche ni te atienda, pues ya llegó a su cargo y ya no necesita de tu voto. Además, son muy pocos los que algo le piden
al diputado que no sea un favor.
Así,
los diputados enfrentan pocas exigencias de los ciudadanos, muchas peticiones
de favores –que en su mayoría no serán atendidos por su imposibilidad-, y unos
cuántos halagos, porque si algo tiene el pueblo mexicano es que le encanta
halagar al poderoso. Se muere por
tomarse una foto con el diputado o el alcalde o el gobernador, para presumirla
después, aunque esa foto solo signifique que hizo fila para aparecer treinta
segundos junto a su admirado funcionario público.
Los
mexicanos somos responsables de que se gaste más dinero en Dos Bocas, Tren Maya
y central avionera de Santa Lucía que en salud, seguridad y justicia. Nosotros somos responsables de que haya niños
muertos por cáncer por falta de medicamentos.
Nosotros somos responsables de que el aparato de justicia del país sea
un nido de corruptos, tanto en fiscalías como en los juzgados, e incluso en las
fuerzas de investigación. Somos
culpables de la muerte de los más de cincuenta migrantes guatemaltecos después
de pasar varios retenes.
El
24 de diciembre en la noche, cuando escuches la cancioncita esa de ¨Noche de
paz, noche de amor…¨ pregúntate si
mereces una noche de paz y de amor. En
principio porque eres un irresponsable, siempre acusas al gobierno de todos tus
males. Que si no somos un pueblo
educado, es culpa del gobierno… que si no hay seguridad, es culpa del gobierno…
que si no hay justicia, es culpa del gobierno… que si no hay una buena política
de salud, es culpa del gobierno.
Engañarte
a ti mismo es imposible. Y tú sabes que
la culpa es tuya. Porque no has asumido tu papel de ciudadano. Porque eres un
comodino, porque prefieres que otros tomen decisiones por ti. Y por eso no te
involucras en los asuntos públicos.
Porque cuando ves a un poderoso, corres a saludarlo y a aplaudirle. Y lo que es peor, porque cuando tienes la
oportunidad, tratas de congraciarte con un corrupto, en lugar de alejarte y
despreciarlo por eso, ¡por ser corrupto!.
México
es lo que es porque todos y cada uno de los mexicanos permitimos que sea lo que
es. Cada dolor y cada sufrimiento de
cada ser humano en nuestro país, es responsabilidad de todos y cada uno de los
mexicanos. Por nuestra falta de ética
cívica, por nuestra apatía, por nuestra irresponsabilidad, por nuestra
ignorancia, por nuestra flojera.
Y
por todas esas causas, cuando en tu familia muera alguien de COVID, o sufra por
falta de medicinas en los hospitales públicos, o no tenga trabajo, o sea acusado falsamente, o
esté desaparecido, o sea víctima de un delito, o sea asesinado, recuerda que no
sucedió por la Voluntad de Dios. No fue Dios el responsable de todo lo malo que
te pase a ti y a tu familia. Tú y tu familia serán los responsables, por no
haber hecho todo lo necesario para cambiar las cosas en México. Por comodinos, por flojos, por
irresponsables, por agachones, por apáticos, y en algunos casos, hasta por
perder la dignidad y hacerle la barba al poderoso que no cumple su función o al
que sabes criminal o corrupto pero no te atreves a darle la espalda y prefieres
limpiarle las botas.
Feliz
navidad en tu noche de paz y noche de amor. Que duermas bien, pensando en los
migrantes, en los enfermos, en los huérfanos, en los familiares de los
desaparecidos.
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