FERNANDO PADILLA FARFÁN Y LAS
NEURONAS, EL CORAZÓN Y LO INCREÍBLE DEL CUERPO HUMANO
Entre el 60 y el 80% de las
enfermedades que padecemos en el mundo occidental, tienen una relación directa
con las emociones. la ciencia no da una explicación convincente de este
fenómeno.
Hipócrates, hace 2,500 años
decía que quien verdaderamente cura las enfermedades es el organismo.
Gracias a la homeostasis (tendencia a mantener un ambiente interno estable y
relativamente constante), los
60 trillones de células de nuestro cuerpo funcionan correctamente. Vigila que
las células no envejezcan más de lo que tienen que envejecer. Que los niveles
de azúcar sean los adecuados. Que las células mantengan una comunicación
armónica entre ellas. Igual es con la regeneración de los tejidos.
Por la homeostasis podemos
comer una manzana y el organismo transformarla en otra cosa, después de
extraerle los nutrientes. No existe una explicación creíble del proceso.
El 90 % de la serotonina, la
hormona de la felicidad, la fabrica el tubo digestivo.
Si hay problemas en el tubo
digestivo te sentirás deprimido. Cuando degustas una buena comida te sientes
contento.
El tubo digestivo tiene 500
millones de neuronas. La médula espinal tiene 90 millones. El tubo digestivo
controla el 80 % de las bacterias y tumores.
Cuando una persona se siente
tensa, asustada, desesperanzada o incompetente, el tubo digestivo se afecta. Por
ello baja la serotonina y el sistema inmune. En cambio, cuando nos sentimos queridos,
valorados, acogidos; el tubo digestivo mejora.
Cuando te sientes acogido,
valorado, querido, los 60 trillones de células del organismo lo notan, y mejora
tu organismo. Incluso, aumenta el tiempo de vida.
Además del cerebro con sus 100
mil millones de neuronas y cien mil billones de conexiones, está el “cerebro”
del corazón. El corazón tiene 40 mil neuronas. Son pocas, pero el campo
magnético del corazón es 5 mil veces más potente que el del cerebro. Emitimos
un campo electromagnético a tres metros de distancia. Los demás sienten si
nuestro corazón está en paz o está en guerra.
Cuando el cerebro, el corazón
y el tubo digestivo se sincronizan, cambia radicalmente el funcionamiento del
cerebro y la persona alcanza niveles más altos de inteligencia y de memoria.
A todos nos gusta el control,
la seguridad, que nos valoren; que nos den importancia, tener un estatus, que
nos acojan.
Es muy agradable ir a un
restaurant y que nos traten con afecto, con cariño, es muy reconfortante. Pero
cuando el control, la seguridad y el estatus se convierten en nuestra obsesión,
se transforman en una cárcel. Y cuando no te hacen el caso que te gustaría,
experimentas una frustración sorprendente. Cuando el mundo se muere surge una
angustia insuperable. Cuando no te acogen como te gustaría, es una soledad
infranqueable.
Y en este mundo tan volátil y
complejo, los niveles de ansiedad y depresión no bajan.
Las personas deben preocuparse
en crecer por dentro. Deben añadir valor a la vida de los demás. En lugar de
decir: a ver quién me ayuda en la vida, plantearse: a cuántas personas ayudo
hoy.
Nosotros agredimos con el
pensamiento, con la palabra o con la acción. Agresión es culpar a la otra
persona, o culparte a ti mismo. La depresión es el ataque contra uno mismo; que
terminas huyendo o bloqueándote.
La sociedad occidental está
llena de culpas y de vergüenzas.
El problema es que no lo
hablamos, pensamos que solo les pasa a otros, no a nosotros.
#fernandopadillafarfan